Larrix, el rapero cordobés que está listo a ir "por más" en la escena de batallas de freestyle

23 de marzo, 2022 | 16.30

El rapero cordobés Lucas Larrazábal, una de las caras nuevas de la élite del freestyle argentino mejor conocido por su seudónimo de batalla, Larrix, aseguró a Télam que está listo para ir “por más” de cara a su participación en la Final Internacional de Combate Freestyle, que se llevará a cabo este viernes desde las 19 en el Complejo Art Media de Buenos Aires.

“Quiero jugar lindo para ganar, y no ganar para que digan que jugué lindo”, sintetiza Larrix (22), con el juego de palabras que caracteriza una de las facetas de su estilo sobre la tarima, que busca ganar pero no a cualquier costo: la picardía y humor cordobés, la construcción de argumentos sin patrones de relleno y las referencias complejas a un universo conceptual amplio, son algunas de sus mejores armas.

Y es cierto que su enfoque hasta ahora le ha dado buenos frutos: en el último año consiguió el ascenso a la FMS Argentina, la liga más importante de batallas de rap de habla hispana, en la que debutó con triunfo y muy buenas sensaciones, y la clasificación a la Red Bull Batalla.

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El viernes estará entre los 16 MCs de la primera Final Internacional de Combate Freestyle, el evento creado por la señal Space en la que ganó una de las dos fechas de Argentina -en la otra fue MP-. Buscará ganar su primera competencia internacional de primer nivel frente al público presente y otros millones que estarán viendo por el canal de YouTube de la competencia y el canal de cable Space.

Con MKS como host, Stuart, Dtoke y Núcleo como jurados, DJ Zone y DJ Stuart a cargo de los beats, se medirá con los argentinos Klan, Replik, Mecha, MP y GSony (que anunció que se retirará tras el evento), los chilenos Acertijo, Basek, Drose, Metalingüística y Rodamiento, el peruano Stick, el colombiano Valles-T y el mexicano Rapder.

Télam: ¿Te genera una obligación haber sido campeón de una de las fechas clasificatorias de Argentina?

Larrix: Cuando estoy ahí quiero ganar, está la competitividad, pero sería feo que me genere obligación. Sería empañar lo que puede ser mi rap. Creo que si voy suelto, con disfrute, sale mucho mejor que si voy estresado pensando “tengo que ganar”. Trato de no pensar demasiado en el resultado, que sea irrelevante e ir al máximo, y disfrutar; porque se nota cuando alguien está disfrutando en este campo artístico.

T: ¿Qué tiene de especial Combate Freestyle?

L: Tiene una particularidad el formato que es la velocidad, lo corta que es cada intervención, que hace que tengas que dejar una sensación de haber ganado en muy pocas entradas, ida-vuelta-ida-vuelta. Uno tiene que ver cómo imponer un argumento de una forma muy acotada y condensada, y tenés que dejar un muy buen sabor de boca constantemente, porque es tan poco el tiempo que hay que el argumento necesita que sea acompañado de cómo sonó.

T: ¿Es importante estar expuesto a la música para alimentar tu freestyle?

L: Me parece muy importante, lo mismo que tratar de ser una persona culta, estar leyendo, informándote, agarrando nuevas experiencias, conversando con gente. Todo lo que ayude a enriquecer la mente, al igual que escuchar música de este género, distintos estilos, flows, argumentos, formas de rimar. Se te ablanda el oído. Es medio raro cómo funciona el cerebro humano, pero hay una forma de aprender cosas que quedan en el inconsciente y salen cuando tienen que salir.

T: ¿Cuándo te diste cuenta de que eras bueno?

L: No sé, a veces cuando estoy compitiendo siento que soy el mejor, y a veces me pregunto “¿seré realmente bueno?”. No sé si me di cuenta de que soy bueno, pero sí de que me gusta, de que me voy esforzando y los resultados me fueron acompañando. Trato de no conformarme nunca, de no sentirme que ya está.

T: ¿Cuándo decidiste dedicarte a esto de manera profesional?

L: Lo primero que decidí fue hacer el ascenso a la FMS, sin duda empujado por Mecha y Naista (otros dos freestylers cordobeses que compiten en la élite de la disciplina). Mecha ya lo había hecho y había demostrado que era posible, y después Naista lo estaba arrancando a pelear, y yo dije “no voy a ser menos”, es esa envidia sana por los amigos. Me fui de punta a punta del país, con poco efectivo, con poca organización de estadía, pero con muchas ganas. Supongo que ahí fue que decidí que lo iba a intentar. Fueron apareciendo las chances, se logró el ansiado ascenso y ahora vamos por más.

T: ¿Cómo ves la escena, con esta explosión que está teniendo desde hace unos años?

L: Hace unos años que viene en subida, desde que estuvo el fenómeno en Argentina de El Quinto Escalón, y eso contagió para que haya movimiento under en todo el país, o que las competencias que ya estaban crecieran más. Aparecieron las marcas de una forma que no estaban, el reconocimiento en redes sociales, periodistas interesados en la materia.

Creo que todavía estamos aprovechando los efectos de esa primera ola. Tendrá que aparecer una segunda que convoque a mucha gente, pero creo que se hace en base a circuitos de competencia bien organizados.

T: Está el debate siempre vivo sobre qué son las batallas de freestyle: ¿son arte, espectáculo, deporte…?

L: El rap está en un camino medio en el que hay un elemento sin dudas competitivo, en el que se vota quién le ganó a los demás, pero no es objetivo. Tiene un intento de objetividad, porque hay un formato que cada vez se pule más y que establece qué se evalúa, pero es imposible dar algo cerrado.

Cuando te das cuenta de que la victoria no depende solamente del desempeño de los dos MCs que están batallando, sino del contexto en que se encuentran inmersos, de lo que está pasando en el mundo, de los jurados que están, del público que justo fue ese día; hay un montón de puntos para que el determinismo se haga una ensalada.

Entonces, ¿puede ser solamente deporte esto? No. ¿Puede ser puramente arte? Tampoco. Claro que hay freestylers que lo encaran más pensando en una suma de puntos, mediante la constancia y a golpear de cierta manera, y hay otro tipo de rap que busca más el placer en el jurado y los espectadores por más que no sea lo que les conviene. Yo respeto las dos maneras, creo que todos tienen un poco de ambas, y yo creo soy un poco más artístico, aunque tenga componentes deportivos. Quiero jugar lindo para ganar, y no ganar para que digan que jugué lindo.

Con información de Télam