(Por Pedro Fernández Mouján).- Horacio Roca es el protagonista excluyente de "Tibio", obra teatral de un solo actor sobre el paso del tiempo, las indecisiones, las dudas y las heridas que quedan en la vida ante la falta de valor, que se relata en varios tiempos y que tiene al pensador y escritor español Miguel de Unamuno como contrafigura complementaria.
Escrita y dirigida por Mariano Saba, en "Tibio", que se puede ver los sábados a las 19 en Moscú Teatro (Ramírez de Velasco 535), Roca interpreta a Rodríguez Jansen, un profesor de literatura que ya grande evoca una serie de sucesos acontecidos en su vida, especialmente uno ocurrido en 1979 en plena dictadura en una escuela secundaria y que se leen complementariamente con textos y acontecimientos de la vida de Miguel de Unamuno.
La obra que presenta Roca comenzó sus ensayos en marzo de 2020, una semana antes del aislamiento al que obligó la pandemia de coronavirus y el actor dice que la decisión de mantener el proceso de ensayos junto al director y la asistente de dirección Mariela Sielicki "fue un sostén absoluto", en tiempos en que la vida pareció subterránea o suspendida.
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"Durante muchos meses los ensayos y la construcción de la obra fue el único trabajo creativo que tenía, ese ensayo semanal que teníamos por zoom le daba sentido a la semana, era el único lugar de actuación y creo que ayudó a que me mantuviera sano, sino el corte hubiera sido muy grande", destaca Roca, docente de actuación en la Universidad Nacional de Artes (UNA), en charla con Télam.
"Por suerte decidimos seguir trabajando, posibilitados porque es un espectáculo de un actor, no tenés que trabajar un vínculo con otro, lo que es imposible con un tipo que está en su casa, otro en otra y se comunican a través de una pantalla. De semana a semana Mariano trabajaba el texto, hacía cositas y así fue todo el 2020 hasta que para fin de ese año tenía todo el texto aprendido y teníamos la estructura; corría los muebles de mi casa y hacíamos pasadas", cuenta el actor sobre este particular proceso.
Actor de vastísima carrera, que ha formado parte de elencos de teatros oficiales o independientes visitando gran parte de la dramaturgia argentina actual pero también clásicos de todas las épocas, Roca señala que "hay oficios o profesiones que pudieron atravesar la pandemia de otro modo, pero en el caso del teatro el corte fue total, porque el teatro es cuerpo presente, es un arte de la presencia y de cuerpos en el espacio y en el mismo espacio que el espectador".
"La pandemia fue un sopapo del que quizás todavía no conozcamos sus repercusiones internas y sociales además de las obvias económicas y de salud, es como un quiebre muy fuerte; en la gente de teatro fue un mazazo, hay mucha gente que se quedó caminando en el abismo como esos dibujitos animados a los que se les termina la cornisa y siguen caminando en el vacío", cuenta.
Télam: La obra establece en distintos planos: el profesor de literatura, Miguel de Unamuno, la dictadura argentina, espacios que se yuxtaponen.
Horacio Roca: Me gusta mucho del material que tiene varios planos, varias líneas de relato que algunas tienen que ver más con lo social, con lo político, con lo afectivo, con la literatura, con la docencia y cómo esos temas se entrecruzan y cómo la obra pasa de un plano a otro con mucha fluidez, eso es de lo que más me interesa. Lo que podríamos llamar "el personaje" se va constituyendo en esas capas que van apareciendo.
T: El tema de la dictadura argentina adquiere cierto realce.
HR: Me parece que el tema es el de la decisión, el de las definiciones, de la claridad o la valentía en las definiciones, que es una tragedia existencial, este dudar que acompaña al hombre siempre. Creo que la obra habla más de un modo de vida, de una manera de pensar de este personaje (Rodríguez Jansen), que probablemente tendría justificaciones parecidas en épocas y con temas distintos; en definitiva, cada uno sabe dónde arruga, dónde se hace el tonto frente a cosas que la vida te presenta, dónde no se anima y dónde sí; además de que, creo, hay tibiezas que lejos de ser individuales, son sociales, hay toda una cultura que las justifica.
T: La figura de Unamuno, lo que sucede con él en la Guerra Civil Española, es fuerte pero siempre está en primer plano Rodríguez Jansen, el profesor de literatura.
HR: Si se hubiera desplazado mucho el relato hacia la figura de Unamuno hubiera perdido teatralidad. Al fin y al cabo, lo que atrae del teatro es lo que pasa ahí, en la escena, más que lo que se relata, importa ese pedazo de vida.
T: Es un personaje de inmensa soledad.
HR: Es un hombre que ha llegado a esa etapa de su vida muy solo, dueño de una soledad que ha cultivado por la manera en que ha construido sus vínculos. Como tibio que es ha tomado pocos compromisos, salvo con la literatura y los libros que, además de una pasión, parecen un refugio. El espectáculo se encuentra allí, en la última parte de una vida poblada de recuerdos y remordimientos, ciertas culpas por las pequeñas tibiezas que en su momento por ahí no eran muy trascendentes pero que después te marcan la vida, esas pequeñas cobardías que no son tan ajenas de nadie.
T: Hablabas al principio de la pandemia, del proceso de ensayos y el aislamiento, cómo fue el estreno y como es estar montando la obra con público?
HR: La instancia del estreno siempre es un enigma, no solo el enigma de qué le va a pasar a la gente con el material sino qué te va a pasar a vos trabajando con el público, más en este caso que trabajamos sin contacto físico. Me preguntaba qué pasaría con el público y qué me pasaría a mí, porque hay zonas de la obra con las que durante los ensayos establecí un contacto que me gustaba pero me preguntaba si después sería así también, cuando aparece el público la tensión en el actor, obviamente, aumenta, me preguntaba: ¿esto no se esfumará, no empezaré a trabajar más tenso? En fin, problemas técnicos habituales que al ser uno solo y estar de frente a público pueden ser más importantes.
Con información de Télam