Discusiones de política, curas abusadores, debates sobre filmes de Hollywood, planes estrambóticos para ser millonarios y moralidad vs. legalidad son un combo de fanatismos que Martín Farina explora en "Los convencidos", un retrato coral que se estrena este jueves en salas.
El director de "Taekwondo" y "El fulgor" reunió en cinco capítulos a cinco grupos de conocidos para que hablaran de temas banales, pero que en la profundidad expresan la terquedad del alma humana para sostener ideas que en un punto parecen inverosímiles. Gracias a ello, Farina también ahonda en la sinceridad y la pureza que los personajes de "Los convencidos" llevan.
"Cada capítulo fue el resultado de un encuentro singular de mucha intimidad con estos grupos. Y tenía la intuición de que eso íntimo podía pensarse y/o reflejar algo más universal. Efecto de extremidad. Como si algo es tan tan blanco, que parece negro", dijo Farina a Télam sobre su nueva película documental.
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El cine del realizador de "Fulboy" ya tiene vuelo propio. Farina es dueño de una mirada personal y particular de hacer cine. Sus personajes, ya sean documentales o de ficción, siempre son sinceros. La cámara se preocupa por desnudar las capas que los cubren para llegar a los más puro que puedan mostrar.
Télam: ¿Cómo surge la idea de esta temática en versión coral, documental y blanco y negro?
Martín Farina: Con todos los protagonistas me une un vínculo específico que se relaciona filial y cinematográficamente. Entonces, filmando y conversando, empiezo a indagar, a partir del trabajo de las características de cada unx. En general aparecen diferentes facetas, que no siempre responden a una naturaleza común. Ni presentan la misma lógica gestual, actitudinal, etcétera. En esos casos pienso diferentes abordajes y los resultados a veces decantan en diferentes proyectos.
T: ¿Por qué le diste ese orden?
MF: Pensé algo parecido a ir de un punto blanco a un reflejo de todos (varios, algunos) colores. En el primer episodio parece haber menos control intelectual de los conceptos que se expresan a través del personaje. En el último, al contrario hay mucha más intelectualidad. Como que quise cubrir un abanico de menos a más en términos de autoconocimiento.
T: Por lo general, un guion debe tener tres actos, un conflicto a desarrollar... Sin embargo, vos apelás a un relato en extremo naturalista, pero que mantiene la tensión y la atención todo el tiempo. ¿Cómo lo trabajaste?
MF: Algo del tiempo en estos relatos es parte de la impronta que pude capturar y otra parte es su espacio temporal, su ritmo interno que trabajé muchísimo en el montaje. Parecen conversaciones simples pero tienen mucho tiempo de montaje.
T: Luego de trabajar sobre lo porfiado del ser humano, ¿qué sacás de positivo de estas posturas a seguir a ciegas lo que uno cree?
MF: Creo que al ver una posición extrema en este marco de intimidad que propone la puesta en escena cinematográfica, podemos pensar/nos por fuera de eso.
Con información de Télam