"Los miedos": humor hilarante en una novedosa maquinaria escénica dominada por la improvisación

28 de julio, 2022 | 16.39

El actor y director Ale Gigena es el responsable de "Los Miedos", un dispositivo teatral novedoso, una suerte de nueva maquinaria escénica impulsada por la improvisación y la deriva, regada de humor y situaciones hilarantes en la que seis actores, tres músicos y un director (él mismo) suben a escena para interpretar una obra que no saben cómo comienza, cómo se va a desarrollar ni cómo terminar.

El origen de "Los Miedos" se debe, según Gigena, a una serie de acontecimientos que se fueron encadenando: cuestiones aparecidas en las clases que tomó con Nora Moseinco -una de las grandes maestras de actores que ensayan la improvisación, el juego y la comedia- pero que quedaban ahí y no se trasladaban al escenario; una invitación de alumnos propios a que los dirigiera en escena en una muestra en la que habían olvidado sus parlamentos, la propuesta a un músico a que comenzara a interactuar desde la guitarra en sus clases ante las resistencias a involucrarse en el trabajo y la afirmación de varios de sus alumnos en las clases de que se sentían parte de lo que sucedía aún sin haber participado.

"Con todo esto -relata Gigena a Télam- se armó un combo que derivó en "Los Miedos", donde hay una cuota de actuación y otra de vinculación, donde lo interesante es que nos podamos vincular en esta acción artística".

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La obra se puede ver los sábados a las 20 en el Teatro El Grito (Costa Rica 5459), lleva cinco temporadas en cartel y agota sus funciones con algunas semanas de anticipación luego de haber debutado en el estudio en que Gigena imparte clases a lo largo de un año a modo de prueba y ensayo.

"La premisa -dice Gigena- es conectar entre nosotros, alejándonos de toda pretensión artística y de la necesidad de que el público vea una obra, queremos que vea gente al servicio de la entrega y el trabajo de una obra".

"Los Miedos" está regida por la improvisación del comienzo al final, en esto no hay concesiones. El público entra a la sala y se encuentra a tres músicos tocando y seis actores y un director bailando hasta que se decide el comienzo, a partir del cual el director irá dosificando momentos, climas e intervenciones dirigiendo a los actores y los músicos desde el escenario, además de orientar la puesta de luces.

En ese universo abandonado a las situaciones imprevistas que van encadenándose una con otra prima el humor, momentos hilarantes y otros más introspectivos, la música acompaña o toma protagonismo, los actores entran o salen de escena según indicaciones de Gigena, que comparte el espacio actoral de espaldas al público y de cara a sus artistas.

Télam: "Los Miedos" lleva cinco temporadas y cada función es distinta, ¿pero hubo modificaciones de procedimientos en estos años?

Ale Gigena: Hubo modificaciones, sobre todo de lo que no queremos. Tenemos mucho registro de lo que no va: no va gustarle al público como estrategia escénica, no va meter goles, no va la individualidad porque más allá de que el público vea individualidades esa individualidad se sostiene a veces en el trabajo de otro que por ahí está más en las sombras; no va no hacer nada, hay que trabajar para estar presente, aun si no hacés nada tenés que estar en vínculo con los demás; hay que confiar en el impulso, en la intuición, y tener muy atenta la escucha de los que están en escena.

Télam: "Los Miedos" no propone un lenguaje de clown pero sí apela a muchas de las cosas que pone en juego el clown como trabajar desde el vacío, salir a escena con mucha energía y sin saber hacia dónde se va, el registro de lo que sucede con el público, el presente absoluto.

A.G.: Nosotros no funcionamos si no está ese vacío y en referencia a lo clownesco, lo que nos interesa es la posibilidad de tomar esas herramientas como la desprotección, los estados vulnerables, el error, que son tan propios del payaso.

T.: El error es el gran hallazgo.

A.G.: Cometemos muchos errores y cada vez queremos cometer más. Es muy importante valorar lo que el otro arriesga tal vez erróneamente en términos de acción dramática, del espectáculo en sí. Cuando aparece un error estamos felices porque somos bichos que queremos ese error, vivimos de eso, nos da mucha libertad al arrojo, porque si lo pensáramos al revés, si nos propusiéramos acertar cuando erremos en esa pretensión de acierto estaríamos en problemas, nosotros despersonalizamos cualquier tipo de error, el error es del trabajo.

T.: La obra es muy divertida, de a momentos hilarante, pero también se permite pasajes más introspectivos en que explora atmósferas más interiores.

A.G.: Lo divertido no siempre es lo que causa gracia, a mi me divierten mucho las dos zonas, a veces estamos en una de estas situaciones más introspectivas y digo "qué hermoso es esto", me quiero quedar a vivir acá, lo disfruto muchísimo así como disfruto muchísimo la risotada, queremos estar con el público en una situación y en la otra, hay funciones donde la gente termina llorando o por ahí se ríe y llora en la misma función. Hay muchas situaciones de tragicomedia que suceden, lo que nos interesa de "Los Miedos" es poder estar en las situaciones, que el público pueda estar en las situaciones, así como está en la risotada y eso ceba al artista, el artista también pueda estar sin esas risas, se puede sentir acompañado a poder estar en esa situación que por ahí tiene un tinte más dramático. Esta es un obra en la que nosotros estamos con la vitalidad y con la presencia y en general lo que ocurre en escena es lo que estábamos necesitando, aun cuando no lo sabíamos o no lo podíamos predecir.

T: ¿De dónde viene el nombre "Los miedos"?

A.G.: En la previa un poco la sufrimos, porque al no tener nada planificado nos preguntamos cómo va a empezar esto, en realidad no queremos saber cómo va empezar, cómo va seguir y cómo va a terminar pero nos surge la adrenalina de cómo mierda va a empezar, el nombre "Los miedos" de la obra tiene que ver con lo que nos pasa antes de arrancar la obra: morimos de miedo, somos seres humanos que nos da terror salir a escena a hacer algo que no sabemos qué es, ese miedo después desaparece cuando estamos conectados.

T.: ¿Hace diferencia la técnica de actores y actrices?

A.G.: No y sí, para nosotros lo más fuerte es la impunidad como acción artística, el poco respeto que se puede tener sobre lo que pensamos que debería ser "la actuación", "el trabajo actoral", "el teatro", siempre entrecomillas; siento que hay algo más de ese poco respeto que, paradójicamente, lo hace más respetuoso por el hecho artístico. Hay muchas actrices y actores que tienen mucha experiencia actoral y otros menos pero todos los que están en "Los miedos" reúnen esas condiciones de no respetar al arte porque sí. La paradoja del respeto por hacer algo bien, bueno, vistoso, importante, cool o no sé qué mierda, nos cansa un poco, he mirado al teatro con la mano en el mentón y no quiero eso, quiero disfrutar, pasarla bien. En "Los Miedos" hay algo del permiso que los que participamos no nos damos en otros proyectos, como el caso de los músicos, que son todos muy profesionales, que hacen cosas que quizás en sus bandas o en otros proyectos no se permiten, y los actores y las actrices también, y eso me parece interesante, tomarse el permiso de explorar su libertad en "Los miedos".

Con dirección de Ale Gigena, actuación de Javier Abril, Debora Nishimoto, Camila Peralta, Maria Soldi, Max Suen, Luciana Lifschitz, Lautaro Bakir, Sofia Brihet, Magdalena Cambiaso, Yasmin Eisenberg, Román Martino, Franco Quercia,; música en vivo de Juan Lepíscopo, Federico Pellegrini, Joaquin Vitola; escenografía de Gina Mantegna; iluminación de Juli Pinto, diseño de luces de

Gustavo Lista, vestuario: de Delfina Tulli y producción de Naara Fernández, "Los Miedos" se puede ver en Teatro El Grito (Costa Rica 5459) los sábados a las 20.

Con información de Télam