Martín Farina: "No trabajo con ideas previas respecto de lo que voy a firmar"

01 de junio, 2022 | 13.29

El prolífico director Martín Farina estrena mañana su nuevo documental "El Fulgor", una suerte de ensayo personal y casi caprichoso sobre la relación entre el campo y el carnaval de Gualeguaychú, el cual filmó sin intenciones previas y al que le terminó dando forma según las sensaciones que le fueron aflorando.

"No existe un preparativo 'humano', en el sentido de 'espiritual', para este tipo de eventos populares. Esa hipótesis como la propongo yo, entiendo que está relacionada con algo de lo cotidiano y del universo simbólico que pude observar en mis protagonistas y que no necesariamente significa el espíritu del carnaval propiamente dicho", dijo a Télam Farina.

En su nueva cinta, la octava de su filmografía, el cineasta se adentra en el mundo del campo, la faena y ese paisaje "bucólico" donde convive la rudeza del trabajo con la delicadeza de la naturaleza. Del otro lado del río, en el pueblo, se preparan las comparsas para darle ritmo y color al verano entrerriano. El director de "Fulboy" realiza un paralelismo entre ambos mundos, aunque todo el tiempo aclara que es algo que unió en montaje y que solamente es su visión -artística- de ese choque de momentos.

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La cinta prescinde los diálogos. Todo se dice a través del sonido o las miradas, como si la importancia de los sucesos exteriores, cualesquiera que fueran, únicamente se alojara en el interior de cada uno de los protagonistas. El exterior es sólo una excusa para adentrarse en ellos y vivir su personal manera cada instante del carnaval y de la vida en el campo.

El rodaje en sí duró tres años, divididos en dos partes: primero se dedicó a filmar al carnaval y sus jornadas, tras lo cual comenzó a acompañar a los protagonistas a sus "distintas actividades camperas".

"Ese proceso -explicó- me permitió en los meses en los que no filmaba, interpretar y reinterpretar el material con el que venía trabajando para ver si tenía lugar está hipótesis que había planteado de hacer un viaje introspectivo, que tiene que ver con el trabajo de faena de animales, pensado desde una conexión algo mitológica y/o espiritual.. hacia la expresión más colectiva de baile popular en el carnaval".

Télam: ¿Cómo se vive ese tiempo de ilusión de un año de trabajo para llegar al evento?

Martín Farina: Ese tiempo de ilusión que planteas entre el trabajo anual en el campo y su posterior consagración podríamos es algo que surge como resultado de mi trabajo de montaje. no existe tal tipo de preparativos en relación al carnaval. Esta idea es una propuesta exclusivamente de mi imaginación o por lo menos de lo que yo pude ver y que intenté plasmar. En general, no trabajo con ideas previas respecto de lo que voy a firmar o lo que voy a hacer. Quiero decir, cuando vi el trabajo que hacían estos chicos en el campo automáticamente resignifiqué lo que había vivido con ellos en el carnaval y me pareció que era plausible trabajar a partir de esa hipótesis.

T: ¿Creés que es el carnaval es el momento de distensión o que se trabaja todo el año justamente para llegar en forma (física, mental, etcétera) a su encuentro?

MF: Pienso que son dos mundos distintos. En este caso, los personajes que yo decidí observar particularmente tenían relación con estas dos facetas de la vida en Gualeguaychú, pero no necesariamente el mundo del carnaval está relacionado con este otro mundo del campo. Sin dudas el carnaval es un momento de distensión o un momento de relajación que tiene que ver con ritos propios de cada pueblo, pero que en el aspecto vincular no está ligado a la propuesta que yo hago en relación con el campo. El carnaval tiene su dinámica propia en donde cada uno de los jóvenes que participan se preparan en el gimnasio y hacen actividades para estar mejor físicamente, pero no hay una relación directa con el trabajo del campo.

T: Se puede interpretar que el carnaval es como un oasis en el que se vive todo como un sueño y que muchas cosas quedan ahí y otras salen.

MF: Como decís, creo que existe la posibilidad de interpretar este vínculo entre el campo y el carnaval a partir de los sueños. Incluso, es una frase recurrente. Aunque yo creo que en ese tipo de expresiones, en el sueño no hay nada detrás. Ellos plantean algo más bien superficial o turístico. En el sentido que yo traté de trabajar la película, y el montaje, la dimensión onírica me parece que tiene un poco más de peso específico en términos de la materialidad propia con la que operan los sueños. Las proyecciones. Los deseos. Creo que hay algo de eso. Porque justamente a partir de la vida de campo, en este caso como metáfora o como posibilidad de verlo en contrapunto, el sueño es un vector de identificación entre el mundo del campo y el del carnaval.

Con información de Télam