Cohn y Duprat: "Lo popular y de calidad son dos pilares en nuestra obra, y apostamos a eso"

26 de octubre, 2022 | 15.39

(Por Victoria Ojam) Los reconocidos cineastas Mariano Cohn y Gastón Duprat son los responsables de "El encargado", serie de comedia dramática con el protagónico de Guillermo Francella que puede verse desde hoy en la plataforma Star+ y que marca un nuevo paso de la dupla en el terreno del streaming con una propuesta que al igual que el resto de su obra, afirman, apuesta por la combinación de "lo popular y de calidad como pilares".

"Desde que hacíamos películas muy pequeñas, extrañas o extravagantes siempre quisimos que las vea mucha gente, nunca quisimos que sea para la crítica y cuatro familiares que van a la sala indie, ni cuando éramos indies. Popular pero de baja calidad, a mí no me interesa ni como realizador ni como espectador, y sofisticación críptica para un museo tampoco", afirmó Duprat en diálogo exclusivo con Télam de cara al estreno de la tira, producida por Pegsa.

Se trata de una de las características más notables en los proyectos del matrimonio creativo, conocido por filmes como "El hombre de al lado" (2009), "El ciudadano ilustre" (2016) y la reciente y aclamada "Competencia oficial" (2021); y que en los últimos años plasmó de lleno al abocarse con fuerza a la generación de contenido de formato televisivo en esta nueva era del rubro tras la instalación definitiva de las plataformas en la industria global y nacional.

Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.

SUSCRIBITE A EL DESTAPE

Su principal aliado en ese sendero es indiscutidamente Star+, para la que en su casi año y medio de presencia en Argentina participaron en una todavía naciente pero sostenida lista de series, como creadores, guionistas, directores y productores -y en general en más de uno de esos roles a la vez- para las estrenadas "Terapia alternativa" y "Limbo" y las futuras "Coppola, el representante" y "Nada", con Luis Brandoni y el legendario Robert De Niro, entre más.

Ahora llegó el turno de "El encargado", donde Francella encarna con destacada destreza las múltiples caras, desde las más amenas y queribles hasta las más cuestionables y hasta inesperadas, del portero de un edificio que, tras enterarse de los cambios que el arrogante abogado Matías Zambrano (Gabriel Goity) quiere llevar a cabo en el lugar y que podrían afectarlo, pone en marcha un plan de manipulación absoluta para salirse con la suya haciendo uso de toda la información que recolectó durante años sobre los propietarios.

En ocasión de su estreno, la dupla conversó con esta agencia sobre su mirada de lo creativo y sobre esta historia tragicómica que sabe aprovechar las dinámicas y los hábitos arquetípicos de un consorcio para introducir una suerte de atrapante thriller que juega con lo incómodo y lo absurdo de las relaciones entre vecinos y la omnipresencia de este singular encargado.

Télam: Esa convivencia de la comedia con otros matices es una impronta común en sus trabajos. ¿Es una mirada que coincide con su forma de observar la realidad? ¿Por qué eligen ir por esas vías en lo narrativo?

Gastón Duprat: Creo que es un tono parecido al de la realidad con la que vivimos, en el caso del encargado y los personajes no saben que están causando risa, porque no está actuado en un tono de comedia sino de drama, por más que lo que estén haciendo resulte gracioso o muy divertido. El staff actoral de primera permite eso, que actúen drama a pesar de que las cosas sean un poco insólitas o descabelladas, y esa es una de las claves. Y también es, al menos, mi visión de la realidad y de la comedia. Me resultan más graciosos los intercambios, no los tortazos o la cosa física de la comedia desatada. La serie tiene muy buenos guionistas, un equipo muy grande, y entre los actores y este personaje tan fuerte se arma un trípode muy sólido.

T: En la serie esos tonos se aplican a un escenario casi único, a un micromundo particular. ¿Qué posibilidades les ofrecía ese recorte narrativo y espacial?

Mariano Cohn: Tiene esto de que es como una suerte de retrato de laboratorio, porque es una sola locación donde hay un montón de propietarios y están a merced de este portero que tiene el control absoluto, como una suerte de Gran Hermano que tiene acceso irrestricto a las vidas de todos, las 24 horas. Entonces sí, hay algo de retratar eso que es como un gatito jugando con ratones. Si bien es una comedia, tiene otro trasfondo que me interesa mucho explotar, que es esta esencia del depredador urbano que tiene el personaje, como una suerte de tiburón que lo ves y que en algún momento se va a comer a alguien, esa cosa latente, esa tensión que es muy divertida. Creo que eso quedó plasmado y se nota que tiene esa temperatura, que también coincide con la realidad, con lo complejo que es el personaje.

T: También en ese retrato está presente otro punto común de su obra como el encuentro entre las expresiones de clases sociales diferentes. ¿Cómo trasladaron esa temática a esta serie?

GD: En este caso la figura del encargado nos permite una mirada fría sobre la idiosincrasia, los gustos, los anhelos, la estética y los bienes que le gustan a una clase social que no es la de él. La serie es una nota sobre eso, un punto de vista sobre eso, y por otra parte al personaje de Guillermo no le interesa ninguna de esas cosas, no es que sueña con tenerlas. Entonces la serie tiene esa mirada desangelada sobre esos gustos, esos destinos turísticos, esos caminos que tiene esa gente de otro sector social, que cuando se sacan de contexto quedan un poco vacías de contenido.

T: ¿Cómo piensan que van a trasladarse esos elementos particulares de lo local a otras audiencias globales?

MC: Si bien es un oficio muy argentino y en particular muy característico de los porteños, la figura del encargado existe en Estados Unidos, en México, en España, aunque no con los alcances de nuestros porteros, pero creo que la serie tiene un atractivo muy fuerte con Guillermo Francella. Hay muchas ideas en juego, muchas apuestas artísticas y estéticas, y tienen un sello de las cosas que a nosotros nos gustan, nuestro punto de vista, como nos gusta filmar. Creo que la serie va a tener un largo recorrido en las plataformas, espero que se sepa interpretar y que se diviertan tanto como nosotros acá.

T: Hablando del alcance que ofrece el streaming, ¿cómo les resulta trabajar con estas nuevas formas de producción?

GD: Estamos muy contentos, porque tenemos una libertad total, tenemos mucha complicidad con los directivos. No es esa cosa vieja del productor que indica, tenemos mucha compatibilidad estética y de intereses, hay buenos debates que enriquecen. El director siempre está encerrado como una autoridad, para bien y mayormente para mal, porque todos respetan lo que dice y por ahí está yendo para un lugar equivocado, inconsulto. Así que esto de abrir el trabajo a más gente y tener que rebatir o incorporar opiniones, sea en una película o una serie, termina mejorándola, estoy seguro, y para nosotros es natural trabajar así. Por otro lado, desde nuestra primera obra apuntamos a lo masivo, a mitad de los 90 y con el cine experimental y "Televisión Abierta", que pasaron 23 años. No queríamos que fuera para algunos, y hoy tampoco. Me parece que las cosas populares y de calidad reúnen los dos pilares que tienen que estar, uno solo de ellos no. Están llenos de ejemplos el cine y las series de las dos cosas, y nosotros humildemente apostamos a eso.

T: Lo ven como un escenario más propicio para alcanzar esos objetivos.

MC: Sí, es un escenario que te pone en igualdad de condiciones, porque ya existe la serie o la película local, ya casi todo tiene estreno planetario, entonces hay cierta democratización ahí, y lo único que podés hacer valer en una realización es la producción. A nosotros nos parece desafiante, y en todas estas series en las que estamos involucrados al 100% nuestra búsqueda es más parecida a la del cine que a la de la televisión, no porque no me guste la TV, sino porque le damos un tratamiento cinematográfico a las series. Los encuadres, la dirección, la complejidad y las narrativas les dan un acabado como si fuese una película. Lo que te mata, en este caso, es que la serie tiene once capítulos, que son como tres películas. Es más difícil que antes para solucionar, son tiempos eternos, pero el resultado para mí vale tanto como una película.

Con información de Télam