En 2022 se reanudaron los avances en la reducción de la quema de gas: el volumen quemado en todo el mundo cayó 5000 millones de metros cúbicos hasta ubicarse en los 139 000 millones de metros cúbicos, su nivel más bajo desde 2010, según los nuevos datos satelitales recopilados por la Asociación Mundial para la Reducción de la Quema de Gas (GGFR) (i) del Banco Mundial.
“Después de una década de estancamiento, en 2022 los volúmenes de quema de gas en el mundo cayeron alrededor del 3 por ciento, lo que constituye una reducción muy bienvenida, especialmente en un momento de preocupación por la seguridad energética de muchos países. Seguimos alentando a todos los productores de petróleo a aprovechar la oportunidad de poner fin a esta práctica contaminante que además supone un desperdicio de recursos”, afirmó Guangzhe Chen, vicepresidente de Infraestructura del Banco Mundial.
La mayor parte de la disminución de la quema mundial de gas en 2022 correspondió a tres países: Nigeria, México y Estados Unidos. Otros dos países —Kazajstán y Colombia— se destacan por haber reducido sistemáticamente los volúmenes de quema de gas en los últimos siete años.
Además de la disminución general en el volumen, la intensidad de la quema mundial —es decir, la cantidad de gas que se quema por cada barril de petróleo producido— también cayó a su nivel más bajo desde que comenzaron a recopilarse datos satelitales, dado que la producción de petróleo aumentó un 5 % en 2022. Esto indica un desacoplamiento gradual y sostenido entre la producción de petróleo y la quema.
A pesar de estos avances, la mayor parte del volumen de gas quemado sigue correspondiendo a los nueve países que más recurren a esta práctica: Rusia, Iraq, Irán, Argelia, Venezuela, Estados Unidos, México, Libia y Nigeria representan casi las tres cuartas partes de los volúmenes de quema y menos de la mitad de la producción mundial de petróleo.
Los datos satelitales muestran que la disminución de las exportaciones de gas ruso a la Unión Europea no provocó un aumento de la quema de gas en ese país. A lo largo de 2022, la Unión Europea incrementó significativamente la importación de gas natural licuado (GNL) proveniente de Estados Unidos, Angola, Noruega, Qatar y Egipto, y a través de gasoductos desde Azerbaiyán y Noruega. De estos países, solo Estados Unidos, Angola y Egipto han logrado avances considerables para convertir el gas que habitualmente se quemaría en exportaciones de GNL.
La GGFR estima que en 2022 con la quema de gas se liberaron 357 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente: 315 millones en forma de dióxido de carbono y 42 millones en forma de metano. En el informe también se analizan los avances científicos y la incertidumbre en torno a la cantidad de metano que se libera con la quema, y se concluye que las emisiones de metano derivadas de la quema podrían ser significativamente mayores de lo estimado. Por ejemplo, si la combustión del metano que se produce durante la quema fuera apenas cinco puntos porcentuales menos eficiente, la cantidad de ese gas que se liberaría en todo el mundo sería tres veces mayor que la estimada en la actualidad.
“Estamos preocupados por la cantidad de metano emitido mediante la quema, en particular en instalaciones que no funcionan correctamente. El metano es un gas de efecto invernadero mucho más potente que el dióxido de carbono en el corto plazo. Debemos comprender mejor la situación, por lo cual estamos intensificando nuestros esfuerzos para ayudar a los países en desarrollo a reducir las emisiones de metano”, dijo Zubin Bamji, gerente de programas de la GGFR del Banco Mundial.