(Por Fidel Fourcade, especial) - En la primera de sus cinco fechas en el porteño Gran Rex, Mateo Sujatovich presentó un show distinto, íntimo y poderoso. Crónicas de una noche compuesta por un muchacho con una guitarra, un piano y un puñado de canciones teledirigidas.
Un músico, su guitarra y un puñado de canciones, eso es "La ruso señal" y la forma en la que el cantautor decidió dar luz a esta serie de shows que lo tienen revisitando su obra en otro formato y extendiendo las fronteras de su música.
Luego de sus shows en Perú y Brasil cuando hizo lo propio en San Pablo y Porto Alegre, el líder de Conociendo Rusia dio el puntapié inicial a su serie de presentaciones en el Teatro Gran Rex en la Ciudad de Buenos Aires. Si ya las jornadas en el Gran Teatro Nacional de Lima, el Cineclube Cortina de Sao Paulo y Agulha en Porto Alegre habían sido emotivas y un punto de contacto con otros públicos, la presentación de anoche confirmó la norma.
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Las presentaciones fuera de Argentina estuvieron marcados por la gran recepción del público para con el músico y su formato. Un repertorio y jóvenes hits hicieron el resto para redondear funciones vibrantes y emotivas.
"Luces neón", "Se me hizo tarde" y "Otra oportunidad" abrieron la jornada minutos antes de las 21:10 en un set de guitarra, entre acordes, loopeadas y la profundidad de la voz de "El Ruso". Parte de la experiencia de ir a ver a Conociendo Rusia tocar en vivo es, en parte, escuchar cantar a Mateo en el escenario pero también a la persona en la fila 5 o al fondo del pullman.
Una puesta en escena minimalista con un piano, dos guitarras apoyadas y una pantalla fue transformándose durante toda la velada. Al principio más parecidas a la oficina de Roger Sterling en "Mad Med" que a la suite de Elvis en el Hotel Internacional de Las Vegas pero el cambio y la deformación de las visuales devinieron en una constante.
El músico continúo "Mi casa tu casa" antes de hablar con su público por primera vez y reconocer la emoción que le generaba el recinto lleno y el acompañamiento de sus seguidores. Tónica, la de la emoción, que se repitió durante gran parte de la noche. Arriba del escenario y entre las butacas del teatro de Avenida Corrientes.
Canciones que evocaron al amor más lindo, otras letras que esperan y la constante sensación de que la música es lo único que nos permite disociar sanamente por un rato, aunque sea, al contexto de incertidumbre que se vive. Un set de cuatro canciones en el piano al hilo con "Cicatriz", "La luna", "A la vez" y "Tu encanto".
Otra de las tantas virtudes de Sujatovich, que sabe poner en palabras el sentir de una generación consumida con voracidad por los tiempos de las redes sociales y la vorágine del mundo que se viene, reside en su voz. No cualquiera puede pararse y valerse de sí mismo frente a un teatro lleno y dar con la talla de una propuesta que es ambiciosa pero que a su vez cumple con las expectativas de todos.
Luego con una guitarra de 12 cuerdas, Mateo dispuso que sonaran "Montaña Infinita", "Disfraz" y "Mundo de cristal". Apoyado en las visuales, "El Ruso" halló allí el recurso para sumar texturas a su presentación en la que añadió en armónicas, guitarras y voces grabadas para el show.
Doble mérito para la banda que supo en un par de años tener discos quemados de tanto ser escuchado por sus fans, un par de hits que han paseado bastante por las radios más importantes y en Mateo un líder talentoso y carismático en partes iguales. El valor de una canción tersa y suave en momentos de tanta violencia.
"Cosas para decirte" y "La dirección" en piano volvieron a poner los pelos de punta del público. Se sumaron sombras de Mateo en las pantallas, lunas que se transformaron y la guitarra volvió a adquirir el rol central cuando sonaron "La puerta", "30 años" y "Quiero que me llames" antes de que "El Ruso" se retirara unos minutos del escenario como prólogo a los bises.
Melodía, cadencia y acordes que subliman el sentir porteño, canciones de amor localizadas, con dirección y altura, como una instantánea de los tiempos que corren en Buenos Aires, lejos de las postales perfectas del tango. Escuchar las canciones de Conociendo Rusia es escuchar el correteo de un niño en el patio de Andrés Calamaro y Fito Páez entre otras tantas leyendas que han influenciado pero no definido a Mateo Sujatovich.
Una noche marcada por la emotividad del público y del músico, que cantó cada uno de las 20 canciones del repertorio en 90 minutos de espectáculo. "Cabildo y Juramento" primero en piano y "Loco en el desierto" en guitarra fueron los dos tanques con los que Mateo eligió terminar una noche que quedará en el recuerdo.
El "solo tour" continuará en el teatro Gran Rex este 28 y 29 de octubre y 3 noviembre para luego seguir por New York y Miami en suelo norteamericano. Luego volverá a Posadas, Resistencia, Paraná, Salta y Tucumán antes de visitar Montevideo. Santa Rosa, Neuquén y Trelew para cerrar la gira el 11 de diciembre de nuevo en el Gran Rex.
Con información de Télam