(Por Ignacio Ortiz, enviado especial) La gran demanda de personal capacitado en la diversidad de áreas que requiere la construcción del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner llevó a que uno de los focos de contratación estuviera puesto en operarios jubilados con gran experiencia de trabajo en obras de infraestructura, a los que se sumaron también empleados jóvenes calificados que por primera vez emprendían este tipo de tareas.
El proyecto de infraestructura más grande en los últimos 40 años se encontró en el reclutamiento de personal con una limitación importante a la hora de poder contar con mano de obra capacitada, vital para cumplir con los ajustados tiempos fijados.
Es el caso de Lidio Sánchez, un jubilado de 69 años, que desde mediados de la década del 70 trabajó en la empresa Techint en la construcción del complejo ferrovial Zárate Brazo Largo, que unió el norte de la provincia de Buenos Aires con el sur de Entre Ríos.
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Casi 50 años después, Sánchez -que vive en la localidad bonaerense de Temperley- volvió a ser convocado para hacerse cargo de la jefatura de un set de equipos tiendetubos, al frente de una máquina pesada para el manejo de cargas de hasta 60 toneladas.
La operación es una de las más delicadas de la obra ya que requiere la coordinación de cinco máquinas de gran porte que se van deslizando de manera sincronizada para bajar en las zanjas tramos de caños de hasta 1,5 kilómetros de extensión.
En ese mismo grupo trabaja Miguel Angel Navarrete, de 25 años, que proviene de la localidad de Cinco Saltos, en Río Negro, que en esta oportunidad asumió por primera vez el rol de Capataz de Bajada, para guiar a los maquinistas tiendetubos.
Esta brecha etaria que se observa en distintos puntos de la traza del futuro gasoducto se explica por la magnitud de la obra que requirió la contratación de un número no habitual de operarios capacitados.
Sobre esta necesidad de mano de obra impactó la ausencia de experiencia en este tipo de emprendimiento en una generación intermedia, que no se formó en los últimos años por la falta de grandes proyectos de infraestructura como el actual.
Similar situación también se observa en las dos plantas de doble junta, verdaderos talleres móviles en las que se sueldan tuberías de 12 metros de largo y pasan a ser un solo cuerpo que duplica esa longitud.
Esta soldadura permite luego el traslado a la vera de la traza del futuro gasoducto, acelerando los tiempos de la obra de cara al objetivo puesto de que esté en funcionamiento el 20 de junio próximo.
Frente a semejante cuadro de situación, con la mayor obra de infraestructura de los últimos tiempos por delante, llevó a las empresas contratistas a apelar a la experiencia de los veteranos de otros emprendimientos de envergadura concretados en los últimos años en el país y la región, a lo que se sumó la capacitación de los más jóvenes para afrontar en muchos casos sus primeras experiencias técnica laborales.
Un caso especial se dio también con las dos soldadoras automáticas que se trajeron al país por primera vez -que elevan el nivel de capacidad y la velocidad de maniobra-, para lo cual se sumaron 50 soldadores de distintas nacionalidades, especialmente turcos, ya que la operación de esas maquinarias requieren de una capacitación y práctica minuciosa.
Con información de Télam