Con nuevo disco, Ismael Serrano busca "rebelarse contra la superproducción de la música hegemónica"

13 de octubre, 2023 | 13.26

El cantautor español, Ismael Serrano, quien se encuentra de gira por la Argentina presentando en distintas ciudades del país su nuevo disco "La canción de nuestra vida", reivindicó la figura del trovador y reafirmó su objetivo de "rebelarse contra la superproducción de la música hegemónica".

"En este álbum elegí transitar sonidos más acústicos, como si estuviera haciendo un camino de vuelta a mis inicios, y siento que eso hoy es un acto de rebeldía", dijo Serrano en una entrevista con Télam en la que manifestó su preocupación por la injerencia del algoritmo en la música porque, entre otras cosas, "está determinando la forma de componer y de escuchar".

Aún así, en tiempos donde el déficit de atención es un mal generalizado y las reproducciones de los temas en las plataformas, por lo general, nunca llegan a término, Serrano apuesta a un disco que, sin embargo y contra todo, invita a "celebrar el presente".

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La reivindicación no es casual. A poco de cumplir 50 años, en este disco, que incluye versiones "Burbujas de amor", de Juan Luis Guerra, y "Un vestido y un amor" de Fito Páez, propone la quimera de encontrar una "canción definitiva para entender el mundo" como una forma de decir que "hasta los últimos momentos vamos a estar escribiendo nuevas estrofas".

Después de presentarse en Córdoba, Tucumán y Neuquén, la gira que hoy hará una parada en la Ciudad de Mar del Plata, continuará en La Plata (17 y 18), Rosario (21) y Montevideo (25), cerrará con tres fechas en el porteño Teatro Ópera los días 27, 28 y 29 de octubre. En medio del recorrido por Argentina, el músico y compositor conversó con Télam:

T: ¿Cómo surge la idea utópica de dar con una "canción definitiva"?

Ismael Serrano: El disco es un intento por reconciliarse con el paso del tiempo. Mi primer álbum tiene una canción que se llama "Vértigo" que hablaba de eso, de la fugacidad de las cosas y ahora, cerca de los 50, caí en la cuenta que el paso del tiempo no solo conlleva renuncias sino que también te ofrece la oportunidad de vivir experiencias maravillosas, de enfrentarte a retos enriquecedores y, sobre todo, la certeza de que la canción de nuestra vida es una canción en permanente construcción. De revelarse contra ciertos mandatos que nos dicen cómo tenemos que ser nacen las canciones de este disco.

T: En tu disco anterior hablabas de "bajar del pedestal al cantautor", ¿esta búsqueda de reconciliarse con el paso del tiempo y humanizar al artista sigue por el mismo camino?

IS: Este disco es un ejercicio de honestidad en ese sentido, hablar de lo que me pasa y conectar con el lugar en el que estoy y que trasciende lo generacional. La canción "Me amo", por ejemplo, pretende ser un alegato contra la tiranía de la normatividad que se impone, sobre todo en redes sociales y sobre todo de los más jóvenes, que fiscaliza los cuerpos y la imagen de todos. Los cánones de belleza que se imponen son inalcanzables y son solo posibles a través de filtros y sentí ganas de decir que somos bellos porque somos reales.

T: ¿Sentís que esos mandatos también le caben a la música, con los parámetros que imponen los algoritmos?

IS: Sí, de hecho creo que el algoritmo está determinando la forma de componer, la relación del oyente con la música, el déficit de atención, la necesidad de estar escuchando, de cambiar, las reproducciones sobre todo en YouTube casi nunca llegan a término. Hoy mucha gente compone en función de las búsquedas, de cómo quiere aparecer, a qué artistas quiere que se les asocie. También se está empezando a hacer música a través de inteligencia artificial, que no responde a criterios artísticos o al dictado del alma, sino a cómo procede el algoritmo para que la música aparezca bien situada en las búsquedas y recomendaciones.

T: Pensando en tu búsqueda de "una canción definitiva", ¿Creés que la música compuesta para el algoritmo será más "olvidable", destinada a no permanecer?

IS: Supongo que sí, porque la función de la industria es generarte necesidades permanentemente así que lo suyo es que olvides para que vuelvas a consumir. No sé a qué grado de creatividad llegará la inteligencia artificial y dudo que pueda sustituir la capacidad creativa y el vuelo poético a la mirada de un ser humano. Pero tampoco sé hasta qué punto la industria tiene interés en hacer cosas que perduren.

T: Estás girando por la Argentina en un contexto político bastante convulsionado y terminás en el Ópera después de las elecciones, ¿Cómo ves la situación del país?

IS: "La fábula de los conejos" habla sobre un lobo que se aproxima mientras los conejos divagan en conversaciones a veces estériles y que poco tienen que ver con los problemas reales y en la política a veces ocurre eso. Lo malo es que a veces el lobo lo alimentamos nosotros mismos. Cuando tú sacas al lobo en "prime time" y le haces parecer un tipo divertido y te parece gracioso, empieza haciendo gracia y de repente se convierte en algo muy oscuro.

T: ¿Hay algún paralelismo con lo que sucede en España?

IS: Hay muchos paralelismos porque aquí la ultraderecha adquiere un papel importante porque marca agenda, impone marcos, mueve la centralidad del tablero, se habla de cosas que hasta hace poco eran aberrantes. En el caso de la Argentina, portación de armas, consiguen ponerlo en agenda. Lo interesante en el debate político es no comprar esos marcos. En el caso de la Argentina tiene que ver con gente que le han insuflado esperanzas y nunca se ven cumplidas las expectativas, es como la imposibilidad de un ciclo, una crisis que se perpetúa hasta el infinito. La espectacularización del debate político ha permitido que crezcan monstruos que han roto consensos que eran impensables que se rompieran.

Con información de Télam