(Por Hernani Natale) Tan característico y determinante como la voz de Freddie Mercury ha sido el sonido de la guitarra y el pulso rockero de Brian May para Queen, pero este músico que hoy cumple 75 años también resultó fundamental en el armado, el firme andar y, posteriormente, la continuidad de la banda cuando su frontman murió en 1991.
Es que si bien es cierto que la imagen y el estilo del icónico cantante es un faro ineludible en la historia del grupo, el guitarrista le dio una sonoridad única, fue su gran organizador interno capaz de ponerle paños fríos al divismo del vocalista y, además, le aportó una gran cantidad de clásicos.
"We Will Rock You", "Fat Bottomed Girls", "Tie Your Mother Down", "Now I´m Here", "Hammer to Fall", "Keep Yourself Alive", "Save Me", "39", "I Want It All", "Who Wants to Live Forever" y "The Show Must Go On", son apenas algunas de las grandes canciones creadas por Brian May.
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La huella de este músico también es inequívoca en el resto del catálogo de la banda, sin dudas por el tratamiento sonoro de su guitarra y su estilo a la hora de ejecutar solos, los cuales nunca pasaron desapercibidos por mezcla de estridencia y buen gusto.
Pero, de alguna manera, Queen es la banda de Brian May, debido a que fue su creador, uno de los fundamentales ideólogos, el cerebro que supo conducir con firmeza el andar del grupo y el gran continuador y difusor de su obra cuando todo parecía acabado, con la muerte de Mercury y la decisión del bajista John Deacon de abandonar la música.
Tal vez esto haya sido posible, en primer lugar por su metódica forma de ser -la misma que puso en práctica a la hora de construir su propia guitarra y crear un sonido propio, o para concluir sus estudios de astrofísica-; pero también por su centrado estilo de vida que lo mantuvo alejado de los excesos y la locura propia del inconmensurable éxito.
Oriundo de Londres, la vida de Brian May estuvo marcada por la presencia de su padre Harold, un ingeniero electrónico aficionado al ukelele, que iba a consentir las ansias de su hijo de ser músico e, incluso, incentivarlas con el proyecto de construir una guitarra propia.
Todo comenzó cuando el pequeño Brian notó que sus primeros palotes en la guitarra acústica con la que practicaba largas horas estaban lejos de sonar como las eléctricas canciones de rock and roll que escuchaba en la radio. Ante la imposibilidad económica de adquirir una guitarra eléctrica, su padre le propuso construir una juntos.
Tras varios meses de trabajo con materiales caseros, como una aguja de tejer y piezas de madera en desuso, tomó forma The Red Special, el personal modelo que utilizó a lo largo de toda la carrera de Queen. Por supuesto que una famosa fábrica de guitarras se encargó de replicarlo para que tuviera instrumentos de repuesto, pero él siempre priorizó el original.
Combinado con sus estudios de astrofísica, dio rienda suelta a su pasión por la música y reunió al baterista Roger Taylor y al bajista Tim Staffel para crear Smile, el embrión de lo que sería Queen.
Unas grabaciones de poco éxito, un andar titubeante y un futuro incierto bajaron los ánimos iniciales del bajista, quien decidió abandonar el barco. Sin embargo, iba a aparecer en escena un extravagante Freddie Mercury, un seguidor del grupo quien se ofreció como cantante y, de paso, propuso un refresco en la imagen de la banda.
El ingreso de John Deacon dejó conformado de manera definitiva a Queen, que también iba a contar con una notable relación de fuerzas en donde el guitarrista resultaba clave, tanto a nivel musical como humano.
Mientras que Mercury mostraba una cara operística, Deacon aportaba canción pop y Roger Taylor llevaba al grupo hacia un sonido más radicalizado con algunos atisbos de música negra, Brian May era la cara eminentemente rockera del grupo.
Y en pleno furor mundial de Queen, cuando Mercury y Taylor jugaban a la vida salvaje, y Deacon cultivaba un bajísimo perfil que lo hacía parecer ajeno a todo, Brian May mantuvo la organización interna y atendía cada detalle en grabaciones y giras.
Un compendio de todo esto pudo verse en la recordada visita de Queen a la Argentina en 1981. Tanto como el despliegue de Mercury, los fans quedaron maravillados con los futuristas sonidos que May le extraía a su guitarra. Y los paraparazzis que persiguieron a los miembros del grupo a sol y sombra, pudieron retratar la vida familiar del guitarrista, quien se paseó por Buenos Aires con su esposa de entonces y sus pequeños hijos, y dedicó largos minutos a saludar fans, sacarse fotos con ellos y firmar autógrafos.
La muerte de Mercury en 1991 puso a May ante el desafío de continuar su historia musical y, a pesar de algunos arrebatos como solista, decidió mantener con vida al grupo, una tarea en la que contó con la complicidad de Roger Taylor.
Con distintos cantante -primero Paul Rodgers, luego Adam Lambert-, a través de comedias musicales o con la producción del filme "Bohemian Rhapsody: La historia de Freddy Mercury", Brian May se encargó hasta hoy de preservar el legado de Queen y seguir manteniendo su nombre en los primeros planos.
También logró culminar su tesis de doctorado en astrofísica a mediados de 2000, que había quedado pendiente cuando el grupo cobró notoriedad en los primeros años de los `70, y a modo de homenaje se bautizó a un asteroide con su nombre.
A los 75 años, Brian May superó un infarto en 2020 y promete seguir escribiendo más páginas en nombre de Queen. Al fin y al cabo, es el integrante que la originó y el que marcó gran parte de su estilo. Si alguien tiene dudas de esto último, que tome una grabación de Queen y aísle la voz de Mercury: el sonido de la guitarra será el que aún permitirá reconocer de manera inequívoca a la banda.
Con información de Télam