El domingo los combustibles en la Argentina vuelven a aumentar. La suba será del orden del 3%, marcado principalmente por el crawling peg (devaluación mensual) de 2% y un 1% por la actualización del Impuesto a los Combustibles Líquidos (ICL) y al Dióxido de Carbono (IDC). Luego de la histórica suba que tuvieron las naftas y el gasoil entre diciembre y enero, la política del gobierno fue que los surtidores se muevan en línea con la inflación, incluso un poco por debajo. Pero, en el mismo período, los combustibles son un 20% más caros en dólares.
Desde diciembre, cuando asumió Javier Milei como presidente, la suba en los surtidores se ubica cerca al 95% en la nafta súper de YPF en Buenos Aires, que pasó de 553 a 1.077 pesos (sin contar el aumento del próximo domingo). El gasoil aumentó 85%. En el mismo período, la inflación que informa el INDEC en 2024 acumula un 107%. Es decir, sin contar la inflación de 25% de diciembre, los combustibles siguieron de alguna manera a la inflación.
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Más caro en dólares
Según el último informe de la consultora Economía y Energía (EyE), que dirige Nicolás Arceo, “los precios de los combustibles en surtidor disminuyeron en términos reales desde el mes de febrero (luego de la fuerte suba de diciembre de 2023 y enero de 2024), dado que los incrementos se ubicaron sistemáticamente por debajo de la tasa de inflación”.
En los hechos, los precios de las naftas y el gasoil subieron un 40%, pero la inflación en diez meses fue de 73%. En 2024 los precios de los combustibles crecieron por debajo de la inflación haciendo que, en pesos constantes (descontando la inflación), hayan aumentado menos. Por ejemplo, EyE destaca que en pesos constantes el litro de nafta en enero de este año fue de 1.450 pesos, mientras que (también descontando la inflación) en septiembre bajó a 1.165 pesos.
Otro factor a tener en cuenta es que el gobierno no actualizó por completo los impuestos a los combustibles. Si bien afectó a la recaudación, el retraso en el incremento impositivo permitió no tener que aumentar más los precios de los combustibles.
En relación a la devaluación, en cambio, el informe sostiene que “al evaluar el precio de los combustibles en dólares, se observa que los mismos se ubican más de un 20% por encima de los valores promedio registrados entre enero de 2019 y diciembre de 2023”. Es decir, entre enero y octubre el tipo de cambio oficial aumentó un 20%, mientras que los combustibles subieron casi un 40%.
Esto implica que, como el precio en los surtidores aumentaron por encima de la devaluación mensual del BCRA, los combustibles en la Argentina están más caros en dólares.
De este modo, EyE sostiene que, sin tener en cuenta la fuerte suba de diciembre y enero, el litro de nafta en promedio en octubre de 2023 valía 0,9 dólares, mientras que en octubre de 2024 (un año después) vale 1,3 dólares.
Que haya aumentado en dólares el precio de los combustibles permitió que el valor del crudo, que está dolarizado, se pudiera mantener estable. Si el precio en dólares hubiera caído igual de lo que cayó en pesos constantes, implicaría que toda la cadena para atrás en la industria también tendría que haber disminuido el precio.
Por ejemplo, el precio del barril local se hubiera ubicado por debajo del export parity (el precio de paridad de exportación), una de las principales políticas energéticas definió el gobierno en materia energética.
Derrumbe de ventas
Pese a ir en línea con la inflación en la mayoría de los meses de 2024, la venta de combustibles también cayeron, al igual que se derrumbó el consumo masivo en el país por la recesión económica. Entre enero y septiembre la caída de las ventas totales de combustibles fue de 7% respecto a 2023 y también fueron inferiores a 2022.
El informe de EyE afirma que “los primeros nueve meses del año muestran una caída en la demanda de combustibles (naftas y gasoil) del -6%, respecto al mismo período del año anterior. Y agrega que “la caída de las ventas de naftas premium fue de 21% y la de las naftas súper de 2%”. Es decir, por la suba de los combustibles y la recesión económica, la gente se pasó a consumir naftas súper, dejando de lado la de mejor calidad.
La caída de las ventas de naftas en septiembre fue de 7% interanual. “En este sentido, el consumo de naftas no evidencia una tendencia hacia la recuperación. Por el contrario, en los dos últimos meses se observan contracciones interanuales superiores a las verificados en los meses previos”, destaca el informe.