De la aventura de ser niña y niño, de la amistad, del racismo, de pueblos originarios argentinos, del Chaco, de los edificios de viviendas sociales, de dejar el monte y vivir al borde, de esas cosas habla "La Yoli Mindolacio", obra dirigida por Manuela Méndez y actuada por Olave Mendoza que se acaba de estrenar y se puede ver los viernes a las 22.30 en el teatro El Grito del barrio porteño de Palermo.
Con texto de Fabián Díaz ("Los hombres vuelven al monte"), "La Yoli Mindolacio" propone el monólogo de una niña que quizás ya esté muerta y que con mirada abierta y despierta asiste y piensa en una serie de cambios que atraviesa su vida y donde bajo la promesa del progreso y la civilización pudieran estar apareciendo la discriminación y las violencias, pero también el refugio del afecto y la rebeldía, cuando con su familia y su comunidad dejan el monte para ocupar una vivienda social en los márgenes de la ciudad.
El encuentro entre directora y autor de "La Yoli Mindolacio" viene de lejos y tiene varios capítulos. "Amar, amar, amar", primera obra que dirigió Méndez también era de Díaz y él actuó allí, y él la dirige a ella, junto con Iván Moschner, en la estupenda "Los días de la fragilidad" de Andrés Gallina, entre otras colaboraciones.
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Actualmente radicado en España, Díaz envío el texto y la propuesta de dirección a Méndez por correo.
"Fue a fines del año pasado, él tenía ganas de que la obra se hiciera en Argentina, cuando leí el material me entusiasmó la idea de meterme en el problema de dirección que implicaba un monólogo que, a la vez, contiene en esa voz, un montón de otros personajes", cuenta Méndez en charla con Télam sobre el modo como se produjo su encuentro con la obra.
"También me resultaba desafiante -continúa- hacer este texto que despliega un imaginario proveniente de las provincias (el territorio, los personajes, las texturas) en Capital Federal. Yo soy una neuquina que hace teatro en CABA, y que se formó un poco acá y un poco allá, y siempre me resulta tenso y estimulante ese encuentro de modos de hacer e incluso de imaginar "
"Los paisajes en los que la obra se emplaza -agrega-, si bien no son los que yo conozco de mi infancia, tienen su asimilable neuquino, por así decirlo. Me intrigaba (y me sigue intrigando) cómo funciona la imaginación de alguien que no conoce esos paisajes en relación a lo que la obra despliega.
Télam: ¿Cómo decidiste trabajar este mundo a la vez tierno y al mismo tiempo cruel que está proponiendo la obra?
Manuela Méndez: Con la mayor franqueza posible, si es que cabe el término, o con la menor especulación posible. No creo que la gente tenga que sentir la crueldad ni la ternura, tampoco el humor en lugares específicos de la obra, hay una atención grande puesta en que nada insista de manera morbosa. Por supuesto que la obra trabaja en generar un vínculo o una escucha muy específicos con el público, pero sin la demanda de que tengan que sentir de una u otra manera
T: La obra pone en juego cuestiones territoriales, de clase y condición claras, ¿qué elementos te identifican con ese universo que propone el texto?
MM: En términos concretos materiales, ninguna de esas experiencias que la obra narra son propias de mi biografía. Lo que sí está muy atravesado en mi experiencia de vida es, primero, el haber sido nacida y criada en Neuquén, y su permanente disputa de sentidos en términos territoriales con los pueblos mapuches. Pero también ciertos imaginarios vinculados con los barrios de vivienda social, con la violencia policial, con las jerarquías propias de los municipios diría que hay un campo de conocimiento sensible que está cerca. En el equipo de dirección, además está la asistente que es cordobesa y Olave, la actriz, es chaqueña. Y apostamos a que algo de ese conocimiento sensible de nuestras vidas afuera de la capital circulen en la obra.
T: ¿Cómo fue la elección y el trabajo con la actriz para ponerle el cuerpo y la voz a este personaje particular?
MM: Para cuando Fabián me compartió el texto, Olave ya lo tenía hacía un montón de tiempo. Cuando le dije a Fabián que me interesaba dirigirlo, tenía una lista de actrices que me interesaban pero que, al ser el texto que era, me hacía muchas preguntas en torno a qué componer y cómo.
A Olave la conocía de vista, le propuse que nos encontremos y leyéramos juntas el texto y eso fue lo determinante. Ese trabajo de lectura sirvió para que el equipo comprendiera un montón el material. Ella conserva su tonada y sus ritmos al leer eran muy muy singulares.
A partir de allí en los ensayos fuimos comprendiendo la circulación, los ritmos. Para mí lo mas importante fue entender qué la podía sostener a ella en la escena, y qué sostenes le permiten habitar con mayor contundencia de presente ese rato que pasa en la obra.
T: ¿Qué elementos o discusiones te interesa poner en circulación con este trabajo, ya sea desde lo teatral, lo cultural o lo político?
MM: Es una pregunta que me cuesta responder Lo que más claro tenemos como equipo es que estamos haciendo esta obra en Palermo y que eso no es accesorio. Y que la obra intenta habilitar un encuentro entre el público y el personaje que no descuide las tensiones que eso implica, que las advierta, al menos.
En todo caso, hay algunas preguntas que fueron motores del trabajo: ¿Cómo disponer a la gente a imaginar eso que se cuenta, que es, un poco, traer el monte chaqueño a Palermo? ¿Qué montes se construyen en las imaginaciones de la gente? ¿Qué es un fantasma? ¿Qué sostiene a Olave para que esté entre el monte, el barrio de viviendas 120 y el infinito? ¿Qué es el infinito?
Con texto de Fabián Díaz, actuación de Olave Mendoza, diseño de vestuario y escenografía de Martina Nosetto, diseño de iluminación de Jessica Tortul; diseño sonoro de Juan Cerono, asistencia de dirección de Ana Schmukler, producción de Gabo Baigorria y dirección de Manuela Méndez, "La Yoli Mindolacio" se puede ver los viernes a las 22.30 en El Grito (Costa Rica 5459).
Con información de Télam