"Los perros" indaga con humor sobre los inesperados sinsabores de una familia normal

11 de marzo, 2022 | 10.28

(Por Héctor Puyo).- Un sólido elenco tiene a su cargo "Los perros", una extraña comedia escrita y dirigida por Nelson Valente que de viernes a domingos en la sala porteña Picadero comienza en forma insustancial en el seno de una familia de clase media y luego da un salto inesperado, rayano en lo salvaje.

El título refiere a los recuerdos que los personajes -en particular el padre (Claudio Rissi)- guardan de sus queridos acompañantes caninos, distinguiéndolos por razas, comportamientos y actitudes propias de la especie, lo que da lugar a disquisiciones de filosofía barata, así como a sabrosos contrapuntos, en particular con la madre (María Fiorentino).

La pareja está de visita en casa de su hijo (Patricio Aramburu) en ocasión del cumpleaños número 40 de la nuera (Melina Petriella) y el comienzo da pie a la configuración de cada cual: el padre conformista, fracasado sin saberlo pero embarcado en una vida de hastío; su mujer adicta a los psicofármacos y al alcohol, el hijo a imagen y semejanza de su progenitor y la homenajeada, que, al principio alejada, escucha pero no participa del diálogo de los otros. En el fondo hay una búsqueda de felicidad que nunca se concreta.

Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.

SUSCRIBITE A EL DESTAPE

El carácter tradicional del grupo reproduce algunas frases fuertes, descolocadas para el momento en que se vive, con prejuicios a boca de jarro y temor a los otros, con acusaciones infundadas sobre el vecindario y otros condimentos que suelen ocupar las mentes de ciertas clases sociales.

Eso da pie al autor Valente para descerrajar certeras réplicas, sobre todo entre los dos mayores, ya que la mujer difiere en todo con su marido, al tiempo que el hijo no sabe cómo halagar a su propia esposa, que en su incomodidad manifiesta sin decirlo que está ajena al festejo y a los regalos.

Esa futilidad ofrece numerosos chisporroteos verbales que extraen fácilmente la risa en la platea, aunque el segmento se estire en demasía, confiado en las habilidades conocidas de los comediantes Rissi y Fiorentino, y hace que la pieza llegue a algunos momentos que se reiteran y parecen sin salida.

El remedio que encuentra el Valente director es mover con énfasis a sus criaturas en la escenografía de Rodrigo González Garillo -el habitual living comedor con acceso a la cocina, una puerta que conduce a otras habitaciones y una segunda a la calle-, jugando con una botella de whisky buscada por la madre y escamoteada por el hijo, la desproporción entre la torta de cumpleaños y el tosco velón que la ocupa o las muestras de abatimiento del padre cuando la realidad se le hace difícil de soportar.

Tal vez un poco tarde pero en último caso bienvenido, el salto que da el texto aminora el efecto reidero y, a partir de una anécdota contada por la nuera los resentimientos y las frustraciones son gritadas cara a cara -sobre todo entre la pareja joven- mientras el padre amenaza con retirarse y la madre se manifiesta feliz por el alcohol que la entona.

Como remedo muy menor de los finales de "¿Quién le teme a Virginia Woolf?" o "Un dios salvaje", la acción entra en una violencia verbal que se alimenta de sí misma y en la que la pareja joven explota al ver tanto su actualidad como el futuro posible, que es el de esos mayores estancados en su resignada realidad y sus pasajeros odios mutuos.

Sin embargo ese pequeño mundo barrial termina reconstruyéndose en su imperfección y algunas heridas se disimulan entre los pesados convencionalismos del padre, porque es necesario que todo conduzca a un final agridulce, cuya efectividad no sería la misma sin el preciso elenco que la sostiene.

"Los perros" puede verse los viernes y sábados a las 20 y los domingos a las 20.30 en el Picadero (Pasaje Enrique Santos Discépolo 1.857).

Con información de Télam