Historia, sensibilidad y diversidad en la quinta jornada del Ficpba

07 de septiembre, 2023 | 12.10

(Por Hugo F. Sánchez) Promediando la primera edición del Festival Internacional de Cine de la provincia de Buenos Aires (Ficpba), que se desarrolla en la ciudades de La Plata y Merlo junto a otros 40 municipios bonaerenses, la programación del certamen volvió a mostrar ayer la diversidad de propuestas en sus distintas secciones con películas de Bolivia, Costa Rica y, claro, producciones nacionales, que en muchos casos tienen una segunda oportunidad de encontrarse con su público luego de su estreno.

Fundador del llamado Nuevo Cine Latinoamericano junto al brasileño Glauber Rocha y el argentino Fernando "Pino" Solanas, el boliviano Jorge Sanjinés tiene una prolífica cinematografía (“Ukamau”, “El coraje del pueblo”, “La nación clandestina”, “Juana Azurduy, guerrillera de la Patria Grande”, entre otros títulos). Ayer se vio “Los viejos soldados”, su última película, incluida en la sección Panorama Internacional.

Con 87 años, el viejo maestro sigue fiel a su propia historia, en donde la militancia por las luchas populares incluyen sobre todo la recuperación de la memoria y la causa indígena.

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Justamente, “Los viejos soldados”, proyectada en una de las salas del platense Cinema Paradiso, habla de la memoria y rescata un tema olvidado como fue la denominada “Guerra del Chaco”, en donde Bolivia se enfrentó en un sangriento conflicto con Paraguay que dejó miles de muertos y mutilados en ambos ejércitos.

La llamada “Guerra de la sed”, por el clima desértico en donde se desarrollaron las batallas, es el marco que eligió Sanjinés para hablar de una historia de amistad entre un blanco instruido de ideas socialistas y un indígena sin educación.

El vínculo entre ambos forjado en la guerra se mantiene durante décadas, en un relato que los tiene como eje para hablar del sojuzgamiento histórico del poder sobre los aymara y la conciencia de clase.

Pero, fiel a su sentido político y mirada crítica, Jorge Sanjinés no evita la polémica, y en una parábola irónica que deja en claro que todo relato tiene sus zonas grises, el campesino bien puede convertirse en un burócrata sindical y el blanco destinado a ser parte de los mecanismos de dominación puede adoptar, vivir y defender a la cultura del pueblo indígena.

En el otro extremo, también de la Competencia Internacional, se vio “Aurora”, de la costarricense Paz Fábrega, un filme intimista sobre las maternidades.

Estrenada en el Festival de Rotterdam, además de formar parte de la Competencia Latinoamericana del 36to. Festival de Mar del Plata, el segundo largo de Paz Fábrega podría describirse como delicado, tanto en la narrativa como en la puesta en escena, que es indivisible de aquello que quiere contar: en concreto la historia de Lucía, una arquitecta y docente que ayuda a Yuli, una adolescente embarazada que no quiere revelar a nadie su condición.

Si el relato centrado en un embarazo no deseado de una joven se decanta con la propia chica como protagonista, en “Aurora” el personaje central es Lucía; adulta, sin hijos, que se arriesga a “adoptar” a esa chica, aconsejarla y conducirla a la entrega del bebé por nacer para que Yuli siga estudiando.

El desarrollo de la película tiene una fragilidad luminosa tanto como Lucía, una mujer amable pero con ideas claras sobre el mundo que desea para los jóvenes -no solo Yuli-, en su contacto diario con ellos a través de la enseñanza.

Pero lo que desea Lucía no necesariamente es lo que se va a cumplir, en tanto los mandatos sociales y la confusión de la adolescente harán que el camino elegido no sea el esperado.

Con una gran sensibilidad, “Aurora” muestra un extraordinario manejo de los tiempos y del desarrollo de los personajes, sin estridencias pero con un camino claro y decidido, en donde se habla del amor, las familias que se eligen y la soledad frente al futuro.

Por otra parte, ayer se vio en La Plata “Reloj, soledad”, del argentino César González, que también formó parte del 36to. Festival de Mar del Plata, con una historia que toma un breve período de la vida de una empleada de limpieza (Nadine Cifre, que también colaboró con el guion y la producción del filme), una joven que vive una existencia monótona, sola en una casa humilde en el sur del conurbano bonaerense.

La cámara está centrada en esta chica que diariamente se traslada a la imprenta en donde trabaja, una vida sin estímulos ni esperanza, hasta que decide robar del escritorio del dueño de la fábrica (Edgardo Castro), su costoso reloj.

Lo que sigue es una profundización de las penurias de la protagonista, que ni su madre (Érica Rivas) podrá atenuar. Si desde el comienzo el director diseñó una puesta para mostrar en pequeños detalles la pobreza y la lucha que significa vivir en algunas zonas del Conurbano, a partir del pequeño robo suma violencia y un destino que parece insalvable en ese territorio.

Finalmente, en un recorrido posible por la oferta de cine que ofrece el Ficpba, además del drama, la historia y los relatos intimistas, también hay espacio para la comedia, como por ejemplo “Casi muerta”, de Fernán Mirás con Natalia Oreiro, estrenada comercialmente hace dos meses y que el público bonaerense pudo ver en el cine, aunque el filme ya haya pasado a la plataforma HBO Max.

Para hoy, además de las películas que se verán en la capital provincial bonaerense, también habrá una clase magistral a cargo del director Sebastián de Caro (16.30, Sala Emilio Pettoruti del Teatro Argentino) y el recital de Fernando Cabrera e Inés Estévez (a las 20, Sala Astor Piazzolla del Teatro Argentino), entre otras actividades.

Con información de Télam