"Sostuvimos desde el primer momento, la intención de que la Fiesta debía desarrollarse en el formato natural de convivio", sostuvo Gustavo Uano ante Télam, en pleno desarrollo de la 35ta. Fiesta Nacional del Teatro, que se desarrolla hasta el 30 de octubre en Santa Rosa, La Pampa, con la participación de 32 elencos y más de 140 obras.
Es la primera Fiesta de su gestión como director general del Instituto Nacional del Teatro (INT) y la primera que se realiza tras la suspensión de 2020 por la pandemia.
"Esta Fiesta no va a ser una edición más, va a significar el reencuentro y la supervivencia; la estábamos esperando con ansias, para despejar la mufa. Compartimos ese gran deseo con los elencos participantes, el de compartir el espacio de celebración, no solo del teatro sino también de la vida. Las grupalidades bancaron las reprogramaciones y contramarchas durante todo el proceso; esto significa que se trata de un ímpetu genuino por estar, una necesidad instaurada de superar barreras y saciar la abstinencia de estos 18 meses que fueron durísimos", apuntó Uano.
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"Esta edición -añadió- va a consolidar algunos ejes y valores que identifican a nuestra gestión. Por ejemplo, la firme convicción de restituirle la soberanía del INT a los teatristas y ampliar el acceso a nuevas comunidades de espectadores, garantizando el derecho al disfrute cultural. Vuelve la festividad artística y colectiva, invitando a los vecinos y las vecinas a disfrutar del poder transformador que tienen las artes escénicas. Se disipan las energías endógenas, elitistas y persecutorias de la gestión neoliberal que nos precedió."
Télam: ¿Cómo estás evaluando la experiencia?
Gustavo Uano: Asumimos con la firme convicción de dejar atrás una de las páginas más oscuras de la historia de nuestro organismo. El experimento del anterior gobierno también hizo estragos en nuestra institución, y junto con algunas internas preexistentes llevaron al INT a disociarse de las necesidades del sector teatral. Tuvimos poco tiempo para acomodarnos e intentar trazar un nuevo rumbo. Fue una etapa de mucho diálogo, de motivar, de multiplicar el trabajo para devolverle el prestigio al Organismo y la calidad a los servicios que el mismo debe brindar.
T: ¿Cómo se produjo esa normalización?
GU: Recuperando el rol del Consejo de Dirección, según mandato de la ley 24.800 que le dio origen. Fue una instancia de normalización y de recuperación, de transformar nuevamente al ente en una estructura democrática, eficiente, participativa y federal.
T: ¿Cuál es el valor intrínseco de este regreso a la Fiesta?
GU: Esta edición especial tendrá mucho contenido en cuanto a valores identitarios. Quizás parezca una obviedad afirmarlo, pero por el contexto del que venimos, se trata de la edición más esperada de todas, la del ansiado reencuentro. ¿Pero qué significa el reencuentro? Significa que las vidas de personas que se añoran vuelven a cruzarse. Significa que permanecemos vivos. Significa registrar la presencia de otros, de otras, que existen, que son, que necesitamos, y que le dan sentido a la escena.
T: ¿Cómo fueron designados los elencos y espectáculos?
GU: Fue vital el compromiso puesto en juego por los integrantes de cientos de elencos que participaron de procesos selectivos en cada jurisdicción, que en una gran mayoría adaptaron sus propuestas a formatos virtuales y posibilitaron que hoy 32 espectáculos representen cada provincia del extenso territorio nacional. Muy pocas regiones pudieron realizar las instancias de selección en el formato presencial.
T: ¿Cómo se solventa la Fiesta? ¿Tenés idea de cuál sería el presupuesto final?
GU: Desde el año pasado se viene trabajando fuertemente en infraestructura para acondicionar los diferentes espacios y dependencias para el acontecimiento. Entre todos los aportes de infraestructura, logística, comunicación, etcétera, el INT invertirá casi 20 millones de pesos.
T: ¿Qué expectativas tiene el INT en cuanto al interés público en este regreso?
GU: Las mejores. Si al rol de los organizadores le agregamos a la sociedad civil que expecta, esta ecuación demanda invertir la mirada. No solo contemplar la escena, sino también poder observar y ampliar la platea. Gente que de manera espontánea se encuentra con el suceso teatral que interviene su rutina y se siente convocada.
El espectador incide en el acontecimiento, es sustancial, lo configura, lo modifica. Todo se conjuga para poner en el centro de la acción a una comunidad que nos necesita y que será impactada. El arte en general y el teatro en particular tiene mucho para aportar en la construcción colectiva de sentido. Por ello salimos al encuentro del pueblo, no solo en las salas tradicionales sino también en el espacio público, convocando al amplio espectro de las artes escénicas populares en la programación en un predio al aire libre, desplegado en el corazón de la ciudad de Santa Rosa con carpas de circo, "teatrinos" de títeres, escenarios al aire libre y varias otras atracciones.
T: ¿Ello constituye una novedad respecto de otras ediciones?
GU: Esta será una Fiesta especial donde "todos y todas" seremos partes esenciales, para tomar un concepto que también se instaló en el debate. Es un retorno que nos llena de esperanza, ánimo y entusiasmo. Nadie duda de que estábamos deseando con todas nuestras fuerzas volver a encontrarnos, volver a mirarnos y celebrar.
T: ¿Cómo fue el aporte oficial para la celebración?
GU: La respuesta del Estado nacional fue extraordinaria. Asistimos al acompañamiento resiliente de un Estado presente, con sensibilidad social, con políticas públicas proactivas, que evidencian la presencia perseverante de un Gobierno que ratifica que la Cultura es una prioridad. No hubiéramos podido contener la situación de la comunidad escénica sin el acompañamiento del Ministerio de Cultura con su firme decisión política y los recursos excepcionales aportados.
Con información de Télam