(Por Sergio Arboleya) El grupo rockero Vetusta Morla, una propuesta que en casi un cuarto de siglo de historia pasó de la escena independiente a las grandes ligas, está promocionando la salida de su sexto disco de estudio Cable a tierra que, como muestra del crecimiento de la banda, presentará el 24 de junio de 2022 en el madrileño estadio Wanda Metropolitano que por primera vez acogerá al rock español en su aforo para 55.000 espectadores.
En la historia de Vetusta Morla se dan muchas paradojas y esta es una de ellas: quizás hemos hecho el disco menos de estadio hasta ahora y justamente vamos a presentarlo en semejante estadio, apunta Jorge González, responsable de las percusiones y las programaciones, en diálogo con Télam desde la capital española.
El guitarrista y tecladista Juan Manuel Latorre aporta al respecto que Cable a tierra como cada álbum nuestro, trata de reflejar el momento en que estamos y lo que hemos vivido como grupo y como personas. Y es en sí mismo una toma de posición que implica que cuando hacemos música ello suponga un ritual y un acontecimiento.
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La agrupación madrileña que completa su formación con Pucho -Juan Pedro Martín Almarza- (voz), el Indio -David García- (batería y coros),
Álvaro B. Baglietto (bajo) y Guillermo Galván (guitarras, teclados y coros), se formó en 1998 y pasó varias veces por Buenos Aires donde tocó en los teatros Vorterix y Ópera.
En esas actuaciones la agrupación, que debe su nombre a la tortuga gigante que fue uno de los personajes del filme La historia sin fin, desandó una discografía que antes del reciente Cable a tierra reconoce títulos como Un día en el mundo (2008), Mapas (2011), La deriva (2014) y Mismo sitio, distinto lugar (2017).
Con cada placa convertida en obra, el conjunto construyó un repertorio donde descuellan canciones personales y certeras como las que dieron título a esos materiales y también Copenhague, Maldita dulzura, Cuarteles de invierno, Golpe, Consejo de sabios, 23 de junio, Los días raros y Fuego, entre más.
Pero tras ese tránsito de crecimiento y masividad que abarcó giras latinoamericanas (como la que en marzo la llevará a México), Vetusta Morla se demoró cuatro años en entregar un nuevo cancionero integrado por Puñalada trapera, La virgen de la humanidad, No seré yo, El imperio del sol, Corazón de lava, La diana, Palabra es lo único que tengo, Si te quiebras, Finisterre y Al final de la escapada.
Se trata de nuestro retrato de los últimos tiempos influido por lo que ha pasado en la pandemia aunque no hable específicamente de ella y es importante porque introduce elementos muy novedosos para nosotros desde la composición, el estilo y la manera de componer. No que es un giro pero sí abre más posibilidades de las que teníamos abiertas, resalta Latorre a Télam.
Télam: ¿Cuánto influyó la pandemia en las búsquedas sonoras de Vetusta Morla?
Juan Manuel Latorre: Lo que hizo el contexto fue acelerar una sensación de falta de anclaje, de falta de raíz, pero eso es algo que ya existía. Venimos de un contexto urbano y somos personas desprovistas de determinadas tradiciones culturales y sociales y hemos tenido que forjar nuestro propio folclore, algo frente a lo que el aislamiento por la pandemia se aceleró. Cable a tierra es una manera de retratarnos y de buscar ese folclore.
T: Vetusta Morla maneja una lírica muy personal para expresarse. ¿Cómo trabajaron ese aspecto para Cable a tierra?
JML: El desafío fue hacer letras que no perdieran profundidad pero que ganaran mucho en sentimiento. Siempre hemos tenido una manera de escribir que se apoyaba bastante en la metáfora pero rozaba un poco lo críptico. Pero en este caso se trató de pensar más en la canción popular, en esas canciones que todo el mundo puede cantar y recordar de una manera más o menos sencilla. Canciones simples pero con una carga en muy pocas palabras. Ese era para nosotros el reto, condensar en frases relativamente sencillas una carga de profundidad importante.
T: ¿Y qué sienten que implica Cable a tierra en el andar siempre ascendente de Vetusta Morla?
Jorge González: El nuestro es un camino y cada paso que hemos dado ha tenido una consecuencia y apoyándonos en ella dimos el paso siguiente. El día que Vetusta haga un estribillo pensando si la gente lo va a cantar hasta la mitad o hasta el final, será cuando la mecha artística se habrá agotado. A mí algo muy bonito que me está pasando es que se me acerca gente joven que me dice que escucha nuestras canciones desde que eran niños y los ha inspirado un montón y esa para mí es la obra que estamos haciendo. El conocimiento se construye uno sobre otro, acá nadie se ha inventado nada de nada sino que vamos haciendo y aprendiendo unos de otros. Y la obra ya ni siquiera es nuestra, me gusta pensar que es de todo el mundo.
T: Pero ¿a qué atribuyen que esa sensibilidad de ustedes conecte con la gente, cada vez con más gente?
JML: Las cosas que se hacen de verdad, llegan y no significa que siempre llegan porque hay un golpe de suerte. Pero lo que buscamos es que sea de verdad, nos emocione y nos hable. Si el artista lo ha hecho de verdad va a encontrar un eco porque las personas estamos conectadas por las experiencias. Más allá del pandero cuadrado o los sintetizadores mezclados con ranchera, nuestra mejor aportación es ser fieles a la emoción en momentos en que el mundo está huérfano de esa fidelidad.
JG: Yo creo que la clave ha sido tocar en directo por la forma que tenemos de asumir las canciones. Aparte de contar historias estamos transmitiendo una emoción.
T: Vetusta Morla publica discos como obras. ¿Cómo se lleva ese criterio con el auge de los singles?
JG: Cada quien es hijo de lo que viene y con Cable a tierra hemos dado más adelantos que ningún otro disco, pero cuando conceptualizamos tratamos de hacerlo de manera completa. Lo nuestro es una consecuencia de dónde venimos y cómo nos gusta hacer las cosas.
JML: La tecnología debiera permitirnos el no cerrarnos a nada pero los álbumes son muy castigados respecto a los singles. Un pequeño gran triunfo frente a Spotify lo ha logrado Adele al conseguir que se elimine la reproducción aleatoria para escuchar un disco porque se entiende que el artista lo plantea de una manera determinada, es como si desordenáramos los capítulos de una novela. Parece que hay una única manera posible y viable de hacer música y uno tiene la sensación y la certeza que es la única porque está destinada a un enfoque económico cuando la fidelidad a la emoción y al instinto es algo que vendría muy bien.
Con información de Télam