Nach: "El rap debe seguir evolucionando, de lo contrario no crecerá hacia ningún lado"

18 de octubre, 2023 | 19.29

(Por Javier Berro) A dos décadas de su primer disco titulado “Poesía Difusa”, el rapero español Nach se alista para una nueva vuelta por Buenos Aires que sellará este viernes desde el Teatro Vorterix para celebrar su aporte a un movimiento cultural donde encontró hace más de 30 años un “camino y una actitud ante la vida” y que está destinado a “seguir evolucionando”.

Poco antes de volver a palpar la “euforia y el amor brutal” del público argentino, que hace tiempo no sucumbe ante sus versos cargados de poesía y reflexiones sabias, el músico y escritor nacido en Albacete bajo el nombre de Ignacio José Fornés Olmo conversó con Télam sobre su cómo se ha ido calibrando su pluma a lo largo de los años y cómo se lleva con esto de ser un influyente referente.

“Cada vez estoy más consciente de lo que tengo en la cabeza y cómo transformarlo en una canción. Estoy más fino y más audaz haciéndolo, pero el desastre sigue ahí”, postuló.

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La portada de aquel primer álbum de 2003 lo presentaba inmerso en el caótico proceso de escritura, agarrándose la cabeza frente a un escritorio y sobre un suelo inundado de papeles y anotaciones, un hábito que sigue pareciéndose bastante al de sus últimas creaciones como “Almanauta”, su última placa de 2018 que nunca llegó a presentar oficialmente en Buenos Aires.

“Yo tengo déficit de atención. Cuando estoy con algo sin terminar, empiezo con otra cosa y luego sigo con otra y otra. Al final -repasó- todo se acumula de una manera muy loca, pero al mismo tiempo mi mente está organizando todo de alguna forma. Si bien estoy más relajado, el caos sigue estando ahí”.

Sobre el alcance de su obra -nueve discos y decenas de singles, seis de ellos en el último año-, señaló que si bien es “un orgullo” marcar el destino de otros colegas, no hay mucho margen para “estar todo el día pensando en eso” porque tiene que “seguir haciendo canciones”.

En esa cuerda apuntó: “Me parece un lujo poder hacerlas, que las oiga mucha gente y dar un mensaje que creo que vale la pena para mí y para el resto. También soy consciente de lo otro porque me llegan muchas referencias de artistas más jóvenes o de artistas consagrados en Latinoamérica que me nombran y eso es un orgullo porque me hace pensar y ver que ha valido la pena, sobre todo para inspirar a otros que han hecho música o a otros a los que mi música les ha servido para algo”.

Télam: ¿Algunos de los miedos que habías exorcizado en “Almanauta”, un disco que desde el hoy suena bastante premonitorio, acabó por volverse una realidad durante el tiempo en pandemia?

Nach: Intenté tomarme la pandemia con bastante cordura, aunque de ahí a conseguirlo es algo diferente. Con el tiempo empecé a dejar de sentirme artista. Estaba metido en una burbuja, me tocó pasar la pandemia solo y terminé por desglosarme a mí mismo. Apareció otro Nach que empezó a hablarme muchas mierdas al oído, y eso fue muy difícil pero también me hizo darme cuenta de muchas otras cosas. De que empiezo a tener una edad, que el tiempo pasa muy rápido y que hay entonces debo enfocar la voluntad en aprovechar el tiempo, disfrutar el momento y hacer las cosas que creo que son importantes. Sin pensar tanto en qué efecto o cómo puedo quedar de cara a los demás. Después de esta pandemia, logré estar más tranquilo, más calmado y más feliz con todo. Creo que hay un aprendizaje que se quedó ahí por debajo y que poco a poco empieza a florecer y que me está haciendo mucho bien ahora, por lo menos a mi salud mental con la que he tenido algunas cuestiones que gestionar.

T: Además de lo finito de la existencia que planteás en algunas de esas piezas también reflexionás sobre cómo la tecnología está moldeando el ritmo de esta era.

N: La tecnología, al igual que la inmediatez y lo rápido que va todo, con toda la imposición que nos viene desde afuera, nos hacen perder un poco de contacto con nuestra esencia. Y eso me ha afectado hasta que decidí aprovechar lo que me divertía de toda esa parte y desechar lo que no me hacía tan feliz por más que al resto sí le guste.

T: En esa reflexión constante y más positiva, ¿cambió de algún modo tu relación sobre el escenario o la creación? ¿Pensás en esta idea de legado cuando revisás todo el camino hecho en el hip-hop?

N: Antes era muy ansioso y eso me ponía en alerta. Ahora me tomo el escenario y las giras de una manera más tranquila. La calma es algo que estoy intentando que mande mi vida. Y el escenario para mí es como un proceso de comunicación muy especial entre la gente que viene a verme y lo que yo puedo hacer sobre el escenario. A partir de ahí, dejo que fluya. No soy un artista que haga todos los conciertos iguales o lo que cuente con la gente sea muy mecánico o robótico. Siempre intento que fluya según la energía del público y me dejo contagiar por eso. Al final es para eso que un artista se sube a un escenario. No creo en esa separación con el público: el salir, hacer lo mío y se acabó. Después de tantos años, uno puede perder esa tensión que te lleva a querer más, pero esa parte intento paliarla con energía de la gente que me lleva a ir más allá y querer dar el mejor concierto de rap posible. Yo creo que el arte puede tocar algo dentro de los demás para cambiarlos para bien. Es algo que intento y me esfuerzo en hacer.

T: En la canción con Kase O. (“Todo o nada”) hay una barra dedicada a quienes hablan de “libertad” pero critican a un rapero por “marcarse un trap”. Más allá del aval ¿cómo ves la irrupción de este subgénero del hip-hop?

N: Yo creo que la música evoluciona. Este tronco que era la música del blues y el soul luego se transformó en el hip hop y luego el hip hop en otra rama como bastante gruesa que lleva ya 50 años y ha seguido ramificándose. Me parece muy bueno que suceda, porque al final este estilo o esta forma de crear no se mantiene estática. Yo puedo sentirme más identificado con algunas cosas que con otras, pero está muy bien que siga moviéndose porque quiere decir que hay una especie de hambre creativo. Además, yo vengo de donde vengo, tengo mi personalidad y soy como soy ¿por qué voy a decirle a otro que haga está bien y qué está mal? A mí el trap me atrae a nivel musical, creo que hay cosas muy interesantes. A nivel de letras no tanto, aunque algunas sí que consigo hacer que entren en mí. Pero porque yo también soy muy especial en cuanto a las letras. Soy muy exigente pero también entiendo que no todo puede ser así. El hip-hop tiene que seguir evolucionando, porque de lo contrario se quedará estático y no crecerá hacia ningún lado. El trap y muchas de estas músicas nuevas son un reflejo de la sociedad, el "carpe diem" en el que mucha gente vive, quiere vivir o mostrar que vive. Aunque haya algunos que digan que el término hip-hop está obsoleto, yo lo sigo defendiendo porque me representa y es algo que soy. Esa bandera la voy a llevar siempre con mucho orgullo porque a mí me cambió la vida, me dio un camino y una actitud ante la vida. Me enseñó muchísimas cosas y por él encontré un camino vital. Que eso lo haya hecho una tendencia artística, me parece increíble.

Con información de Télam