(Por Pedro Fernández Mouján, enviado especial) El doctor Jones está cerca de concluir su aventura, aquejado por los males que comienzan a manifestarse con el paso del tiempo y a punto de renunciar a su cargo docente en el Hunter College, pero, como si hubiera sacado la sortija, puede dar una vuelta más en el estrépito de acción y adrenalina que lo ha mantenido vivo más allá de sus ocupaciones cotidianas.
"Indy" tiene tiempo para una nueva cacería, viajar por países extraños, esquivar trampas mortales, pilotar aviones, motos y autos a velocidad inconsciente, incluso cabalgar por los túneles del metro de Nueva York escapando a la muerte.
La misión en este caso es dar con la otra mitad de un objeto oculto por Arquímedes en el 200 antes de Cristo y que podría generar fisuras en el tiempo que modificarán el decurso de la historia. Sus enemigos son un un grupo de nazis infiltrados en la NASA. La película está ambientada en 1969, época del alunizaje y la guerra de Vietnam.
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Con "Indiana Jones y el dial del destino", la última película de la franquicia, muere uno de los productos cinematográficos más influyentes de la industria de Hollywood de las últimas cinco décadas, el retorno a la aventura, la revalorización del cine de género por quienes lo veneran, el revival del comic por directores y productores que lo amaron en la infancia y le conocen los más secretos hilos que los mueven, aquellos genios que crecieron viendo televisión, y no perdieron nada de su capacidad creativa.
Indiana Jones y otros, "Star Wars", para citar una referencia con jugadores similares (George Lucas, Harrison Ford) fueron además, en estas décadas, el motor económico de Hollywood, su capacidad de supervivencia, la nave insignia de un reino que, como tal, nunca puede abdicar del poder y que si toleró indulgentemente experimentos extraños (algunos brillantes) lo hizo bajo el manto protector de estas películas masivas, mundiales, generadoras de íconos y creadoras de fans en todo el globo.
La película se conoció anoche en Cannes -como parte de la Selección Oficial aunque fuera de competencia-, donde en una gala rebosante de estrellas Harrison Ford recibió la Palma de Honor de manos de la presidenta del Festival, Iris Knobloch; y hoy se vio para la prensa, antes de su promocionado estreno mundial, que arranca el 28 de junio en Francia y otros países europeos, continúa el 29 en la Argentina y el 30 se proyecta en Estados Unidos.
Los cambios son varios, para empezar Steven Spielberg ha renunciado a la dirección en esta quinta y última entrega después de haber realizado las cuatro anteriores, Ford pinta 80 años (en el filme 65) y detrás de cámara aparece James Mangold, experto en películas de alto impacto, productor y realizador de filmes como "Logan", "Wolverine, inmortal" y "Contra lo imposible".
El nuevo contrincante es Mads Mikkelsen ("La cacería", "Otra ronda"), un exnazi infiltrado en los equipos científicos de la NASA y que comanda un grupo de subordinados en situación de latencia; y junto a Indy aparece una sobrina encarnada por la británica Phoebe Waller Bridge, que nunca es lo que parece ser, al menos hasta el final del filme.
La acción se desarrolla en 1969 bajo el telón de fondo de la Guerra Fría y buscan la parte faltante de un artefacto escondido por Arquímedes en Siracusa 200 años A.C. que podría crear fisuras en el tiempo, el dial.
A favor de esta última entrega de la saga se puede decir que no escatima situaciones y que las escenas de acción vuelven a adquirir momentos supremos. En contra que, quizás, carece de aquella ingeniería precisa y desconcertante de anteriores entregas como "Los cazadores del arca perdida", acaso el punto más alto de la franquicia.
Acción hilarante, sello propio de Indiana, hay; sobre todo una persecución en que Jones maneja un taxi de tres ruedas en Tánger (Marruecos) acabando con todo lo que pasa a su lado y siempre a punto de perecer en el intento.
Hilando fino, Mangold intentó una suerte de homenaje para cerrar un ciclo definitorio de la historia del cine de Hollywood, y funciona en este sentido aunque quizás agrega una cierta "saudade" no tan propia de la historia madre y de cómo se hicieron y se pensaron las películas previas.
Con información de Télam