El actor y dramaturgo Luciano Cazaux vuelve a dirigir la comedia Bang Bang y somos historia, que se estrena mañana a las 22.15 en el porteño teatro El Tinglado, y a la que define como una propuesta a la que no le entran los corsés de género, es parecida a mucho y diferente a todo.
Aquellos o aquellas que quieran venir a ver `Bang Bang´ van a salir mejor de lo que entraron, con otra visión de su propia realidad. Al menos por unos días. Porque esa hora de risas sin parar tendrán el efecto de una semana de entrenamiento físico, expresó Cazaux en una entrevista con Télam.
La obra de Martín Gervasoni y Willie Van Broock cuenta en clave de humor la situación en que tres hombres armados irrumpen en un teatro y toman al público de rehén en el momento en que se desarrolla una función a cargo de un presuntuoso actor.
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Mientras el trío interactúa con el público, la situación se empieza a complicar por distintas situaciones que dan lugar a una historia delirante, con gags que se suceden uno detrás de otro.
Además de ser una de las mejores cosas que me pasó en la vida. La obra es una sitcom llevada de la pantalla al teatro, es `The Big Bang Theory´, es `Friends´, es `Seinfield´, es `Los Tres Chiflados´ y el circo, todo mezclado, revuelto y vuelto a revolver para dar lugar a un género diferente, abundó el actor, que cuenta en su haber con varios trabajos en teatro, cinco películas, y también en televisión con títulos como Botineras, Mujeres de nadie y La 1-5/18 de eltrece.
Pablo Razuk, Josep Rodríguez, Alberto Mañaricuá y Rafa De Simone completan el elenco de la obra que se presentará todos los sábados a las 22.15 en la sala ubicada en Mario Bravo 948, y que en 1999 se alzó con el Premio ACE como Mejor espectáculo de Humor, también con Cazaux a cargo de la dirección.
Télam: ¿Cómo es la experiencia de volver a dirigir la obra dos décadas después y además ser uno de los protagonistas?
Luciano Cazaux: Por un lado volver a dirigirla me da la oportunidad, que pocos tienen, de reparar errores. Tanto sea de dirección específicamente como a nivel del proceso con los demás artistas implicados. Estoy mucho más abierto y receptivo, menos inseguro que aquella vez, porque los años no me han pasado en vano. Por otro lado, el hecho de haberla dirigido y de haber "sufrido" ese proceso creativo, dramatúrgico de la escritura escénica aunque sea tan alejado en el tiempo, es lo que me permite hoy ser uno de los protagonistas, porque me baso en lo realizado en su momento por Willie Van Broock. De otra forma no hubiese podido cumplir con los dos roles sin cometer gruesos desatinos.
T: ¿Qué rol ocupan los espectadores en la propuesta?
LC: Los espectadores en esta comedia no se encuentran restringidos al rol de meros testigos, pero tampoco es un espectáculo de los llamados participativos. Sí, es verdad que nos ubicamos entre ellos, que la cuarta pared se rompe todo el tiempo y en ningún momento hacemos de cuenta que no se encuentran allí, pero tampoco los atosigamos ni los obligamos a exponerse delante de los demás.
T: ¿Qué implica hacer en la actualidad una comedia luego de dos años de pandemia?
LC: La creo hipernecesaria, pienso que se trata de una hora donde podemos apelar a la risa como sanadora. La risa logra lo que muchas palabras a veces no pueden porque tiene el poder de actuar a nivel hormonal para beneficio de nuestro organismo y eso cambia la mente.
Con información de Télam