Los integrantes del Ballet Estable del Teatro Colón (BETC) exigieron hoy la recuperación de la ley jubilatoria especial para su régimen de trabajo, a dos semanas de la renuncia de la reconocida bailarina Paloma Herrera a su cargo como directora del cuerpo.
La visibilización del reclamo colectivo coincidió con lo que durante los últimos días Herrera tomó como uno de los motivos de su salida, cuando en declaraciones a distintos medios de prensa señaló las dificultades que la falta de implementación de la legislación genera al interior del staff del Ballet.
Se trata de la ley conocida como "20/40", nombrada popularmente en relación a los veinte años de carrera o los 40 de edad necesarios para acceder al sistema previsional, un tratamiento particular debido a la exigencia física que demanda la profesión.
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"La mencionada ley rige con normal funcionamiento en compañías oficiales del interior del país. Sin embargo, desde el año 1994, con la llegada de las AFJP y la posterior conformación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la caja de jubilación municipal desapareció, pasando a pertenecer a Anses y a regirnos por el régimen general previsional", subrayaron los trabajadores del BETC en un comunicado difundido en redes sociales.
En ese sentido, agregaron que desde hace 30 años aguardan la revalidación de esta ley especial, "que contempla las especificidades de una labor tan particular como singular".
Remontándose a la importancia cultural e histórica del coliseo porteño en el que desarrollan sus actividades, el equipo de bailarines y técnicos destacaron que son quienes "conforman la columna vertebral de tan majestuosa obra edilicia", y quienes dan "vida a las creaciones artísticas".
"Cada bailarín que llega a ocupar un puesto en el Ballet Estable, ha iniciado a muy temprana edad una carrera de compromiso y devoción. Una pulsión profunda e inexplicable de pasión nos enseña desde niños la disciplina, responsabilidad y trabajo constante y para siempre. Sacrificios y resignaciones, vocación y amor incondicional por esta profesión. La entrega es total", sigue el comunicado.
Al respecto, desde el BETC remarcaron que el instrumento y medio de expresión por excelencia de su rubro es el cuerpo, y que es "la propia temporalidad indica cuándo ya no es posible continuar ejerciendo el arte de bailar, en un escenario de altísimo nivel profesional como lo es el de nuestro primer coliseo".
"Aún así, nuestros bailarines de mayor edad son una pieza fundamental en el abordaje de roles de carácter con mayor compromiso actoral, donde la experiencia y el peso escénico marcan la diferencia, un eslabón clave en el legado de la mística y la tradición teatral", siguieron.
En el texto, el colectivo exigió a las autoridades gubernamentales, directivos del Colón y otros funcionarios a cargo de la toma de decisiones que la cuestión sea llevada a la agenda, para hablar sobre la ley de jubilación especial "manteniendo el espíritu de dignidad y respeto con el que fue concebida".
"Es la única manera de dar solución a esta problemática de estancamiento del engranaje, del cual dependen las nuevas generaciones. Los bailarines del BETC somos artistas que entregamos nuestra vida a la profesión y tenemos el derecho a jubilarnos dignamente", concluyó el escrito.
De acuerdo a los datos dados a conocer en la publicación, el Ballet Estable está compuesto en la actualidad por una planta permanente de 93 bailarines, de los cuales cuatro están con licencia sin goce de sueldo, y otros 25 se encuentran en condiciones de jubilarse si rigiera la "20/40".
Paloma Herrera, que ofició como responsable del cuerpo de ballet desde 2017, hizo pública su renuncia el pasado 2 de febrero al publicar en sus redes una copia del correo que envió a la Dirección General del teatro.
"Redoblé mis esfuerzos y así pude convertir al Ballet Estable del lamentable estado en el que se encontraba cuando llegué en el espectáculo más taquillero de la casa, superando con holgura a la ópera, que por entonces vendía históricamente mayor cantidad de entradas", sostuvo en esa oportunidad la distinguida bailarina de 46 años.
En su texto, Herrera aludió a diferencias con el director ejecutivo del Colón, Martín Boschet, tanto de cara a la programación para la temporada 2022 como en la política de audiciones.
Herrera aseguró que de la planta de bailarines, a duras penas los que trabajan llegan a 50", y ante la situación denunciada, había solicitado organizar audiciones con alumnos y egresados del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, como ocurrió en años anteriores, para poder contar con ellos como refuerzos del cuerpo de baile, pero la petición habría sido denegada por Boschet.
Con información de Télam