En paralelo a su carrera como productor musical y músico, Evlay inició antes del estreno de su última placa "333", un camino como DJ basado en su devoción por el raw y el hypnotic techno alemán, géneros que terminaron moldeando además su búsqueda creativa.
Fue hace poco que empecé a meterle fuerte al techno. La posta fue que cuando estuvimos de gira ahí en Europa, tocamos en España y algunos de los pibes eligieron irse para las playas del norte y yo que detesto la playa a otro nivel, elegí irme antes a Berlín donde teníamos una fecha, contó el músico Facundo Yalve, en charla con Télam.
Fue justamente en la capital del techno mundial donde terminó de volverse loco y, secundado por su amigo el dj José Bonetto, empezó a prepararse para su inminente debut detrás de las bandejas No sabía ni mezclar y ya tenía una fecha en Local Support de Madrid. Me mandé a cara de perro para obligarme un poco a aprender y me puse a practicar en Alemania, contó.
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En los últimos viajes me empecé a conectar fuerte con la joda de Berlín pero no desde el lado del reviente sino de lo que me generaba la música. Es muy loco los trances en los que podés entrar con esa movida y a la vez entender ciertas cuestiones de la música electrónica, estando yo acostumbrado a otras estructuras de canciones, añadió.
Evlay quedó rendido ante el efecto de esa música con estructuras de seis minutos, transiciones muchos más largas y alcanzar estados a los que uno puede llegar con la electrónica: Es un trance musical que capaz con otros estilos no me pasa. Me voló la cabeza, más el techno hipnótico y el raw, Incluso el tema con Ca7riel, que fue uno de los primeros en salir, surgió después de uno de los viajes a Berlín. La base la empecé allá, comentó.
El 333 que le da nombre a su primera placa, donde se dio el gusto de juntar a Santiago Motorizado con Wos y donde también pudo hacer parte a artistas que personalmente no conocía como el rapero Neo Pistea, también guarda una historia bastante singular: A medida que uno va armando un concepto, pasa el tiempo y empieza a resignificarse y va tomando como otro peso.
Lo del número empezó porque hace unos años yo trabajaba para Tres Música con los productores de Lali. Siempre tuvieron esa cercanía con el número, pero a partir de ahí, por algún motivo, el número se me empezó a aparecer de una manera jodida y por todos lados, señaló sobre el 333 que acabó por tatuarse en el cuerpo.
Y completó: El código del tacho de basura de mi estudio es 333, y un día, mientras iba caminando por ahí cerca, me encontré con una patente doblada que decía 33. Me fui al estudio y me quedé pensando en eso todo el día. Dije, ya fue, voy a buscarla. Cuando abro la patente, el tercer número era el tres, de vuelta. Y así mil cosas con eso.
Con información de Télam