(Por Pedro Fernández M.) El norteamericano Austin Butler (30), actor en ascenso en la industria de Hollywood, aseguró que puso su vida "en pausa durante dos años" para interpretar al Rey del rock and roll en la biopic "Elvis" de Baz Luhrmann, que tuvo premiere mundial en Cannes en mayo pasado y se estrena este jueves en Argentina,
"Puse el resto de mi vida en pausa durante dos años y absorbí todo lo que pude, caí en un túnel de obsesión para poder componer a Elvis", aseguró Butler en Cannes, en las primeras declaraciones que dio sobre el filme en la conferencia de prensa posterior a la proyección a la que tuvo acceso Télam durante la cobertura del festival.
El actor que nació en Anaheim, California en agosto de 1991 y que arrancó su carrera en el mundo del entretenimiento en la adolescencia en programas televisivos juveniles como "Hannah Montana", "Manual de supervivencia escolar de Ned" y "Zoey 101", aseguró en Cannes que dividió la vida de Elvis en períodos "para poder analizar cómo su voz y sus movimientos cambiaban a lo largo de los años".
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"Pasé dos años estudiando y tratando de encontrar su humanidad lo máximo que podía, porque eso es lo complejo: ves a Elvis como ese ícono que es, un póster en cada habitación y lo difícil fue hallar la manera de quitar todo eso del medio para poder encontrar su naturaleza humana, que era más profunda, es lo que fue fascinante para mí, y la habilidad para poder explorar todo eso fue el mayor disfrute de mi vida", destacó.
Con papeles de escasa relevancia en filmes como "Érase una vez en Hollywood", de Quentin Tarantino, y "Los muertos no mueren", de Jim Jarmusch, "Elvis" fue el primer protagónico y el primer trabajo que expuso a Butler a la masividad mundial y le empieza a rendir frutos, no sólo por la buena recepción de su interpretación en la crítica mundial sino también porque comienza tomar papeles de relieve en producciones importantes como la segunda parte de "Dune" de Denis Villeneuve, para la que acaba de ser fichado.
En "Elvis", Butler comparte papel con Tom Hanks, la voz narrativa de la película que encarna al "Coronel" Tom Parker, el manager que marcó la vida y el destino del cantante de Memphis.
La sinergia e identificación de Butler con el músico que revolucionó los parámetros de la industria del entretenimiento y los dispositivos culturales entre los 50 y los 60 fue tal que al comenzar el proceso de construcción del personaje tuvo "la expectativa tan poco realista de que si trabajaba lo suficiente iba a hacer que mi cara fuera idéntica a la de Elvis", confesó en Cannes.
"Después me di cuenta de que lo realmente importante era evocar su alma, y traté de encontrar el balance entre ser lo más específico que pudiera y la interminable investigación, pero luego fue difícil trasladar todo eso al rodaje y al estar filmando ser espontáneo para que Elvis estuviera vivo", declaró Butler en Cannes.
"Lo más relevante fue entender por qué se movía de tal manera y hablaba de tal modo, encontrar su ser interior. Pero es como hacer malabares porque también después querés volver a lo específico", aseguró Butler sobre el cantante nacido en Tupelo en enero de 1935 y fallecido en Memphis a los 42 años de un ataque al corazón luego de estar expuesto a las píldoras durante años y que cambió para siempre los parámetros del show bussines musical a escala planetaria.
Respecto del proceso de rodaje del filme de Luhrmann (director de "Moulin Rouge" y "El gran Gatsby", que se diera a conocer en 1992 con "Strictly Ballroom"), Butler detalló: "Filmábamos y había un constante ir y venir, hacíamos una toma, la miraba y decía: '¿Qué estoy haciendo mal? Estoy haciendo demasiado', así que volvíamos a filmar y lo hacía de un modo más simple hasta el punto que sintiera que el personaje estaba vivo".
Todo este proceso creó una relación especial entre Butler y Elvis, que había fallecido 14 años antes de su nacimiento y del que dijo: "De las personas que no conocí, sin dudas Elvis es a la que más quise, por eso lloré cuando su familia me dijo que había hecho bien el pasaje de él al cine, me sentí en la Luna".
La "Elvis" de Luhrmann parece dominar todas las herramientas para una película de alto impacto, utiliza un montaje preciso y un ritmo que nunca se detiene ni cae en baches sino que avanza continuamente a buena velocidad al mismo tiempo que la historia va dejando datos insoslayables de la grandeza del personaje, transformado en mito más tarde pero también en máscara degradada de sí mismo con la sobreexposición de las imágenes de un Elvis intoxicado, gordo y vencido que hacía sus últimas temporadas en Las Vegas sostenido por las pastillas.
El filme puede dividirse en tres décadas: arrancando por el ascenso en los 50 con sus comienzos en 1953 grabando su primer sencillo para la Sun Records de Sam Phillips (su verdadero descubridor, que busca un sonido blanco para la tradición negra), la irrupción de Parker y la firma para RCA, momento a partir del cual aparecen Graceland y el ascenso, las controversias con sectores conservadores, su alistamiento obligado en el ejército y el regreso con gloria (aunque con su madre fallecida), para ingresar al cine y ser parte central del star system norteamericano.
Algo interesante que resalta el filme de Lurhmann es la etapa de transición política que se vive entonces en Estados Unidos y la furiosa oposición conservadora por mantener el status quo, con agresiones, persecuciones y un intento por domesticar a Elvis en alianza con Parker, que el músico resiste.
Así se suceden los magnicidios de John Fitzgerald y Robert Kennedy y del líder negro Martin Luther King, que marcaron a sangre el futuro de Estados Unidos y que fueron una salida política para obstruir o modificar un cambio con impensadas consecuencias políticas para las élites económicas y el poder real de imperio.
Con información de Télam