Los celos de Piazzolla, la grata sorpresa de Remus, un asado frustrado y un calabozo para Iaies

23 de abril, 2022 | 12.30

(Por Hernani Natale) - Aunque las dos visitas al país de Bill Evans contaron con una modesta atención por parte de la prensa y el público masivos, una excitación generalizada atravesó al mundillo musical vernáculo, que se agolpó en los halls y ocupó las butacas del teatro Gran Rex, en 1973; y del Ópera y el San Martín, en 1979.

Ningún músico vernáculo quiso perder la ocasión de escuchar en vivo al genial artista y en algunos casos incluso intentar tomar contacto personal con él, lo cual arrojó un cúmulo de anécdotas al respecto.

Si bien existe una grabación realizada desde la consola por el ingeniero de sonido Carlos Melero, también existe una cinta del show mañanero del 73 tomada con un grabador desde el público por el recordado armonicista Hugo Díaz, aunque lo curioso es el motivo por el cual la hizo.

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El periodista Claudio Parisi, autor del libro "Grandes del jazz internacional en Argentina (1956-1979)", contó a Télam que el músico local había llevado el grabador porque "había seguido de largo desde la noche anterior y tenía miedo de quedarse dormido", por lo que pensó que de esa manera podría en todo caso escuchar la cinta más tarde y no perderse nada.

Tampoco quería perderse de ninguna manera el concierto del `79 en el teatro Ópera el pianista Adrián Iaies, quien en ese momento cumplía con el Servicio Militar Obligatorio en el cuartel de Ciudadela, y para ello estaba dispuesto hasta a abandonar una guardia si era necesario, más allá del castigo que recibiría.

"Pedí permiso en el cuartel para ir, expliqué quién era y lo que significaba para mí, pero obviamente a los milicos no les importó y me lo negaron. Les dije que no me importaba porque me iba a escapar e iba a ir igual. `Si logra escapar con vida, lo espera un calabozo cuando vuelva`, me dijeron, porque había que saltar un paredón con alambres de púa, correr por un descampado", rememoró Iaies a pedido de Télam.

Y remató: "Me escapé, vi el show con pilcha de soldado y cuando volví me encerraron en el calabozo, pero no me importaba porque ahí encerrado no podía dejar de pensar en lo que había visto. Sonaba esa música en mi cabeza".

Quien sí tuvo el posibilidad de conocerlo fue el contrabajista Alfredo Remus, a quien se lo presentó el periodista Nano Herrera, en el lobby del Hotel Claridge, en donde se hospedó en 1973.

"Cuando Nano Herrera nos presenta, Bill Evans me hace repetir mi apellido, se quedó pensando unos segundos y me dice: `Remus, yo tengo un disco suyo en Nueva York`. Casi me muero. Resulta que Horacio de Dios, que era muy amigo mío, había llevado varios discos de músicos representativos del jazz y, entre ellos, había alguno mío. El asunto que Evans lo tenía, lo escuchó y le gustaba, así que imaginate que fue un mimo terrible para mí, que soy `billevariano´ de la primera hora", recordó el contrabajista a Télam.

El genial pianista también reconoció en 1979 entre la gente que esperaba por su show en el hall del San Martín al bandoneonista Walter Ríos y lo abrazó efusivamente, lo que provocó los celos de Astor Piazzolla.

Ocurrió que el animador radial y conocido melómano Mochín Marafioti había llevado la noche anterior a Bill Evans a ver un show de tango en Caño 14 y el pianista había quedado maravillado con Ríos, a quien pidió conocer luego del espectáculo, por lo que lo reconoció fácilmente al otro día en el San Martín.

"¡Hijo de puta! ¿Cómo puede ser que Bill Evans te conozca a vos y no a mí?", lanzó divertido, aunque con un dejo de celos, Piazzolla a Ríos, quien se encontraba al lado de él al momento del efusivo abrazo.

Por su parte, los músicos locales de jazz Hernán Ríos y Pepi Taveira estuvieron a punto de agasajar al trío completo que vino en 1979 con un asado, pero el encuentro se frustró por un compromiso televisivo.

De acuerdo al relato de Parisi, los argentinos se acercaron al hotel Bauen, donde se hospedaba el trío, para invitar a Marc Johnson y Joe Labarbera al agasajo, y aunque aceptaron, finalmente tuvieron que cancelar por la convocatoria a Bill Evans para actuar en el programa de Andrés Percivale. Luego se enteraron que el propio Evans hubiera asistido a la comilona de haber tenido la noche libre.

Con información de Télam

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