Femi: "Quiero que la gente escuche mi música sin que tenga que chicanearme por algo"

18 de diciembre, 2023 | 18.23

De abreviar su nombre artístico para eludir cancelaciones absurdas por “apropiación cultural” a la autopercepción de sentirse verdaderamente “cancelada” por no poder realizar su arte durante el tiempo en pandemia, la artista Agnes Simón compartió algunas definiciones para sobrevivir a miradas propias y ajenas que, en su caso, nunca la doblegaron en su vocación artística.

En diálogo con Télam, Femi cuenta por qué dejó atrás su anterior alias artístico Femigangsta y expone las emociones que la llevaron a componer una canción como “Canceladx” con la que rompió con aquel freno de mano impuesto por la propagación del coronavirus y las medidas de aislamiento: “Hubo mucha gente que se sentía ofendida por el ‘Femigangsta’. Hubo como una rispidez con la comunidad afroargentina acerca de si me estaba zarpando o no. Para mí el nombre empezó como una joda y terminó quedando. Era un chiste que hicimos con Yeyo, del grupo Jvulian”.

“Siempre jodíamos con él sobre cuál sería el género de mi música y entonces hablábamos de lo femenino, del feminismo y también de lo mala onda, como ‘bad ass’. Dimos con ‘Femigangsta’ y me lo puse como usuario de Instagram. Y ahora pasa que con las redes sociales lo que vos te pongas de usuario termina siendo como tu nombre de persona. Yo tengo amigos que me dicen ‘Femi’, que me parece horrendo pero ya le tomé cierto cariño. No quería tener conflictos por el ‘gangsta’ y tomé la decisión de sacarlo. Si hubiese sido una decisión en el comienzo, hubiese ido por mi nombre Agnes”, explicó.

Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.

SUSCRIBITE A EL DESTAPE

Y agregó: “En su momento hubo mucho bardo con eso. Incluso cuando había bardos entre otras personas, yo la ligaba de costado por el tema de la apropiación cultural por el ‘gangsta’, y yo no me estaba queriendo apropiar de nada. Fue muy difícil porque uno siente miedo ante la cultura de la cancelación: hacer un montón de esfuerzo para quedar resumido como el malo de película es una boludez. Siento que a grandes rasgos fue una gran decisión sacármelo: la última concesión para no ofender a nadie, la última gran cosa que resigné para que cuando la gente escuche mi música sólo escuche mi música y no tenga que chicanearme con algo que me chupa un huevo”.

En el 2020 sacó una canción titulada “Canceladx” pero no como respuesta a aquellos episodios, sino para descargarse frente a sentirse ella misma “cancelada” de sus propios proyectos: “Yo estaba muy triste por la pandemia y creo que va por ahí. Fue el primer tema que hice en pandemia. Me empecé a juntar a escondidas con mis productores. Yo me había tomado muy a raja tabla esto de no ‘no voy a salir nunca más de mi casa’ y ellos me presionaron para que yo saliera de mi casa. Hicieron muy bien”.

Fue justamente en ese tiempo pandémico que empezó a gestar su disco debut titulado “Cultura Famélica”, donde se cruza de vereda y se aleja de la ancha avenida del medio donde parece caminar la cultura urbana actual: “Cuando era una niña pueblerina en Zapala (Neuquén) yo era una rockera que escuchaba grupos como Wolfmother, que creció escuchando a Pappo, La Renga, Metallica y hasta Mago de Oz. Siento que este disco que es lo que a mí me hubiera gustado que me llegue cuando era más chica”.

“Hay otros artistas que siguen con el fronteo de ‘antes no tenía nada y ahora tengo todo esto’, con las cadenas y la ropa de marca. Lo entiendo, pero también no dejo de pensar que yo soy un pueblo con tres calles asfaltadas con toda la furia. No dejo de pensar que cuando yo era chica quería parecerme a los artistas que escuchaba y que le pedía a mi mamá que me comprara las mismas zapatillas que usaba fulana. En la escena actual hay grandes referentes que están vestidos de Gucci, Fendi, Louis Vitton y esas mierdas. Para mí es más divertido disfrazarme con la ropa que tengo en casa”, señaló.

Y concluyó: “Jamás me compro nada; no diseño pero armo mis cosas con lo que veo en los placares, con la ropa de mis familiares muertos o vivos. Yo uso hasta un ex uniforme de kung fu de mi pareja. Salgo con esa ropa y todo el mundo se me caga de risa. Ahora mismo tengo esta remera de mi novio, estas botas de mi mamá pegadas con cinta aisladora porque se me rompieron. ¿Para qué voy a hablar de ‘mi chain’, Gucci y no sé qué cosa, si no tiene un pedo que ver conmigo? En el pasado he llegado a sentir que tenía que ponerme algo para pertenecer a tal cosa. Se colabora con la cultura aceptándola y reproduciéndola o rechazándola para hacer algo distinto. Una de mis referencias sonoras es Nirvana y Kurt Cobain que era un croto total. También está ese peso sobre las mujeres y para mí no se puede, es imposible. Para mí está por fuera”.

Con información de Télam