El Gobierno tiene que definir qué va a hacer con el costo diferencial del precio del gas importado por barco (Gas Natural Licuado o GNL), que su valor es más del triple que el precio del gas de producción local. Por ahora, el Poder Ejecutivo pretende que ese sobrecosto lo asuman las distribuidoras, pero estas compañías se niegan. La Secretaría de Energía, a cargo de Eduardo Rodríguez Chirillo, por el momento no quiere trasladar ese diferencial a las tarifas para que lo asuman los usuarios. Pero el ministro de Economía, Luis Caputo, tampoco está dispuesto a desembolsar más subsidios para solventar las importaciones de GNL.
El Gobierno se encuentra en una encrucijada que deberá definir cuanto antes si quiere evitar problemas de abastecimiento: más subsidios estatales, traslado a tarifas o lo asumen las distribuidoras. Una fuente del sector gasífero confirmó a El Destape que, por este tema, “ya se están manifestando cortes de los contratos interrumpibles de varias GNC (estaciones de gas natural comprimido) en distintos puntos del país”.
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Importación
Desde hace varios años, la Argentina tiene que importar gas durante el invierno, cuando aumenta fuertemente la demanda residencial por el mayor consumo durante los meses de frío, porque no alcanza la producción local. Enarsa importa barcos con GNL (Argentina también importa gas de Bolivia) y lo traslada al sistema para que llegue a la demanda.
En abril, el gobierno –a través de Enarsa- realizó la primera subasta mediante el Mercado Electrónico del Gas (MEGSA), el mecanismo administrado por la Bolsa de Comercio de Buenos Aires por el cual se realizan las ofertas para adquirir el gas importado. Esa primera licitación quedó desierta ya que las distribuidoras prefirieron no participar por el alto precio.
MÁS INFO
Este lunes 13 de mayo MEGSA volvió a realizar una subasta pedida por Enarsa (que importa el GNL) y nuevamente quedó desierta. Ofreció 7,5 millones de metros cúbicos (MMm3) para distribuidoras y 7,5 MMm3 para grandes consumidores, ambos volúmenes para abastecer al sistema entre el 17 y 31 de mayo, según difundió MEGSA.
Las distribuidoras le enviaron nuevamente un mensaje al Gobierno: dejaron desierta la licitación porque –sin traslado a tarifas- no quieren asumir el sobrecosto del precio del gas importado. El problema ahora es que ya llegó el frío y los hogares comenzaron a demandar más gas.
En la segunda subasta, el precio de adquisición de GNL importado fue de 12,9 dólares por millón de BTU (US$/MMBTU, unidad de medida británica que se utiliza para el gas natural), mientras que el precio que pueden trasladar las distribuidoras a las tarifas es tres veces menor. Incluso teniendo en cuenta que, para intentar contener la inflación, el Poder Ejecutivo no habilitó los nuevos cuadros tarifarios que llevaban el precio del gas de 2,7 US$/MMBTU a 4,5 US$/MMBTU.
El problema es mayor ya que el Gobierno definió, a diferencia de los últimos 20 años, que el Tesoro no iba a destinar fondos para cubrir el diferencial del gas importado más caro que el local, ya que la política del presidente Javier Milei y Luis Caputo es recortar todos los subsidios que sean posibles. Según se desprende del informe que presentó esta semana al Congreso el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, “al mes de abril, la proyección de cargamentos de GNL es de 30 buques, en tres rondas de licitaciones de 10 buques por cada una”. Cálculos del sector señalan que cada cargamento tiene un costo de US$ 40 millones.