La película "Dúo" explora una dolorosa separación en el contexto de la majestuosa Puna jujeña

25 de mayo, 2023 | 15.05

(Por Hugo F. Sánchez) Una pareja de bailarines, en pleno proceso de disolución de su lazo afectivo, recorren el Norte argentino acercando una obra a comunidades que nunca estuvieron en contacto con arte moderno, es el núcleo de la historia que cuenta "Dúo", de la realizadora catalana Meritxell Colell Aparicio, que hoy se estrena comercialmente.

Protagonizada por Mónica García y Gonzalo Cunill, la segunda ficción de Colell Aparicio luego de "Con el viento" (2018), tiene como particularidad que ambas incluyen a la Argentina -en donde estudió cine- y también a García como protagonista de los dos relatos pero en diferentes momentos de su vida.

Una separación personal y un filme del legendario director italiano Roberto Rossellini, son algunas de las razones que generaron en la directora española la necesidad de contar el final del amor en una pareja, que se ven obligados a confrontar con sus problemas en la inmensidad y la calma de los paisajes de la puna jujeña.

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"Me dije que se podía contar la historia de una pareja que se separa por desgaste y qué sucede cuando el silencio se impone", cuenta a Télam Meritxell Colell Aparicio luego de la proyección para la prensa de su película en una sala del barrio porteño de Villa Crespo.

Y con respecto a la elección del norte del país como locación excluyente, un personaje más de "Dúo", define: "El altiplano tiene esa inmensidad íntima que hace que los personajes puedan reflexionar y verse en la soledad del paisaje", completa la realizadora, que tuvo una retrospectiva de su obra en el reciente Festival de Cine de Cosquín.

Télam: ¿Por qué decidiste a hacer una película sobre una pareja en crisis, que si se quiere, deambula por el Norte argentino?

Meritxell Colell Aparicio: La idea de la separación viene de un lugar personal, yo me había separado después de diez años, pero pensándolo, hay muchas películas de separaciones y suelen ser muy violentas, llenas de discusiones, de grandes dramas. Por eso me dije que se podía contar la historia de una pareja que se separa por desgaste y qué sucede cuando el silencio se impone. Porque la crisis no es solo de pareja sino de identidad. También esto surge de que con "Con el viento" yo había explorado la crisis de Mónica al volver con su familia, su pueblo natal, y con "Dúo" quería seguir trabajando con ese personaje en otra parte de su vida.

Pero además, como origen del proyecto está "Viaggio in Italia", de Roberto Rossellini, una de las películas que más me marcaron. Había esa idea de la crisis de la pareja en un viaje, de lo que tienes que confrontar con lo que no has querido ver y por ese desplazamiento tienes que verlo sí o sí.

Y el Noroeste de la Argentina estuvo desde el principio, porque una de las protagonistas, Mónica, es de aquí y ya venía de mi anterior película, "Con el viento" y al pensar en un territorio, enseguida me vi nuevamente allí, en ese lugar que recordaba como muy transformador, a donde viajé varias veces cuando era estudiante en la Universidad del Cine en Buenos Aires.

T: ¿Cuáles fueron los cuidados que tomaste para evitar caer en el costumbrismo y la intromisión turística ante la cotidianidad de los habitantes del lugar?

MCA: El territorio es fundamental por dos motivos. Uno, porque quedan muy pocos lugares como el Norte argentino, en donde siguen funcionando comunidades de forma asamblearia, que para mí eso era básico frente a la crisis de pareja y el individualismo de la historia Y por el otro lado, el altiplano tiene esa inmensidad íntima que hace que los personajes puedan reflexionar y verse en la soledad del paisaje.

La forma de trabajar con las familias y las comunidades se gestaron en cinco viajes en donde me documenté para acercarme a estas personas con la que fui creando un vínculo.

Estos viajes sirvieron para escribir un guion donde esas personas estuvieran presentes y narrar desde lo vivido con ellas, y también está la ficción en sí misma, que trata de reflexionar sobre cómo hacer una película en un lugar del que eres extranjero y las confrontaciones entre el arte contemporáneo y el arte del lugar. Entonces, esa también era la idea, mantener siempre el punto de vista de los extranjeros y nunca querer contar las historias de las personas de allí siendo que yo no soy del lugar.

T: Hay algunos pasajes del relato, como la asamblea del pueblo de la que también participan los protagonistas, que parece documental. ¿Cómo trabajaste ese cruce desde la ficción?

MCA: Sí, las fronteras son difusas. Para mí el mayor valor que tenía la escena de la asamblea era que fuera lo más documental posible. De hecho, frente a cámara, están hablando de la ficción y de la obra de teatro ahí, pero en realidad están hablando de la película. Y se está hablando de esta relación entre la comunidad y el equipo que llega de afuera y eso a mí es como lo que me parecía que le daba un valor extra a la película. En general, bordeamos un poco lo que es la ficción con el documental, trabajando a partir de situaciones reales, pero ficcionálizándolas con las personas de allí.

T: ¿Cómo trabajaste el posible desbalanceo entre actores profesionales y los que no lo son?

MCA: Es que no sentí la diferencia. A esta película la rodamos en orden cronológico, el viaje tenía que atravesar la ficción y lo atraviesa, de forma que los actores profesionales, Mónica y Gonzalo, estuvieron viviendo también situaciones que los marcaron, que les generaron un determinado estado al estar inmersos en el viaje que plantea la historia y eso hizo que también dejen de actuar como lo harían en otro ámbito. En ese punto hay un lugar de encuentro entre los lugareños y estos dos extranjeros, que por otra parte, se encuentran en situaciones muy parecidas a las que vivíamos nosotros detrás de cámara. Entonces, no están actuando exactamente, están encarnando personajes, pero que les resuena muy profundamente en su forma.

Con información de Télam