(Por Hernani Natale) El jazz y el hip-hop, dos mundos que a priori parecieran presentar características antagónicas, se unen en el nuevo disco de Fabián Araya Quinteto a partir de la participación de Juma El porteño en el tema Reset, en donde dispara sus versos, y hasta un sample de una famosa frase de Diego Armando Maradona, sobre una base musical de tintes inequívocamente jazzeros.
Reset forma parte del homónimo tercer disco de Fabián Araya Quinteto, una formación encabezada por el saxofonista y flautista, quien afianza en este trabajo sus sonoridades ligadas al jazz rock o fusión tan difundidas en nuestro país a finales de los '70.
Si bien este artista muestra algunas particularidades por el hecho de poner al frente en muchos casos a la flauta, en un interesante contrapunto tímbrico con el saxo alto; a partir de la canción Reset y la mencionada intervención vocal de Juma El porteño, da un paso más allá en lo referente a la manera en que incorpora la palabra hablada.
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La cuestión con la palabra es una inquietud artística que siempre tengo muy presente. Parte de esto que pasa cuando nosotros hablamos desde la música. En una charla, en una discusión, en una conferencia de prensa, lo que sea, hay una melodía. Por otra parte, si toco el saxo, por más que te mire, no puedo decirte por ejemplo `mañana nos encontramos a comer´, explicó Araya en diálogo con Télam.
Y remató: Hay algo en la melodía desde lo abstracto que tiene tantos significados como receptores. En cambio, la palabra es directa.
Así es como de la misma manera en que en su anterior disco F.A.Q. (Frequently Asked Questions) (2019) incluye un pasaje de un discurso de Salvador Allende y en su ópera prima Lunático (2015) hay actores leyendo algunos textos; en este caso, la palabra aparece en este cruce con el hip-hop.
Grabado prácticamente en primera toma junto a su quinteto, que completan Santiago Berros, en saxo alto y soprano; Fran Cirimele, en teclados; Alejandro Moffardin, en bajo; y Emiliano Lenci, en batería; el nuevo trabajo de Fabián Araya lo consolida como una de las propuestas más refrescantes en el panorama del jazz rock local.
Sobre el origen de este disco, su manera de componer y el lugar que ocupa la palabra en su obra habló con esta agencia este músico, que se inició con la flauta al calor de su admiración por Jethro Tull y otras bandas del denominado rock sinfónico, para luego sumar al saxo e incursionar en el jazz.
Télam: ¿Cómo se gestó este disco?
Fabián Araya: Normalmente voy escribiendo algunas armonías, melodías, estructuras, o voy en el colectivo, se me ocurre algo y lo grabo en el celular para después escribirlo. Todo eso queda ahí hasta que aparezca alguna propuesta. En este caso en particular, empecé a tener la idea de un nuevo disco a principios de 2020 con la idea de un antes y un después que venía sintiendo, por cuestiones familiares y también desde lo profesional. Venía con una agenda muy cargada de shows por cuestiones económicas y quería darle un giro a mi carrera, como un reseteo. Fui viendo qué ideas entraban y cuáles no de todas las que tenía, armé las maquetas y junto al grupo ensamblamos los partes. La idea era hacer una filmación y luego ir a estudio a grabar, pero con la pandemia solo pudimos hacer la filmación. Pero cuando terminamos quedamos muy conformes con lo que acababa de sonar y decidimos que ese registro fuera al disco. Solo había que emprolijar algunas cosas del audio.
T: ¿Ahí apareció la idea de incorporar hip-hop a través de Juma?
FA: Dentro de las inquietudes que comentaba antes que tengo con la palabra, siempre trato de jugar con eso. En F.A.Q. aparecen unos discursos políticos, pero en esta oportunidad no venía apareciendo, hasta que en uno de los temas me pareció que podía ir bien la palabra y, jugando con lo rítmico, tenía una intención hacia la estética del hip-hop. Con Juma venimos trabajando hace muchos años en diferentes propuestas y surgió esto. Es un artista impresionante. Me hizo una especie de juego en donde yo tuve que sugerir algunas palabras y, en base a eso, armó esto con lo que me siento muy reflejado.
T: Pareciera que como contraste a lo abstracto que resulta el expresarse con música, cuando recurrís a la palabra no buscás metáforas ni un lenguaje poético, sino algo más directo y urgente, como puede ser un discurso político.
FA: Puede ser, no lo había pensado de esa manera. Puntualmente, con los discursos buscaba una compensación tímbrica; esta idea de un plano principal y el resto que se somete a ese plano. Lo pensaba desde ese lugar, pero ahora que lo planteás, puede ser que busque algo más directo. En este caso, Juma terminó hablando por mí y me siento muy representado.
T: El contrapunto entre sonoridades jazzeras y el hip-hop remite directamente a Prince. ¿Fue así? ¿Se juega ahí alguna raíz rockera?
FA: Es interesante ese linkeo, me lleva directamente a Miles Davis y su disco Doo-Bop, que quería que la producción la hiciera Prince. Desde el lugar rockero, siento que en este caso en particular estuve más cerca de Kamasi Washington o algunas cosas de Common, que no son tan rockeros pero es una combinación de estilos que lleva un poco más al rock. Siento que en Lunático, mi primer disco, tenía alguna cosa más rockera, una idea más pinkfloydeana en la estética de las bases, la presencia de la guitarra. Tengo mucha influencia de ese rock de los `70 de Jethro Tull, King Crimson, Pink Floyd.
T: Otra particularidad en tu música es el uso de la flauta como instrumento solista, algo no tan común en el jazz.
FA: Es cierto que no es tan común. A mí me parece un instrumento súper versátil. Me gusta juntarlo con el saxo soprano, el saxo alto; ahí se hacen unas lindas mezclas de timbres. Y después el color que da es todo un respiro, porque somos dos saxos. Es como un condimento cuando cocinás, como decir: Ojo que tal vez vendría bien este amarguito entre tantos sabores dulces para cortar.
Con información de Télam