Dúo Coplanacu como broche de la 4ta. noche de un Festival posible y deseable

25 de enero, 2023 | 07.18

(por Sergio Arboleya, enviado especial) Con la inspirada tradición de chacareras latiendo gracias al Dúo Coplanacu y Horacio Banegas, y las elegantes performances de Vitale-Salinas, Carolina del Carmen Peleritti, María Fernanda Juárez, la novel dupla de los hermanos Pérez y Milena Salamanca, la cuarta noche del 63° Festival Nacional de Folclore de Cosquín bosquejó los contornos posibles y deseables de un encuentro de estas características.

A distancia del despliegue febril, festivo y electrónico de la velada del lunes, y con una grilla en la que salvo el caso del chamamé de Los Alonsitos, ofreció un tono diverso pero no divergente, el martes coscoíno mostró anoche que el baile, las palmas, la canción coreada y hasta el aliento de cancha para los Copla, no precisó del grito desaforado ni la arenga a pedido sino que brotó del lazo real entre la obra, quien la ejecuta y quien la completa al recibirla.

La programación variada y sensible a la vez, añadió sets del jujeño Bruno Arias al frente de la Selección Nacional de Folclore Sub 23 y de la porteña y numerosa Oiga! Orquesta.

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Por orden de impacto pese a la amenazante lluvia que recién se precipitó pasadas las 2.30 de la madrugada, el Dúo Coplanacu reafirmó la mágica gracia que puebla sus interpretaciones.

Roberto Cantos y Julio Paz, apoyados en el violín de Julio Gutiérrez y el bandoneón de Omar Peralta abordaron unas 20 canciones, todas ellas entrañables en su frescura, precisión y sencillez como para generar el grito futbolero de aliento y un baile que se extendió por la Plaza Próspero Molina desafiando la lluvia que fue tiñiéndose de tormenta.

“Así caigan rayos y centellas la vamos a pasar de primera. Gracias por el aguante de los 38 años cantando que cumpliremos en mayo. Estamos tan felices de haber elegido este camino de la música”, dijo el guitarrista y cantante Cantos.

“La flor azul”, “Escondido del rezabaile”, “Agitando pañuelos”, “Mientras bailas” y “Camino a telares” fueron parte de un repertorio con 20 estaciones que no precisó de la novedad pero tampoco decayó nunca en el gesto acostumbrado de la reiteración mecánica.

“Vamos a cantarle este tema a los changuitos que son la esperanza de que puedan cuidar el monte porque eso va a permitir un montón de otras cosas”, comentaron los Copla a modo de prólogo de “Desmonte”, una de las piezas propias de mayor impacto que también brilló bajo el aguacero en Cosquín.

El pulso de la chacarera también dominó la actuación del santiagueño Horacio Banegas quien aún con la voz algo apagada pero sostenido en su obra y en el trío integrado por sus hijos Cristian "Mono" en bajo y Enzo "Jana" en guitarra, más el poderoso baterista Franco Giovos, generó atracción y los primeros bailes.

"Santiago es pueblo que canta", "Mi origen y mi lugar", "Huayno de mi infancia", el nuevo "Semillitas" que enganchó con el clásico "Para cantar he nacido", "Hilando sueños", "El color de la chacarera" y "Canción del quenero", de Jacinto Piedra, casi a ritmo de ska, formaron parte de una actuación que dedicó al recientemente fallecido bailarín Guillermo “culi” Gómez.

En el otro extremo de la jornada clausurada por Coplanacu y cuando el martes abrió su nómina tras el homenaje del Ballet Camin a Juan Saavedra, "El bailarín de los montes", la dupla Luis Salinas-Lito Vitale, sumando en gran parte de su actuación a Juan Salinas, pareció portar un sortilegio de delicada inspiración para barrer con los excesos de la luna precedente.

La propuesta, denominada “Desde el alma”, comenzó con ese vals y también incluyó "La Pomeña", "Malena", "A Monteros" y "Zamba para no morir", esta última cantada entre el guitarrista y su hijo bombisto. Todos vestidos íntegramente de negro y dueños de una probada destreza como instrumentistas y arregladores, hallaron un modo de dialogar reposadamente sobre ese colchón de gemas de la canción argentina.

"Gracias por escuchar nuestra manera particular de hacer la música popular", saludó Vitale antes de que Salinas dedicara “esta canción y este concierto a Mercedes Sosa, una de las artistas más grandes del mundo” en referencia a "Zamba de mi esperanza" que cantó toda la Plaza y "Chacarera de un triste" con que abrocharon su estupenda participación.

La marcada y creciente presencia de artistas mujeres se puso en evidencia esta noche con un elenco interesante que inició su paso por el escenario Atahualpa Yupanqui con el estreno en solitario de Carolina del Carmen Peleritti.

Descalza y con un vestido rojo, la modelo y actriz se presentó en compañía de Amílcar Ábalos en bombo y Diego Rolón en guitarra y fue soltando la garganta con el correr de una sólida actuación.

En ella cantó “Chaya de la soledad”, “Chacarera del Chilalo", “Verde romero” (apoyada por imágenes surrealistas en las pantallas con cactus convertidos en manos y animales con cuerpos y cabezas que no se corresponden con la realidad), el saludo de cumpleaños a Víctor Heredia con "Razón de vivir", su creación “Aleteo” y "Chacarera del sufrido".

La cordobesa María Fernanda Juárez, por su parte, centró su atractiva performance en el repertorio de su reciente y conceptual cuarto disco “Cuando ellas bailan” que, explicó, “celebra a la mujer y a la danza”.

Al frente de un quinteto descolló en "Zamba del chaguanco", sumó al charanguista Pachi Herrera (que ayer había subido de invitado de Los Caligaris), autor de "Warmi Tusuy", y también abordó lucidamente “Cuando ella baila” y la cueca "Nacida en agua de guerra".

Antes de Coplanacu fue el turno de Milena Salamanca quien planteó un sugerente juego casi teatral con una pareja de bailarines a la que incluyó en la estilizada dramatización de algunas de las canciones que interpretó.

“La raíz de esta actuación está anclada en mi segundo disco (‘Milena’, de 2020) que recién pude presentar en junio pasado con una puesta y bailarines y la idea es trasladar eso aquí, hacer algo performático que trascienda a que sea solo cantar una canción y sea divertido y conciente a la vez”, le había anticipado este atardecer a Télam y cumplió el objetivo.

Bella y contundente, Salamanca cantó y bailó un programa volcado a lo romántico de la mano de “Con toda palabra” y “Flor de invierno”, pero además incorporó “Pal tiempo del carnaval” y “A Santiago canta”.

En sexteto y con su firma, además, entonó “Fenix en primavera” y “Mi gobierno” sobre el que dijo: “Tiene mucho que ver con la lucha que las mujeres tenemos que dar contra las micro-violencias que sufrimos constantemente. Y que sea para todos y todas su propio gobierno”.

Bruno Arias dio un breve concierto que también tuvo su condimento multicultural con una bailarina que lo llevó hasta la izquierda del escenario donde un artista plástico azuzaba un lienzo y también plasmó esa impronta en la vestimenta blanca del trovador jujeño mientras compartía con su nutrida y joven banda “Eterna risa”, canción que sumó el aporte del transerrano José Luis Aguirre.

“Huancar” y "Ave de luz" enseguida funcionaron como aperitivo de dos tributos: uno a Atahualpa Yupanqui con “Los ejes de mi carreta” que Arias abordó junto al stickista Guillermo Cides y, para despedirse, una versión de "Sólo le pido a Dios" cantando junto a su autor León Gieco en pantalla.

Lo saliente del martes tuvo el singular protagonismo de Nicolás Pérez, un joven guitarrista y cantante neuquino de Bajada del Agrio, surgido del Pre Cosquín al imponerse en el rubro tema inédito con la huella “Pa que andar al costado” y también –junto con su hermano Federico- en el apartado Dúo Vocal, formación que brilló y se apuntó como posible Revelación.

El miércoles en Cosquín reunirá a Destino San Javier; Bruja Salguero; Antonio Tarrago Ros homenajeando el centenario de su padre; Gabriel Macías; Los Manseros Santiagueños (en reemplazo de Los Nocheros) y Ahyre.

Y la convocatoria del jueves tendrá a Raly Barrionuevo; Roxana Carabajal; Maguie Cullen; Carlos Di Fulvio-Alberto Muñoz; Pocho Sosa; Adrián Maggi Cuarteto Karé; y Jorge Rojas.

Con información de Télam