Kaurismaki, potente filme chileno, sectas y un thriller judicial en una nueva jornada de Cannes

22 de mayo, 2023 | 18.54

(Por Pedro Fernández Mouján, enviado especial).- Cuando se apaga el bullicio que generan las estrellas de Hollywood otras luces se encienden en el Festival de Cannes, como el caso de la película del finés Aki Kaurismaki "Fallen Leaves", que presentó hoy en competencia por la Palma de Oro.

Concebida como una pequeña y adorable perla cinematográfica, "Fallen Leaves" es la versión cinematográfica de algo parecido a un folletín o fotonovela musical con la gracia, la delicadeza y la calidad del realizador de "Luces al atardecer" y "La chica de la fábrica de fósforos".

También se conoció hoy, pero en Un Certain Regard, donde compite con la muy bien recibida "Los delincuentes", de Rodrigo Moreno, el filme chileno, en coproducción con Argentina entre otros siete países y con actores nacionales, "Los colonos" una suerte de thriller histórico y de marchas forzadas por la espesura de los confines del sur, de formidable factura y con grandes actuaciones que narra matanzas de indios de Chile a propósito de la expansión de las fronteras del capitalismo a comienzos del siglo 20, en una acción mancomunada entre privados, aventureros y el estado transandino.

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Una película que llegó con más ruido que nueces fue "Anatomy of a Fall", un filme de la francesa Justine Triet conocida por "La batalla de Solferino", que propone un drama judicial que deja al desnudo la intimidad de una pareja y que algunos medios internacionales resaltaron entre sus preferidas.

Por último, se conoció "Club Zero", un alegato sobre la manipulación y la formación de las sectas centrada en una profesora de una escuela de familias súper adineradas que recluta alumnos que libran una batalla contra la comida y se proponen vivir sin alimentarse, de la realizadora austríaca Jessica Hausner, que a pesar de sus obviedades puede gustar a muchos, como sucede a veces con las nuevas generaciones.

En "Fallen Leaves", Kaurismaki vuelve al territorio central de su cine, las clases bajas y trabajadoras de Finlandia y los personajes solos de soledad absoluta, que de tan solos no tienen, a veces, ni cosas que contarse.

Ella (Alma Pöysti) de nombre Ansa en el filme, es una empleada de supermercado a la que despiden por la inquina que le profesa un jefe de seguridad que la acusa de llevarse productos ya vencidos y no aptos para la venta ni el consumo; él un metalúrgico alcohólico.

"Me deprime beber tanto", dice en un momento a un amigo, a lo que este le pregunta "¿y por qué bebes, entonces?", "porque estoy deprimido" contesta Holappa (Jussi Vatanen), con ese humor ácido, existencial e ingenuo, propio de Kaurismaki y que puebla todo el filme.

La cuestión es que Holappa y Ansa viven y están solos, ambos son despedidos, consiguen nuevos trabajos y vuelven a perderlos en el transcurso de la historia. Holappa también pierde el teléfono de Ansa, que ella le da luego de la primera cita y debe elucubrar maneras para volver a encontrarla.

Toda la historia está atravesada de canciones, desde las primeras de un karaoke donde Ansa y Holappa se ven por primera vez sin hablarse, hasta muchas otras y en distintos idiomas, "Arrabal amargo" en versión de Gardel, incluida.

La historia de amor entre Holappa y Ansa podría tener algo que ver con la de "El suspirante" de Pierre Etaix, no por semejanzas obvias pero sí por la bellísima y amable manera de acercarse al amor entre dos solitarios.

En la sala Debussy se conoció la ópera prima del chileno Felipe Gálvez, "Los colonos" que causó fuerte impacto, para un filme sólidamente construido y mejor actuado que narra la historia de unos mercenarios a sueldo de un terrateniente chileno que van masacrando indios para apoderarse de territorios nuevos.

El inglés Sam Pruell y el chileno Alfredo Castro protagonizan un filme que tiene participaciones de actores argentinos como Agustín Rittano ("El suplente" en cine y muchísimo teatro), Luis Machín y, pequeña sorpresa, Mariano Llinás como el explorador y naturalista argentino Perito Moreno, que está queriendo establecer los límites argentino-chilenos y con quien se cruza la avanzada conquistadora.

El filme tiene la virtud de narrar una matanza enorme pero contarla en la vivencia de la violencia a escala pequeña, a través de una marcha dificultosa y sangrienta por territorios inexplorados y hasta entonces propiedad indígena.

La película de Triet transcurre fundamentalmente en el estrado judicial. En una casa de los Alpes franceses viven una escritora, de éxito, su marido un aspirante a escritor y el hijo ciego de 11 años de ambos.

El marido aparece muerto, caído en la nieve de un altillo de un tercer piso la primera mañana, el juicio debe determinar si fue asesinado por su esposa o si se trató de un suicidio y para arribar a esta conclusión quedan al desnudo todas las tramas ocultas de esa pareja en presencia de del niño que, obviamente, es uno de los grandes afectados por la tragedia.

En "Club Zero" se trata de una escuela modelo y rica a la que llega una nutricionista reputada para fomentar entre los alumnos una especie de conciencia alimentaria.

Padres muy adinerados que atienden más sus negocios y chicos que quedan atrapados por la manipulación de la profesora (gran trabajo de Mia Wasikowska).

La película empieza hablando de los males de la alimentación pero concluye con la formación de sectas, posiblemente suicida también por cuanto propone no ingerir alimentos y hacia allí se despliega con uniformes blancos y amarillos, casas con elegantes, modernas y compacta a arquitectura y una ingeniería de diseño de alto vuelo.

Con información de Télam