(Por Javier Berro) La cantante, compositora y productora chilena Javiera Mena conversó con Télam acerca de la dualidad de su nuevo disco titulado Nocturna, una obra que nace en el fuego del estallido social del 2019, que dialoga con la nueva normalidad de la pospandemia y se ofrece, en sus diversas lecturas, como una declaración sobre el amor en el Siglo XXI.
En esos dos lados transito, sin dejar de ser una chilena que está viviendo uno de los momentos más heavies a nivel cosmopolítico, pero que también es una mujer enamoradiza y poeta que habla del amor y las conexiones, señaló Mena desde su residencia en Madrid.
Antes de una nueva visita a Buenos Aires para el Primavera Sound que la tendrá el 9 de noviembre junto a Björk, Julieta Venegas y Feli Colina, la compositora definió al pop como súper político porque llega a las masas y actúa como un caballo de Troya de algunas ideas y, en su caso, como un puente para trazar un paralelo entre su compromiso y su costado más espiritual y retraído.
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En Chile tenemos cielos muy privilegiados para mirar los astros. De chica siempre me sentí muy cercana a todo ese mundo, más desde la astronomía que desde la astrología. Siento que mi música tiene mucho que ver con ese vacío que se siente al mirar arriba. Y esa paralelo, entre el brillo de los astros, esa cosa más espiritual, y esa parte más mundana de la ciudad está muy presente en Nocturna´, añadió.
Su séptimo disco de estudio, disponible en plataformas digitales y formatos físicos, platea un regreso a la composición que, como nunca antes, tuvo la necesidad de compartir el proceso con otros productores y nuevas formas de producción para dar con el color final de una obra conceptual y emocional que la conecta con su actualidad como una mujer independiente en expansión, con la diversión y el placer femenino.
La búsqueda sonora, adornada con la calidez de los instrumentos orgánicos en su encuentro con los sintetizadores -que desde su adolescencia disecciona y ejecuta con obsesión- fijó su punto de partida en huir de los sonidos brillantes de la música electrónica más del estilo de EDM (música electrónica bailable), como lo que venía haciendo antes.
Buscamos un sonido más opaco, más cálido, ochentoso y con poquitos elementos para que sonara como una banda, aunque estuviera hecho casi todo con un ordenador. Integramos muchos elementos orgánicos como saxo, arpa, flauta traversa y bajo real, y cada vez fuimos por ese camino hasta dar con un disco súper funky, con ese sonido muy del noventa por ciento de la música que escucho: grupos como Imagination, Kool & The Gang y toda esa onda funk de los ochentas, añadió.
Al preponderante aporte del productor Pablo Stipicic, se sumaron otros como el de María Talaverano del grupo Cariño; el de una joven revelación de la escena chilena como Chico Blanco, que aportó como voz invitada y en la co-producción de Diva, además del de la letrista española Leti Salas, quien escribe para artistas como Rosalía y Aitana, y el de la súper estrella chilena Myriam Quiroga para el crossover generacional de Dunas.
"Me crié escuchando las canciones de Myriam. Mi mamá ponía mucho en casa grandes baladas románticas como 'El hombre que yo amo'. Canté una canción suya ('Huele a Peligro') en los Premios Musa y cuando la enfocaron con la cámara, ella estaba llorando. Cuando la invité, nunca me imaginé que fuera a decirme que sí. Me gustó que pudimos desestructurar un poco las cosas, con ella que es súper moderna, y meterla ahí como gimiendo", contó.
Télam: Hay detractores del pop que acusan al género y su historia de caer en la frivolidad ¿Qué pensás sobre esa etiqueta?
Javiera Mena: Es una carga más superficial de gente que no se ha adentrado en el pop. Hay canciones de Madonna y Grace Jones que son súper políticas, como también de Michael Jackson con "Earth Song". El pop es súper político, llega a las masas y actúa como un caballo de Troya de algunas ideas. Por eso no comparto que el pop sea frívolo, aunque hay artistas evidentemente más políticos que otros como Stereolab y Los Prisioneros que hablan más directamente de cosas políticas. Hay otros artistas, como los Pet Shop Boys, que llevan mensajes que te hacen reflexionar y pensar sobre el amor. Cuando pensamos en por qué nos enamoramos, al final, también estamos hablando de política. Porque es la sociedad la que te obliga a enamorarte y a estar en pareja. Esas reflexiones pueden aparecer más encubiertas en metáforas sobre el amor, pero al final están transmitiendo un mensaje power que pone a pensar a la gente. Es por ahí por donde voy yo.
T: ¿De qué manera terminó influyendo el contexto social y político chileno en las canciones de "Nocturna", producido durante el tiempo de aislamiento y pandemia?
JM: Nace con el fuego del estallido social, pero no es una obra que hable directamente sobre eso como 'música política', aunque sí tiene como ese ingrediente de gozar el mundo porque afuera está todo hecho mierda. Se acaba de caer el país, entonces teníamos que conectarnos de alguna manera y vivir ese fervor. Es un disco como bastante gozador, bien de la noche y de celebrar la ciudad, pero desde mi lado chileno y latino, que es más espiritual, retraído y al que le gusta mirar las estrellas. Tiene un poco esa mezcla y mucho de fuego, deseo y pasión. "Diva", sí, que habla claramente de un boliche en las noches del estallido social en la Plaza de la Dignidad, donde tu bailabas con el olor de los gases lacrimógenos y con los ojos llorando todo el tiempo. Me considero una persona súper política por quien soy, por cómo me muestro, por mi lucha LGBTQ+, pero por otro lado las canciones de "Nocturna" son canciones de amor, como una declaración de principios sobre el amor en Siglo XXI y de cómo se está llevando a cabo desde la mirada de una mujer.
T: ¿Y cómo se inscribe en esa dualidad el video de La Isla de Lesbos, donde también buscaste bajar línea en contra de los prejuicios que hay sobre el amor entre mujeres? ¿Qué estabas queriendo subrayar con esa puesta en escena en la mansión?
JM. Lo trabajamos y grabamos con MICHE en Buenos Aires. Ella, la directora, es argentina; la conocí en el video de Amuleto de Marilina Bertoldi. Fue a ella que se le ocurrió la idea, como mujer bisexual y con una madre lesbiana que también sale en el video. La idea era celebrar la diversidad de las lesbianas en plan buena onda, buen rollo, sin esta cosa como sexual y oscuro extrema en la que se nos mete. Queríamos hacer una celebración en una mansión y que fuera como bien de los noventas menemistas, y que yo apareciera ahí como gozando, con mis amigas y todas vestidas de blanco.
T: Estás cerca de una nueva visita a Buenos Aires para compartir escenario con una artista del calibre de Bjork ¿Cuál va a ser el planteo para el Primavera Sound?
JM: Hacer el show que vengo haciendo en todos lados, pero después de haberlo masticado un montón ya. Para mí es la fecha más importante de este tour, encima con Bjork y Julieta Venegas, que es un montón. Venía muy en la parafernalia de las luces, pero ahora voy a volver al origen: con la banda, la elegancia, el minimalismo y las influencias de los ochentas. Muy en la onda de Yellow Magic Orchestra, la banda que tenía Ryūichi Sakamoto. La idea es entregar las canciones, cantarlas lo mejor posible y que la gente disfrute. Voy a hacer un repaso de todos mis discos y, seguramente, cuente con alguna invitada sorpresa.
Con información de Télam