El fotógrafo y documentalista colombiano Raúl Soto Rodríguez se adentró en la selva de su país para retratar el ritual que una comunidad llevó a cabo en el desentierro y entierro de un chamán y que retrató en "El segundo entierro de Alejandrino", que se puede ver gratis, hasta el domingo, en festhome.com en el marco del Fidba.
"A comienzos de 2017 fui a la Organización Indígena de Antioquia con la intensión de hacer una película sobre alguna de las etnias que la integran. Estuvimos varios días valorando temas, historias y personajes relevantes del ámbito indígena de nuestro país, hasta que Wilfer, el comunicador de esta entidad nos contó la historia de Teresa y los sueños que ella sostenía con Alejandrino, su esposo muerto, y cómo este le pedía que lo cambiara de tumba y la comunidad no quería tocar porque tenía miedo", comentó el director desde Colombia a Télam,
Cuando la viuda finalmente desenterró al difunto, se encontró el cuerpo momificado. "Me pareció increíble lo que escuchaba, como si fuera un rumor de selva llegado a la ciudad. Sin embargo, necesitábamos una confirmación de que todo lo que allí estaba pasando era verdad, y fue Joselito Carupia, sobrino de Alejandrino y de Teresa, quien también es chamán, quien nos confirmó todo", indicó el realizador, cuyo trabajo se enfoca en la vida y lucha de los grupos minoritarios.
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La película fue filmada durante 10 días en la selva y hablada en el dialecto embera eyabida, para lo cual Soto Rodríguez necesitó la traducción en simultáneo, prácticamente, durante el rodaje. Luego, para la posproducción, Carupia se sentó en la sala de montaje y fue pasando al español, para los subtítulos, los diálogos grabados.
"Estuvimos trabajando sobre la construcción del discurso y encontrando la película en las secuencias logradas, mi intención fue hacer una película para la comunidad y que desde allí se expandiera a otras lenguas", señaló.
Télam: ¿Cómo fue el rodaje?
Raúl Soto Rodríguez: Desde que nos acercamos a la familia de Teresa Bailarin comenzamos a trabajar en los pasos que tenían que ver con el convite de espíritus que iba a suceder dentro de la casa, el trayecto a caminar y sus condiciones y muchas tareas que había que preparar en el pueblo donde iba a llegar el cuerpo momificado a su segundo entierro. El rodaje fue consensuado todo el tiempo con Teresa y Carupia, quien fue nuestro mentor y guía. Para lograrlo reunimos 18 mulas, tres arrieros, tres líderes y cinco guardias comuneros, además de un director de fotografía, un sonidista y yo, durante 10 días estuvimos inmersos en un mundo de lógicas y posibilidades desconocidas para los que no éramos indígenas. Al segundo día recibimos un baño y un rezo y durante el tiempo de rodaje ni un solo mosquito nos picó. En algunos momentos yo preparaba la comida de todos, y cada uno cumplió con su parte para lograr este difícil rodaje.
T: ¿Cómo dirigiste el documental mientras las personas hablaban en su idioma?
RSR: Muchas de las situaciones que pasaron frente a nosotros fueron consensuadas con la comunidad y hacían parte de los momentos de vida de una mujer chamana resolviendo un fuerte asunto de chamanismo y espiritualidad, como lo era desposeer a su esposo Alejandrino de sus poderes, apropiarlos para si y tranquilizar a la comunidad. Todo el tiempo a nuestro lado hubo amigos indígenas que traducían lo que hablamos, tanto de los capunia (blancos) hacia los indígenas y viceversa. Nosotros también éramos parte de las decisiones que se tomaban.
T: ¿Qué se movilizó en tu interior en la relación con la muerte?
RSR: La cosmovisión de los indígenas embera eyabida sobre los ciclos de la vida, la muerte y los sueños me acercaron a la existencia de seres que tienen mucha profundidad para convivir y sentir el latir de la madre tierra, algo a lo que los occidentales le dimos completamente la espalda, generando una destrucción que se siente irremediable para el planeta. El canal de los sueños me pareció una dimensión potente para surcar los tiempos de la vida y la muerte, y más cuando esta historia fue protagonizada por una anciana cargada de una fuerza espiritual inmensa, que desafió todo para cumplir con el deseo de su esposo muerto.
T: ¿Qué relación manejás con lo espiritual?
RSR: Soy una persona que cree que el relato del modernismo y la vida occidental dañó los ciclos de la naturaleza, es cómo si la existencia del hombre moderno tuviera que destruirlo todo en beneficio de su comodidad, la cuál a la larga se siente vacía y muchas veces solitaria.
Con información de Télam