Con "Familia No Tipo y la nube maligna", creación de Mariana Chaud y Gustavo Tarrío, el Teatro Nacional Cervantes (TNC) acogió una singular y atrapante historia para las infancias que puso en el ámbito de una sala pública una catarsis creativa de los tiempos de pandemia más propia de la escena independiente.
La obra parte de la situación de Socorro, una niña que no puede dormirse y que argumenta que para poder hacerlo necesita que su familia le invente cuentos de terror.
Sin embargo los cuentos inventados por ese grupo familiar diverso, ensamblado y ampliado no logran el cometido de dormirla sino que disparan nuevas aventuras que involucran a todos los personajes en delirios de cada vez mayor envergadura.
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En una entrevista con Télam, Chaud y Tarrío repasaron la génesis y el desarrollo de esta aventura teatral estrenada en vacaciones de invierno que este fin de semana ofrecerá sus dos últimas funciones (sábado y domingo a las 15) en la sala principal del complejo ubicado en Libertad 815.
Con un elenco integrado por Andrés Caminos, Catalina Di Meglio, Tati Emede, Vero Gerez, Greta Halperín, Nicolás Levín, Teo López Puccio, Cleo Moguillansky, Gadiel Sztryk, Pablo Viotti y Sophia Wiemer Llorensi, la pieza cuenta con canciones originales creadas por Mariana Chaud, Teo López Puccio, Gustavo Tarrío y Pablo Viotti, bajo dirección musical y diseño de sonido de López Puccio y Viotti.
Pero, además, la obra con colaboración artística de Florencia Schrott suma un staff del TNC para la coreografía de Luciana Acuña, la composición, el diseño de video escénico de Maxi Vecco, el diseño de iluminación de Alejandro Leroux, el vestuario de Endi Ruiz y la escenografía de Mariana Tirantte.
La gestión de Sebastián Blutrach nos dio la posibilidad de tener dos meses de trabajo creativo previo al montaje, donde pudimos ir probando materiales ya con el elenco en el teatro y con ensayos, en una experiencia que es muy poco habitual para quienes venimos del teatro independiente, confiesa Chaud a esta agencia.
En el mismo sentido, Tarrío apunta a Télam que el elenco tomó un rol muy central en la propuesta y en las maneras de narrar a partir de poder explorar otras cuestiones más singulares, que es algo que en el teatro público en general parece ir más a lo seguro.
De esa manera para mí también fue como como un acontecimiento inédito poder hacer partícipes a más personas de un proceso creativo con más tiempo de reflexión, de ensayo, de prueba y error, resalta el dramaturgo, autor, director y guionista que acredita títulos como La guiada, El vestido de mamá, Esta canción y Todo piola.
Chaud, artista que actualmente exhibe su talento, además, como actriz en Sketches solemnes (viernes a las 23 en El Galpón de Guevara) y como autora y directora en La Fiebre (viernes a las 21 en Nün Teatro Bar), revela que la génesis de Familia No Tipo surgió de la trunca posibilidad de trabajar con la serie de libros de Socorro con cuentos de terror de Elsa Bornemann.
Empezamos a trabajar en la adaptación de esos cuentos antes de la pandemia pero hubo cambios en la gestión y se perdieron los derechos que adquirió la plataforma de streaming Paramount+. Así que perdimos como en la guerra pero fue un buen momento para ponernos a escribir y a crear otra cosa.
Télam: La obra despliega con mucho humor y de manera muy irreverente los nuevos formatos de familias, sin matar de aburrimiento ni de corrección política. ¿Cómo trabajaron ese equilibrio para poder contar esa realidad pero sin caer en la bajada de línea y la cosa didáctica?
Gustavo Tarrío: Partimos de no pedir permiso porque la figura diversa en la familia no es una novedad, existe desde siempre y formamos parte de familias así todos y todas aunque no lo sepamos. De alguna manera la estrategia de la obra es decir bueno, somos esto y después hay una fantasía y otros elementos que la hacen un acontecimiento que no se parece a la vida cotidiana.
Mariana Chaud: Más allá del teatro y más allá de la política digamos que referimos a una configuración diversa que en otras épocas no estaba nombrada y una de las jugadas de la obra es nombrar eso que no se nombra. Y allí aparece nuestro vínculo con esta pregunta que figura en el programa de mano ¿Qué soy yo tuya? ¿Qué sos de mí? No es tan sencillo de definir que se despliega en una zona amorosa donde poder hacer la vida como algo posible.
T: Con esa atmósfera se asume naturalmente, por ejemplo, que no estén mamá y papá de Socorro
GT: Partimos un poco de la premisa de que no había padre y madre; no estaban, pero era una situación feliz con personajes más divertidos que son parte de una red de contención de seres ideales y queridos que ocupan roles que hay que nombrar, que son nuevos.
MC: Venimos con esa impunidad que nos da el hacer nuestros propios materiales y entonces me parece que un poco nos corrimos del lugar del género que exige determinadas cosas y, en cambio, vamos directo. Pero la obra también nos obliga un poco a pensar en una acción micropolítica de hacer obras aptas para todo público.
T: ¿Qué cosas han recogido como balance de lo que le pasa al público con la obra?
MC: La verdad que estuvo y está buenísimo. Gustavo le tenía un poco de miedo a algunas reacciones, pero en general la gente agradece mucho esa naturalización propuesta y también el clima de juego que se propone desde el escenario.
GT: A mí me llegan más comentarios de las madres que me cuentan que en los chicos y chicas hay un juego inmediato post obra que tiene que ver con nombrar los vínculos propuestos con el invento de esas denominaciones y es como un pequeño triunfo que nos podemos adjudicar, sobre todo pensando en las familias a las que estamos acostumbrados en el teatro donde hay los núcleos disfuncionales habitan lo conflictivo a partir del trauma de la familia y nosotros proponemos un lugar del que no tengas que huir, que no sea una cárcel y que incluso incorpore como parte de la familia a aquellas cosas que desde la televisión o la radio te hacen bien porque te llegan al corazón.
Con información de Télam