El Estado decide intervenir en la vida de un niño maltratado por sus padres y llevarlo a un hogar de tránsito, lo cual genera el anhelo y la frustración ante el abandono y un futuro que se muestra incierto en "Rinoceronte", emotiva cinta de Arturo Castro Godoy, que se estrena hoy en salas del país.
"Es un tema que me apasiona, analizar cómo el Estado atraviesa la forma de vincularnos en el seno de una familia, porque es un interrogante que me plantea una serie de preguntas en las que no llego a una respuesta final", aseguró el realizador a Télam sobre la película que se podrá ver en el Cine Gaumont de CABA, Cinema Devoto, Cinépolis Avellaneda, Norcenter, Cine América Santa Fe, Cinépolis Rosario y en Play Cinema San Juan.
Damián (Vito Contini Brea) es un niño de 11 años que vaguea por la ciudad de Santa Fe. La ausencia de sus padres es notable y el Estado decide intervenir para quitarlo de su casa y llevarlo a un hogar. Leandro (Diego Cremonesi) es el terapeuta asignado y quien guarda el secreto y el dolor de una infancia no esclarecida. Pese a ello, Leandro debe mostrarse entero y entender que la víctima no es él, sino los niños a los que ayuda.
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
"Hay un valor incalculable -sostuvo Castro Godoy- de la gente que habita estos lugares y acompaña a los niños. Es un trabajo que con el tiempo termina siendo de un desgaste brutal, muchas veces sin las herramientas para poder llevar adelante su trabajo. Muchas veces hay cicatrices que son para siempre y no hay escapatoria y este trabajo tiene un valor doble: abnegación, su propio dolor, pero siendo seres humanos que sufren, son la primera línea de defensa contra la apatía. Para mí eso es de una valentía tremenda".
El director realizó un minucioso trabajo de investigación en la etapa de desarrollo del guion. Se entrevistó con gente de la Secretaría de la Niñez de Santa Fe, visitó hogares, charló con terapeutas y se vinculó con personas que transitaron situaciones similares. "Esa investigación rindió frutos en la película final y gente que trabaja en esas situaciones reconoció cosas de sus propias vidas Es algo lindo que me pasó en festivales en otros países", comentó.
Castro Godoy cuenta en su desarrollo con los largometrajes "Trombón", "Aire" y "Silencio", filme este último en el que también trabajó la relación padre-hijo, aunque en esa oportunidad los motivos y el final son bien distintos a "Rinoceronte".
"Esta temática no es algo de lo que sea consciente cuando escribo, pero me parece evidente cuando me lo plantean. La familia como modelo de organización y cómo el Estado influye en la manera que tenemos de relacionarnos. Esto tiene que ver con la paternidad y el lugar que deben ocupar los padres, algo que está lejos de funcionar como se supone que debería. Cada persona busca la forma particular de llevarlo adelante", explicó sobre la motivación.
T: En ambas películas, tomás el punto de vista de los niños.
ACG: En ambos casos me interesaba mucho más ver cómo funciona ese punto de vista con la poca información que tienen. En el caso de "Rinoceronte", el niño es sacado por el Estado de manera forzada y no siempre tiene la información completa de lo que le está pasando. Esta manera de funcionar, me parece súper potente. En el caso de "Silencio", ese momento tan clave de la adolescencia nos moldea a los golpes, sin saber sobre las consecuencias de nuestras decisiones.
T: Tus películas se apoyan en silencios, pero están lejos del cine "observacional", sino que tiene, pese a la falta de diálogos, mucho movimiento.
ACG: A mí me interesa moverme entre los movimientos y el silencio. Me gusta el cine en el que los personajes no dependen del diálogo para transmitir lo que están pasando. El mío intenta ser un cine de la expresividad visual, con pocos textos producto de procesos internos. En ambas películas son personajes metidos hacia adentro, con momentos clave de su vida y calculando todo lo que están pasando. Son personajes fuertes y eso es lo que a mí me interesa explorar, no quedarme en la observación, sino no tener miedo a contar historias con cosas importantes en juego.
T: Sin embargo, hay una gran diferencia en las películas en la música. En "Rinoceronte" casi que prescindís de ella.
ACG: Yo sentía que la música no iba a funcionar. La película opera en un registro tan chiquito que cualquier cosa que pusiera encima iba a sonar forzada. Los momentos de música son prácticamante oníricos, con rupturas estilísticas. Sentía que la música, si bien es un buen recurso, en esta película no tenía lugar.
T: Hay una escena que pareciera clave y expresiva. Damián tiene 11 años, está en el inicio de la pubertad y el personaje de la celadora lo ayuda a bañarse. Pareciera que das a entender que Damián representa tener 4 años, y no 11. Como si hubiera perdido la niñez y allí la intenta recuperar.
ACG: En esa escena, se trata de un chico con una historia particular, el chico está vestido, entra en calzoncillos. Yo lo pensé desde el lado de una persona que ayuda a otra, que no sabe cosas tan básicas como mantener el agua caliente de la ducha. Siento que es un signo de todo lo demás. Nosotros damos por sentado, gracias a haber vivido en determinadas familias, que hay básicas comunes a todos. Pero no, esto no es así.
Con información de Télam