(Por Hugo F. Sánchez, enviado especial).- La película "Virgilio", del director argentino Alfred Oliveri, cierra hoy la sección Culinary Zinema del Festival de San Sebastián, que mañana tendrá la gala de cierre de su 70ma. edición.
Oliveri -que en los noventa fue movilero y productor de los programas "CQC" y "El Rayo", entre otros-, ya había presentado en el festival "Un asunto de familia" en 2018 y "La leyenda de Don Julio: Corazón & Hueso" en 2019.
Ahora regresa a la sección enfocada en producciones relacionadas con la gastronomía con una aproximación documental sobre el trabajo y la vida de Virgilio Martínez, chef y dueño de un restaurante de Lima, en Perú, considerado el mejor de la década en Latinoamérica.
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"Mi propuesta fue llevar a la pantalla la vida de Virgilio porque sin duda se trata de un artista", asegura Alfred Olivieri a Télam en un bar de la ciudad vieja, a metros de la Sala Príncipe, en donde esta noche se proyectará su película.
"En Virgilio hay realmente una mirada transformadora y representativa de algo muy concreto sobre una región de su país, de la utilización de sus productos por lo que no se trata solo de cuán buenos y ricos son sus platos", describe el realizador.
Télam: ¿Cómo fue el origen del proyecto? ¿por qué una película sobre el chef Virgilio Martínez?
Alfred Olivieri: Bueno, la realidad es que Virgilio apareció en el radar cuando fundamos la productora House of chef en el 2015 y lo conocimos a través de unas cenas con el chef argentino Mauro Colagreco. Fue una relación que se fue dando en el tiempo en distintos lugares del mundo hasta que en un momento, en 2019, empezamos a tener una idea contundente de querer hacer una película juntos y de encontrar un ángulo sobre lo que queríamos contar, aunque todo esto se 'freezó' por la pandemia y luego cobró muchísima fuerza cuando con los mismos productores de mi anterior película, "Siguiendo la luna", pensábamos qué seguía y mi propuesta fue llevar a la pantalla la vida de Virgilio porque sin duda se trata de un artista.
T: Tus películas buscan la singularidad de los individuos pero en "Virgilio" se trata de correrse de la cocina y que el relato muestre la filosofía de Martínez y del camino a los productos naturales.
AO: Yo creo que en esta película una vez más la cocina se convierte en un medio para que nosotros podamos contar, pero también un medio para el protagonista, para dar su mensaje. Virgilio es un artista porque a través de sus platos, que no solamente incluyen la comida sino también la confección a partir de la cerámica de los platos, él conforma una visión sobre los distintos ecosistemas del Perú. En Virgilio hay realmente una mirada transformadora y representativa de algo muy concreto sobre una región de su país, de la utilización de sus productos, por lo que no se trata solo de cuán buenos y ricos son sus platos.
T: Se da la paradoja de que en los documentales sobre cocina retratan a individuos especiales pero se trata de un trabajo en equipo. ¿Coincidís con esa apreciación?
AO: Absolutamente, siempre son trabajos de equipo, muchas veces las familias están cerca y tienen mucho que ver con eso. No podemos hablar de Virgilio sin hablar de su pareja, Pía. Son grupos de trabajo alrededor del discurso de Virgilio, nada es singular en el universo de Virgilio, si te ponés a pensar, siempre está hablando de escenarios colectivos.
T: Esta es la tercera vez que te presentás en Culinary Zinema. ¿Qué significa participar en esta sección?
AO: Para mí volver a San Sebastián y particularmente a la sección de Culinary Zinema es una satisfacción, un honor y una responsabilidad. Es un lugar que de alguna manera marcó mucho mi carrera porque aquí estrené mi primera película "Tegui: Un asunto de familia", volví al año siguiente con "La leyenda de Don Julio" e inauguré la sección dos veces.
Tener ese público inmenso viendo tu película es muy fuerte y para mí, este festival fue la entrada a la puerta grande del mundo del cine en todos sus sentidos. Estar aquí es volver a mi casa.
T: ¿Qué hace que San Sebastián sea un destino culinario tan especial?
AO: Bueno, no solo San Sebastián sino todo el País Vasco es el lugar con el mayor número de estrellas Michelin del mundo (distinciones a los restaurantes que otorga la publicación francesa La guía Michelin), lo cual habla a ciencia cierta de lo que fue el resultado de la revolución de la nueva cocina vasca de la mano de grandísimos cocineros, por los productos fantásticos que usan, por el buen hacer, pero también está eso de querer sentarse alrededor de una mesa, de conversar, o sea, la cuestión social de los vascos define mucho este fenómeno de ser una de las capitales de la gastronomía mundial.
Con información de Télam