Los empresarios navegan la transición política con predisposición al diálogo con el gobierno electo de Javier Milei y con expectativa sobre el fin de los acuerdos de precios, pero también con incertidumbre sobre cuál será el nuevo tipo de cambio, en qué grado se abrirá la economía y qué ocurrirá con la deuda comercial.
El clima de expectativa se dejaba traslucir en la Conferencia Anual de la UIA que se realizó este jueves en el Centro de Convenciones de Retiro, con la presencia de cientos de referentes de todas las ramas industriales. La predisposición empresarial hacia la administración de La Libertad Avanza podía verse pese al faltazo de Milei, invitado para el cierre de la jornada.
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Aunque no era la primera vez que Milei desplantó a la industria, e incluso al empresariado en general, del otro lado no quieren agrandar la polémica. "No quieran que nos peleemos" con Milei, afirmó el presidente de la UIA, Daniel Funes de Rioja, en diálogo con El Destape y otros medios al final del evento, y recordó que el presidente electo sí compareció ante el CICyP pocos días antes del balotaje.
El mismo tono es el que se percibe en relación a Luis "Toto" Caputo, ya oficialmente designado como próximo ministro de Economía. En ese sentido, pese a que el empresariado resalta desconocer todavía cuál será su plan macro, sí subraya su expertise en finanzas y su "espalda" política. "Esperemos a que actúe", conceden.
El reemplazo suplente de Milei fue Guillermo Francos, futuro ministro del Interior, quien compareció brevemente al final del evento en Retiro. De forma análoga, Francos buscó poner paños fríos a las tensiones entre los libertarios y buena parte del sector industrial durante los últimos meses. "Tenemos que ver cómo hacemos para poner el aparato productivo en funcionamiento. Tenemos claro todo lo que está pasando, lo que necesitan, y vamos a ir por etapas", afirmó, y resaltó que el mismo Milei dijo que "no iba a cometer un industricidio".
Las dudas y pedidos del empresariado
Este escenario de cordialidad y expectativa no quita que el empresariado busque marcar la cancha en ciertos aspectos clave. En su alocución frente a Francos, Funes de Rioja pidió que el modelo cierre "con la industria adentro". Luego, en el diálogo con la prensa, cuestionó la afirmación de la futura canciller, Diana Mondino, acerca de que Argentina finalmente no ingresará a los Brics. Al respecto, el titular de la UIA pidió "no mezclar lo ideológico" con lo comercial y remarcó el "comercio fuerte" que el país mantiene con China, Brasil o incluso Rusia.
Al mismo tiempo, Funes pidió realizar una "apertura comercial inteligente" que no afecte a la industria local luego que Mondino anticipase la eliminación de las SIRAS (permisos de importación). En off, otros empresarios piden además "darle un debate más profundo" a la eliminación de las licencias no automáticas, también anunciada por la futura canciller.
Sobre la deuda comercial, que superará este año los 50.000 millones de dólares, pesa una mayor resignación, con la práctica certeza de los industriales de que no podrá resolverse al corto plazo, al menos hasta la cosecha gruesa de marzo y abril. Se trata de un problema que, admiten los empresarios, comenzó en las últimas semanas a afectar al abastecimiento por la falta de insumos. De todos modos, esa resignación no deja de mezclarse con la expectativa que surge de que el nuevo gobierno empiece a ocuparse del problema.
La incertidumbre empresarial, en ese sentido, recorre en verdad a todo el escenario cambiario. Una de las mayores dudas es si el seguro salto en el tipo de cambio oficial que se avecina conllevará una unificación cambiaria o si se mantendrán los múltiples dólares existentes en este momento. Esta última opción, sin embargo, es la que reconocen como más probable, porque todos admiten que, hoy por hoy, no hay dólares para proceder a una apertura irrestricta del cepo importador. Las dudas también persisten sobre el nivel del nuevo dólar, con cifras que oscilan entre los 650 y los 800 pesos.
El único festejo unánime entre los industriales es la segura eliminación de la Secretaría de Comercio y los acuerdos de precios. Por ello, la coincidencia es que habrá un "sinceramiento" de precios en todos los sectores que excederá al salto cambiario. En algunos casos, se quejan, el atraso en precios supera al 85%. También hay consenso en que, producto de este escenario, la baja de la inflación solo será paulatina y recién a mediano plazo.
En general, el empresariado se muestra vago sobre la dolarización, que no parece ser su preocupación principal frente a todos los otros problemas más acuciantes. Sobre todo luego de que las expectativas acerca de una posible eliminación del peso se disiparan con el nombramiento de Caputo, contrario a la idea de dolarizar.