El drama social "La calma", que se estrena hoy en la Sala Leopoldo Lugones del complejo cultural porteño San Martín, sigue a una estudiante campesina de abogacía que vuelve a su pueblo natal en Mendoza para cuidar a su padre, que tuvo un accidente cerebrovascular, y debe decidir sobre el futuro de las tierras.
La película tendrá su estreno en la Lugones en la función de las 21 y estará el fin de semana en ese horario, además del martes próximo hasta el viernes a las 18. También se proyectará en el Cine Arte Córdoba del 17 al 20 de octubre, en el Cine Universidad de Mendoza el 20 y en el Cine Gaumont desde el 26.
"La historia nace de una realidad, que es el territorio de Lavalle, en Mendoza, que es un desierto, algo que la gente quizá no sabe: el valle de los Andes en la región que está Mendoza es un desierto. El lugar se vio muy perjudicado por la interrupción del Río Mendoza y también porque viven aislados, trabajan la tierra y crían animales y muchas veces son víctimas de abuso de poder, que es bastante universal en Latinoamérica", contó en diálogo con Télam el director, guionista y productor del largometraje en blanco y negro, Mariano Cócolo.
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Protagonizada por Tania Casciani, la película cuestiona la noción de propiedad privada y favorece la de vandalismo y acción directa, mencionó su realizador.
"Vandalismo suena un poco violento quizá, pero puede ser. A la violencia hay que tratar de verla en su totalidad y de dónde viene: mucha gente ha aguantado tanto que a veces, lamentablemente, hay que sacudir, voltear el tablero o hacer algo para realmente ser escuchado", sostuvo Cócolo, que es mendocino y conoce la zona retratada en su película.
Al respecto, el director agregó: "A veces es muy difícil y en estas provincias el camino es mucho más largo para llegar a tener respuestas. No creo que el mensaje sea que hay que salir a prender fuego todo cada vez que no nos escuchan, pero sí creo que no podemos estar regalando lo que nos corresponde a gente que solamente se está aprovechando de una situación, de la falta de herramientas y demás".
La película "totalmente se cuestiona la propiedad privada y el abuso de poder y el engaño. Ocurre que al no saber leer y no tener herramientas, muchas veces llegaba gente que decía que el territorio era de ellos pero eran realmente terreno fiscales, que eso por suerte al día de hoy se ha demostrado en esta región y la provincia a partir de 1999 saca una ley que protege a toda la comunidad Huarpe y los deja seguir en ese lugar. muchos de estos enfrentamientos con seudoterratenientes sucedieron", agregó.
"Es una película que que tiene su nicho en un público que empatiza con la lucha social y con la justicia social que no tenía mucho sentido poner en salas comerciales de cadenas multinacionales; iba a ser una pérdida de tiempo y de dinero que no tenemos, por eso encuentra su lugar en espacios como la Sala Lugones, el Gaumont, en Mendoza el Cine Universidad", mencionó Cócolo.
El realizador describió que el filme "es una película de personaje, que tiene tiene su cadencia, su tiempo y su atmósfera" y que "es para charlar y ver en salas estoy, donde se disfruta mucho más por el sonido y por la fotografía".
Con información de Télam