(Por Agustín Argento) Inés Efron cuenta con un extenso recorrido en la actuación que comenzó siendo niña y con el humor como columna vertebral en su formación, habilidad que aprovechó para explotar en "El vasco", coproducción argentino-española que se estrena este jueves en salas del país y que la tiene como protagonista en este choque cultural e idiosincrático en tono de comedia.
"El mío es un personaje que da espacio para el humor. Yo me formé con el humor y siempre que puedo ponerlo en juego es una fiesta. Y mi personaje es muy funcional, siempre aporta el toque gracioso. Es bárbaro cuando te toca un papel así, porque además de tener un rol importante en el relato, es el que descontractura y simplifica el drama", aseguró Efron en charla con Télam en referencia al papel que interpreta en la película que narra la huída de un vasco hacia la Argentina en búsqueda de una nueva vida y donde encuentra el amor y un sinfín de escollos.
Pese a ser una película dirigida y escrita por españoles (Jabi Elortegi, en el primer caso, y Arantxa Cuesta y Xabi Zabaleta en el guion), la actriz de "El niño pez" y "XXY" fue una musa para la película. El director vio a la intérprete en su paso por San Sebastián en 2009 con "Amorosa Soledad" (Martín Carranza y Victoria Galardi) y quedó prendado de su trabajo, al punto de que el personaje que interpreta lleva su propio nombre.
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"A mí me pareció muy dulce que se hayan enamorado de mi trabajo y que haya servido de inspiración para la película. Era muy tentador un proyecto así y que sea una comedia muy alegre, con el contacto con otro país, era algo enriquecedor. Yo de la cultura vasca no conocía mucho", comentó Efron, quien desde el 1 de diciembre estrenará en el Teatro Nün de CABA "El cielo en escena", junto a la astróloga Valeria Di Meglio.
"Vamos a hablar sobre la presencia escénica, el ritual de ir a ver a alguien que está en escena. Vamos a nombrar esa experiencia desde el lenguaje astrológico, que es algo que me acompaña desde hace muchos años para dar sentido, hilvana cosas que parecían separadas. Me interesa mucho lo que se pone en juego en la exposición y el hacer partícipe a quien observa", comentó sobre la obra.
En el filme de Elortegi, Efron interpreta a una joven que regresó a su pueblo del interior argentino luego de un frustrado paso por la ciudad. Allí, cuida a una anciana vasca que perdió la memoria desde que su hermano falleció diez años atrás. En medio de esta pesadumbre, llega al pueblo Mikel (Joseba Usabiaga), quien escapa de su vida en Euskadi, entusiasmado por el trabajo que Chelo (Eduardo Blanco), el hijo de la anciana, le ofreció.
Sin embargo, el trabajo no es tal, Chelo es un "chantún de poca monta" y el pueblo al que cae es tan vasco como el terruño de nacimiento de Mikel, cuenta actriz.
"Mi personaje es pura transparencia, pero no pensé que actuara como contrapeso del de Eduardo, así que lo acepté como venía. Aunque sí, creo que la película tiene una mirada un poco estereotipada de lo que es ser argentino, aunque, a decir verdad, somos un poco eso, tiene que ver con nuestra idiosincrasia, aunque intentemos salirnos un poco", comentó la actriz en referencia al choque cultural que se vive en la historia.
La película fue filmada entre septiembre y octubre de 2021 en Córdoba, en un pueblo que se llama Morrisson (190 kilómetros al sur de la capital provincial), más una jornada en Bermeo en País Vasco. "Fui por un día a filmar y después me quedé de paseo", recordó entre risas la actriz.
"Entre que me vio en 'Amorosa Soledad' y me contactó -señaló Efron-, no recuerdo cuánto tiempo pasó. Lo que sí recuerdo, es que a mí me dio mucha confianza que me convoque por otro trabajo, porque esto es un gran tema en mi profesión. Este es un trabajo con mucha incertidumbre e inseguridad. Aparecen dudas y nunca sabés si al director le gusta o no lo que hacés (risas). Fueron tantos años desde el momento en el que vieron la película hasta que se concretó, que eso me dio seguridad".
Télam: En el choque de culturas es donde nace el amor entre tu personaje y el de Mikel.
Inés Efron: Yo creo que ella quería enamorarse, pero también le despertó ternura la tremenda cerrazón de Mikel. Volviendo un poco a la diferencia de este ser humano, de cómo se acerca a la sensualidad y la atracción desde otro lugar.
T: Sumergida en esta historia de vascos, ¿qué descubriste de su cultura?
IE: Descubrí que somos súper distintos. Realmente se sentía el clima de lo extranjero. Ellos se dicen a sí mismos que son un poco cabeza dura y la película juega con esa mirada de ellos mismos (risas). Eso lo percibí. Se quedan en el lugar y nada los mueve. Pero también son muy alegres. Cuando viajé a San Sebastián tuve una experiencia de bailar en una plaza, en la que había gente bailando en ronda, y me dijeron que ser vasco significa ser feliz con gente que canta y baila. Ellos celebran la vida.
T: Y, en contraste, ¿reconociste cosas argentinas que no habías contemplado antes?
IE: Siento que somos dos mundos muy distintos. Tanto ellos como nosotros tuvimos un contacto chocante. Hay otra cultura e historia muy fuerte, con mucha identidad. Nosotros somos todo lo contrario. Es un detalle, pero no tanto. En el rodaje, el mate es como una forma de tender lazos y acompañar el tiempo, sin apuro, como un idioma que hablamos, incluso con muchas bromas.
Con información de Télam