Izcunigo: un dúo de tres para que el tango remonte vuelo

09 de junio, 2022 | 13.48

(Por Sergio Arboleya) El pianista Leonardo Marconi y el bandoneonista Ignacio Oroná dieron forma en 2020 al proyecto Izcunigo, un trío tanguero para el que añaden un contrabajista invitado, que el sábado se estrenará en vivo en la sala porteña Bargoglio presentando, además, su atractivo álbum debut “Delta”.

“El trío es como la versión mínima de una orquesta de tango y escribir arreglos para él es explorar permanentemente distintas texturas y nunca dejar de sorprenderse por la enorme cantidad de variedades sonoras que se pueden generar con tan pocos elementos”, destaca el bandoneonista Oroná en charla con Télam.

Esa particularidad del terceto que para el registro se completó con los contrabajistas Cristian Basto, Emilio Longo y Hernán Maisa (este último es quien tomará parte en el concierto previsto para el sábado a las 21 en Bacacay 2414) se sustenta en el talento interpretativo de sus integrantes y en un repertorio preciso y representativo de la expresividad del género.

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El flamante disco independiente reúne novedades como “Delta”, que le da nombre y compuso Oroná, y “Sofitango” (Leandro Marconi-Ignacio Oroná), junto a “Bien de arriba”, otra creación que Leandro compuso junto a su padre Néstor Marconi, de inminentes 80 años.

El resto del repertorio navega por distintas épocas y estéticas tangueras de la mano de “Bahía Blanca” (Carlos Di Sarli), “A la Orquesta Escuela” (Emilio Balcarce), “El pollo Ricardo” (Luis Alberto Fernández), “Recuerdos de bohemia” (Enrique Delfino-Manuel Romero), “Verano Porteño” (Astor Piazzolla), “Responso” (Aníbal Troilo) y “Supersónico” (Rovira).

El inspirado y poderoso tratamiento para cada pieza se abre a partir de una lógica que Oroná explica indicando que “los dos arreglos fundantes del trío son ‘Recuerdos de bohemia’ y ‘A la Orquesta Escuela’ y creo que este último capturó un poco mejor cierta fuerza a la que apuntamos”.

Acerca de los roles de los instrumentos en la propuesta de Izcunigo, apunta que “hay una base fundamental que la componen el piano y el contrabajo, y después el bandoneón se ocupa de todo lo que sería el trabajo más melódico, aunque estos roles se alternan constantemente”.

“Por ello el bandoneón puede apoyar mientras el piano presenta la melodía, e incluso el contrabajo puede presentar una melodía también apoyado por el bandoneón”, abunda el fundador del Quinteto Timotteo y autor del “Concierto para 5 Tanguistas y Orquesta Sinfónica”.

Marconi, quien entre otras labores fue pianista de la orquesta del Tango de la Ciudad de Buenos Aires y de la Filiberto, reemplazó a Horacio Salgán en el Quinteto Real y dirigió la ópera “María de Buenos Aires” en giras europeas junto a Horacio Ferrer; es el otro mentor de Izcunigo que sumará al citado contrabajo de Maisa y a la voz de Enzo Pinto para concretar su primera actuación en directo.

Télam: ¿Por qué recurrieron al contrabajo para completar la propuesta sonora que forjaron con Marconi?

Ignacio Oroná: En el tango por lo general no se usa la percusión, es por eso que hace falta tener una base bien sólida que genera la mano izquierda del piano y el contrabajo. Esta solidez (al menos en nuestra visión de un buen arreglo) es irrenunciable. Si se quita el contrabajo o incluso se lo intenta reemplazar por otro instrumento (como una guitarra o un bajo eléctrico) el sonido suele quedar bastante “flaco” y se pierde cierta firmeza. Por eso es que nos parece tan importante tener un contrabajo bien presente. Además, los talentosos músicos que convocamos para grabar el disco hacen que el contrabajo funcione también como un chelo, así que es casi como tener dos instrumentos en lugar de uno.

T: El pulso del disco es, a la vez, melancólico, agresivo, ensoñador y amenazante. ¿Fue buscada esa variedad climática que se oye?

IO: Diría que no de una forma consciente, pero ahora que lo ponés en palabras en tu pregunta, tiene todo el sentido. Esos son con seguridad condimentos que nos parecen fundamentales en la receta para unos buenos tangos. No hace falta que todos esos elementos estén presentes en cada composición o arreglo, pero seguro que sí desparramados en una buena selección de temas, de acuerdo al sonido que buscamos cultivar.

T: Existe una tradición acerca de inventar nombres para darle identificación a distintas propuestas musicales, pero ¿cómo apareció la denominación Izcunigo para llamar a este proyecto?

IO: El nombre proviene de una antigua leyenda. Podríamos decir que escuchamos alguna vez acerca de un pájaro actualmente extinto que habitaba el estuario anterior del Delta fluvial del Río de la Plata y que vivía en grandes comunidades. Los izcunigos se turnaban para vigilar, en beneficio de toda la bandada. Siempre nos pareció muy valiosa esa noble entrega del izcunigo en beneficio de sus semejantes y es por eso que tomamos el nombre.

T: ¿Fue primero el nombre o la leyenda urbana que le da carne y vuelo a esa palabra?

IO: Primero escuchamos la leyenda y después decidimos usarla de nombre para nuestra agrupación.

T: En relación al título del disco ¿Cuál es la relación con el Delta?

IO: El Delta es un lugar que siempre nos gustó mucho visitar. No deja de sorprendernos que a escasos 45 minutos del Obelisco existe un lugar con una naturaleza tan rica, con sus anchos canales y su fauna tan exuberante y tan diversa. Es realmente un pequeño paraíso que los porteños tenemos acá al lado y al que muchas veces pareciera que le damos la espalda a este lugar tan único y al Río de la Plata en general.

T: ¿Qué otros planes tiene Izcunigo?

IO: Tenemos algunas ideas para hacer otro disco, quizá un poco más breve. También tenemos un homenaje a Piazzolla que no pudimos estrenar el año pasado, y además estamos trabajando en un concierto para trío y orquesta sinfónica que ojalá pueda concretarse antes de fin de año.

Con información de Télam