En "Existir", que se estrena este jueves en salas, Cine.ar TV y la plataforma gratuita Cine.ar Play, el director Gabriel Grieco homenajea a su padre y al cine de aventuras que de chico compartían juntos, y para ello echó mano de historias de ovnis, abducciones y otras historias sobrenaturales en un atractivo recorrido de acción que hasta cuenta con imágenes de experiencias "reales" que enviaron usuarios de redes sociales.
"Mi papá es un pediatra respetado, juntos veíamos las estrellas con telescopio y binoculares. Muchas de las pelis que veíamos juntos están referenciadas en 'Existir', como 'Encuentros cercanos del tercer tipo' (Steven Spielberg). Y por eso los estereotipos que tiene la película son poco realistas, con la idea de buscar lo clase B o el cuento que veíamos en el 'Sábado de súper acción'", dijo el director a Télam.
Para ello, Grieco tomó referencias de películas de John Carpenter y de la saga de Indiana Jones, entre otras, pero "con un tono argentino", para crear una cinta con un elenco encabezado por Vanesa González, Victorio DAlessandro y el propio director, quien, en el papel de un guionista, le da vida a los personajes de aquellos dos en una historia que entremezcla realidad y ficción.
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"Después de la fantasía, la aventura, que es mi homenaje a ese cine, la película cambia un poco y conecta con algo más personal y quizás más de creer en ciertas cuestiones", reconoció Grieco, cuya ópera prima fue la muy bien recibida "Naturaleza muerta", a la que le siguieron "Hipersomnia" y "Respira".
Lautaro, el novio de Lola (González), desapareció hace dos años y ella no se resigna a encontrarlo con vida, aunque durante este tiempo haya nacido el amor con Renzo (DAlessandro), el mejor amigo de su compañero y quien la asiste en la búsqueda.
En el aniversario de la última vez que vieron a Lautaro, Lola recibe extraños mensajes que la convocan a un páramo, donde desentierra un colgante que reconoce como propio.
A partir de allí, perseguidos por militares, Renzo y Lola viajan por varios lugares de Argentina para poder llegar a Lautaro, mientras diversos hechos sobrenaturales se les interponen en el camino.
Télam: ¿Cómo luchaste con vos mismo para tomar el camino de la aventura y el personal a la vez?
Gabriel Grieco: Se fue medio construyendo en el proceso. Empezó como algo independiente, después vino la pandemia y paramos. Filmamos parte en el 2019, parte en el 2021 o fines del 2020 cuando se abrieron los vuelos y pudimos viajar. Fue muy de a poco, creo que eso fue haciendo que haya que reescribir todo el tiempo más allá de la idea inicial. En ese tiempo, como realizador uno va cambiando de gustos y de metas.
T: Una cosa es cortar la preproducción o la escritura, pero otra cosa es cortar el rodaje.
GG: Sí, de hecho había muchos que decían ¿cómo van a editar esta película?. Porque, por ejemplo, Victorio tenía el pelo más largo en un año, en Cachi lo tenía más largo y entonces los encuadres están cortados por acá (se señala la frente) para que no se vea el pelo (risas).
T: Cachi es un pueblo salteño, en medio de los Valles Calchaquíes, con una historia nueva pero importante respecto del universo de los ovnis.
GG: Cuando yo fui de turista, conocí el Ovnipuerto, que es un centro turístico, y se me ocurrió a partir de eso hacer la película, ¿cómo no vamos a ir? Por suerte luchamos y apenas se abrió el primer vuelo nos subimos los cuatro, creo que fue el primer o el segundo vuelo habilitado. Íbamos todos con los barbijos, las máscaras y todo y lo pudimos hacer, pero quizás no pasaba.
T: ¿Cuánto hubo de fantasía e imaginación y cuánto de investigación?
GG: De chico yo mamé todo eso, entonces sé mucho de avistamientos. Mi papá es pediatra y tiene todos sus libros de medicina, pero al costado tiene una biblioteca con todos libros esotéricos y de encuentros, y está la historia del hombre que estaba en Buenos Aires y de repente apareció en México. Hay un montón de historias y leyendas urbanas que están aplicadas a la película, todas cosas que hemos leído, hemos visto y que hay un montón de información de ufología.
T: Acudiste a las redes sociales para que te cuenten experiencias, ¿no?
GG: Sí, cuando estábamos filmando hice una convocatoria para que la gente mande sus materiales y al final aparecen. Mucha gente nos mandaba cuentos, historias de que estaban en las casas y aparecía algo y fotos raras, incomprobables. Evidentemente era mucho entusiasmo o gente que cree haber visto eso o muchos habrán sido inventados, no lo sabemos, pero llegó mucho material. De hecho, algunas cosas fueron construidas para el final y hay muchas tomas verdaderas, pero como no estaba el video hubo otras que hubo que reconstruirlo. El plano final, el resto son todas verdaderas, pero el plano final fue reconstruido en base a un cuento que nos llegó de alguien que escribió su experiencia.
T: ¿Qué pasó por vos para dar el salto de la película anterior a esta, que no tienen mucho que ver en el género?
GG: Yo digo que la otra es una peli más seria y esta es un juego. Yo lo tomé así, salir a jugar. Y es raro que se esté estrenando ahora porque, ya te digo, la filmamos hace dos años con todo lo que pasó, el cambio que hubo después de la pandemia, que llegue a los cines y se vea está buenísimo, pero me encuentra en otro momento también. Entonces es volver a encontrarme con ese material.
T: ¿No te dio temor el cambio de registro de una película a la otra?
GG: Yo creo que cuando uno hace una película tiene que sentir algo; sí me movía una pasión para contar eso de mi niñez Cuando la vi por primera vez sí, veía la primera parte que habla de energías y rarezas y pensaba que me iban a matar (risas), me daba un poco de vergüenza, pero después al final está muy bien construido el tema de efectos y lo más personal, entonces sentía que lo logramos y quedé contento. Después, uno va probando, a mí me gusta hacerlo. Podría ser una comedia, es distinto a lo que hice antes pero si uno vuelve a hacer lo que hace siempre y se repite no tiene sentido para mí.
T: En la presentación dijiste que al final de todo ingresó el Incaa, cuando por lo general en Argentina es por donde se empieza.
GG: Porque también todo el proceso de la película fue cambiando. Parte de Mar Azul fue hecha en un fin de semana, que la película dice que es la Patagonia pero es cuando Lola Morán es abducida, eso es un bosque que es en Mar Azul. Ahí hay otros países y todo fue filmado con una camarita, que yo iba quizás a un festival y ya tenía la idea de la película, entonces íbamos filmando de a poco, con el guion ya construido. Después apareció la posibilidad de completarla, pero cuando apareció eso llegó la pandemia.
Con información de Télam