El ensamble Vestisquero Negro, un sexteto residente en Bariloche, es una de las 11 formaciones de su tipo que integran la Orquesta Filarmónica de Rio Negro (OFRN) y que tienen protagonismo en la programación del Festival Internacional de Música Bariloche (Fimba) que mañana comenzará su tercera edición.
Quienes conforman el conjunto tienen al menos tres cosas en común: son jóvenes, ostentan una sólida formación musical y están atravesados por la pasión por el tango.
Camila Bendersky y Maricel Vera, violines; Cecilia Bastos, Chelo; Jonathan Carrasco Correa, viola y Mauricio Beltrán, contrabajo, comparten una historia que se remonta a otros lugares del país, mayoritariamente a los suburbios porteños, donde comenzaron su formación musical que los llevó por diferentes rumbos a escuelas, conservatorios, universidades y maestros, para luego recalar en la Patagonia Andina.
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
Hasta el sur, los trajo su dedicación a la música y su gusto por los paisajes cordilleranos; luego su pasión por el tango los unió, y así se formó el ensamble.
Ventisquero Negro interpreta a los grandes clásicos del tango, pero también mantiene viva la llama actual de la música ciudadana, incluyendo en su repertorio a compositores contemporáneos.
Pero sus intenciones van más allá de reunirse y tocar: realizan talleres de formación, clínicas para jóvenes aficionados que están haciendo sus primeras armas en la música, y plantean con vehemencia la necesidad de contar en Bariloche con espacios donde se toque tango.
En la edición 2022 del Fimba, el Ventisquero tendrá una ardua agenda, dado que se sumarán a las varias presentaciones de la Filarmónica de la cual forman parte y que dirige Martín Fraile y tendrán una presentación doble como acompañantes del rionegrino, Tobi Dolezor, un joven de 20 años, nacido en Dina Huapi, cuya trayectoria en el ámbito musical tomó notoriedad a partir de 2018 y es un cultor del trap.
Con dos funciones agotadas en el Teatro La Baita para el próximo domingo, día de cierre del tercer Fimba, será todo un desafío para una formación habituada al repertorio clásico o tanguero; desafío que sus participantes toman como una oportunidad de crecimiento y aprendizaje.
Con información de Télam