Cuando parecía que era imposible superar la carga de adrenalina desplegada en el escenario por Pixies, Jack White demostró que el rock siempre está en condiciones de subir la apuesta, en el inolvidable show ofrecido en el cierre del Road to Primavera, la jornada llevada a cabo ayer en Costanera Sur como anticipo de la primera edición local del tradicional festival español Primavera Sound, que se desarrollará en noviembre.
El fenomenal artista de Detroit fue un auténtico volcán en erupción durante la hora y media que duró su set, en el que hizo una fantástica adaptación del rock a los tiempos modernos, como para dejar en claro que es un género que lejos está de haberse convertido en una lengua muerta.
Para ello, el ex The White Stripes, The Raconteurs y The Dead Weather repasó el amplio abanico y las diversas sonoridades que forman parte de la cultura rock, en un pulso que interpreta el actual estado de vértigo de la sociedad; y, desde una concepción estrictamente orgánica, no se privó de incorporar elementos de la electrónica.
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En ese contexto, tanto Jack White con su guitarra, como el tecladista Quincy McCrary, el bajista Dominic Davis y el baterista Daru Jones echaron mano con maestría indistintamente al contrabajo, el mellotrón, el piano, o a recursos como el slide, entre otros elementos, sin que nada de eso sonara forzado.
De esta manera, el virtuoso e imaginativo guitarrista no solo se llevó la corona a la performance estrella de la jornada, sino que se ubicó entre lo mejor que se pudo ver y escuchar por estos lados en los últimos tiempos.
Pero más allá de esto, no hay que perder de vista que tanto Pixies como Cat Power y la local Las Ligas Menores, que completaron la grilla de esta fecha, también ofrecieron grandes performances.
De hecho, hacia las 22.15, cuando Pixies, la banda emblema del noise rock, culminó su vigoroso set, luego de la cautivante actuación de Cat Power y de la notable apertura de Las Ligas Menores, ya se había redondeado un lujoso aperitivo del Primavera Sound; pero aún faltaba Jack White, quien iba a ocuparse de dejar una marca difícil de superar.
En tiempos en que resurgió esa suerte de letanía que sentencia la muerte del rock y en que se afirma de manera taxativa que son otros ritmos los que saben tomar el pulso de los tiempos modernos, el artista de Detroit se encargó de demostrar que se trata de teorías sin sustento.
También quedaron desterradas las profecías en torno a la decadencia de la guitarra; pues absolutamente todos los sets tuvieron a las guitarras como gran protagonista.
Con un repaso que no dejó afuera a ninguno de los proyectos que encaró en su carrera, Jack White desató un torbellino sonoro que, sin bajar revoluciones, paseó entre el más furioso hard rock, el rockabilly, los tempos hardcore, el country, el folk y estilos de raíz afroamericana.
Sin embargo, todo ello sonó moderno, algo que no solo ocurrió cuando aparecieron elementos de la electrónica, sino incluso cuando el protagonismo recayó sobre el piano, el contrabajo o la guitarra acústica.
Este rock del Siglo XXI al que Jack White le pone su firma es dueño de una uniformidad que en vivo pone en igual rango a las composiciones más recientes, como Fear of the Dawn , Talking Me Back o What´s the Trick?; con los clásicos de The White Stripes como Seven Nation Army o Fell in Love with a Girl; de The Raconteurs como Steady, As She Goes; o de The Dead Weather como I Cut Like a Buffalo.
Antes de eso, Pixies había protagonizado un show de alto voltaje, que tuvo sus momentos más celebrados en el repaso del famoso disco Doolittle y encontró apenas algunos respiros cuando sonaron las canciones de Doggerel, el nuevo álbum, lanzado hace apenas dos semanas.
El cuarteto comandado por Francis Black, que cuenta con la argentina Paz Lenchantin en el bajo, no dejó clásico sin recorrer con títulos como Debaser, Gounge Away, Hey, Monkey Gone to Heaven, Wave of Mutuation, Where´s is my Mind y, por supuesto, Here Comes Your Man, entre otras.
Allí marcó presencia el personal sonido del guitarrista Joey Santiago y la poderosa batería de David Lovering.
Sin embargo, el grupo se reservó espacio para las nuevas canciones, de tono más melódico aunque sin abandonar sus características distorsiones y sonidos disonantes; como pudo apreciarse en There´s a Moon On, Who´s More Sorry Now? y The Lord Has Come Back Today.
Previamente, Cat Power coronó su sexta visita a la Argentina con una atrapante performance, en donde hizo gala de su conocida exploración cancionera con base en el folk y sonidos negros, como el blues y el soul.
En base a su capacidad para encantar al público, como una suerte de Patti Smith indie, la cantautora estadounidense hizo una relectura de muchas de sus páginas más conocidas, como Say, The Greatest y Unhate, como así también le dio un nuevo cariz a clásico populares como New York, New York y "Satisfaction (I Can´t Get No), cuya atracción radicó precisamente en lo irreconocible que resultaron.
Por ejemplo, la tonada cuya versión más famosa tiene la voz de Frank Sinatra, con su abordaje desde una base soulera, derivó en una fantástica banda sonora del costado menos glamoroso y más sanguíneo de La Gran Manzana.
Antes de Cat Power, la banda local Las Ligas Menores tuvo el honor de abrir este debut del tradicional festival catalán en nuestro país con el set en el que justificó esta elección.
El grupo que tiene como cara visible a Anabella Cartolano dejó en claro por qué es la gran joya del indie local y suele ser habitual animadora de la edición original de este encuentro musical, como así también de otros de este estilo.
Pasado el Road to Primavera, el próximo paso ya será el Primavera Sound, entre el 7 y el 13 de noviembre, que tendrá a Arctic Monkeys, Lorde, Hernán Cattaneo, Travis Barker y Bjork como principales atracciones.
Con información de Télam