(Por Hugo F. Sánchez) Dos magistrados que están en contacto con los condenados y también con los afectados de diferentes tipos de delito son el núcleo de "El libro de los jueces", un documental de Matías Scarvaci que indaga sobre una experiencia que busca vincular a víctimas y victimarios para que juntos recorran caminos posibles para encontrar el perdón y les permita continuar con sus vidas.
El documental, que se estrena en el Cine Gaumont, tiene como protagonistas a los jueces Walter Saettone y Alejandro David, que como parte de un programa que busca pacificar la violencia en las comisarías y en los penales, salen de sus juzgados para estar en contacto con los detenidos en busca de soluciones a los múltiples problemas que atraviesan, desde sus situaciones procesales hasta las condiciones de vida miserables en las cárceles.
"Me pareció una oportunidad única de contar un lado inédito de la Justicia desde el punto de vista cinematográfico", cuenta Scarvaci a Télam sobre el contacto con estos jueces que lo llevó a concretar la película, en el mismo camino que su anterior producción, "Los cuerpos dóciles" (2016), que abordaba el proceso judicial al que se enfrentaban dos jóvenes marginales.
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"Me interesaba contar no solamente el trabajo de los jueces sino también las consecuencias de su trabajo en relación a las personas privadas de la libertad", completa el director sobre la puesta del relato.
Télam: ¿Qué te llevó a interesarte por esta experiencia que busca humanizar un sistema que se concentra casi exclusivamente en lo punitivo?
Matías Scarvaci: Como soy abogado y mediador, además de tener la experiencia de mi anterior película, 'Los cuerpos dóciles', me convocaron al programa "Probemos hablando" de la Procuración Penitenciaria Nacional, que es una experiencia de mediación y facilitación de diálogo entre los jóvenes detenidos en la cárcel de Marcos Paz y los agentes del servicio penitenciario. Allí conocí una realidad de me parecía que necesitaba ser contada.
T: ¿Cómo llegaste a estos dos jueces, los protagonistas del relato?
MS: Por intermedio del protagonista de 'Los cuerpos dóciles', Alfredo, conocí a Walter Saettone, uno de los jueces. En el caso del otro magistrado, Alejandro David, llegué a él por otro amigo en común. A partir de allí, de conocer a estos jueces, me pareció una oportunidad única de contar un lado inédito de la Justicia desde el punto de vista cinematográfico.
T: La película aborda varias historias relacionadas con los internos, pero lo que se desprende es un sistema lleno de grietas, injusticias y desigualdad. ¿Cómo fue conformándose la película para mostrar todo eso combinándolo con la tarea de estos jueces que salen de sus despachos y se involucran?
MS: Estoy muy agradecido por la generosidad de ambos protagonistas para brindarse y ser parte de este relato. Su colaboración fue central para que la película sea posible. Y desde esa generosidad se fue gestando el relato. Fue mucho el tiempo compartido para las que las historias vayan apareciendo, me interesaba contar no solamente el trabajo de los jueces sino también las consecuencias de su trabajo en relación a las personas privadas de la libertad. La de ellos es una labor muy delicada con muchos intereses y factores en juego. Creo que finalmente todo eso está comprendido en la película.
T: ¿Cómo fue la puesta, hasta qué punto los jueces y los internos permitieron que filmaras sus encuentros?
MS: La película demandó muchos meses de rodaje. Sucede en contextos complejos que necesitan de un tratamiento de mucha paciencia y respeto por quienes son parte del proceso. La intención siempre estuvo puesta en poder desplegar la humanidad de las personas que son parte de este sistema, poniendo el foco tanto en las víctimas como en los victimarios.
T: Hay un discurso que permea muy fuerte en la sociedad, que desconoce los derechos de los que cometieron algún delito. ¿La película es también una respuesta a esa posición?
MS: Entiendo que la película discute también en ese sentido. Siempre con la intención de humanizar, de quitar el estereotipo, intentando entender la multiplicidad de sentidos que el tema contiene. El perdón aparece muy fuertemente como tema en la película. El perdón como una posibilidad de mitigar tanto dolor y de poder poner la mirada en el futuro. Hay un discurso muy fuerte que intenta quitarle la condición de persona a aquellos que están privados de la libertad. Nuestra intención está puesta, precisamente, en poder mostrar la humanidad de esas personas. Entiendo que es el único camino para poder pacificarnos como sociedad, transformando la violencia en un diálogo que permita la convivencia.
Con información de Télam