En el contexto global actual, el GNL (gas natural licuado) se transformó en un recurso clave de la economía mundial. Y se suma además el factor ambiental y de seguridad energética.
En medio de la transición energética que vive el planeta, se busca que los países abandonen el uso del carbón y lo sustituyan por gas, que genera menos emisiones de C02 (dióxido de carbono).
Sin embargo, en el último año la demanda de gas se vio alterada por la guerra entre Rusia y Ucrania, ya que se limitó el abastecimiento a Europa y generó complicaciones económicas y de suministro al resto del mundo.
Para tener en cuenta: en 2021, la Unión Europea importó 155.000 millones de metros cúbicos de gas natural de Rusia. Fue el 45% de las importaciones de gas de la Unión Europea y cerca del 40% de su consumo total del fluido.
Tras el conflicto que arrancó en febrero de 2022, se dispararon los precios de las importaciones de GNL y hubo desabastecimiento en diversos países.
En la actualidad son pocos los países que producen GNL. El gran productor es Estados Unidos. Lo siguen Rusia, Iran, China, Qatar, Canadá, Australia, Arabia Saudita, Noruega y Argelia.
Argentina tiene muchas ventajas competitivas para impulsar un proyecto para la producción de GNL a escala mundial.
Vaca Muerta es la segunda reserva de gas no convencional del mundo y desde su posición geográfica puede acceder a mercados como Brasil, Europa o Asia, demandantes crecientes de GNL. Y más ahora, con el conflicto bélico en Europa.
Por eso, Argentina tiene ahora una oportunidad única con el GNL.