Impulsados por la guerra entre Ucrania y Rusia, el miércoles amaneció con una disparada del 55% del precio internacional del gas y el trigo alcanzó su máximo en 14 años. Más allá de que se trata de un conflicto en desarrollo que puede escalar o enfriarse, Argentina ya observa golpes económicos a través de las materias primas en los días clave en los que debe encargarse el GNL para el inminente invierno. El tema central será el balance que tendrán los perjuicios y beneficios que son generados en simultáneo.
La invasión de Rusia a Ucrania cambió el mundo y generará consecuencias económicas insondables, en función a la extensión y magnitud del conflicto. Por peso específico de estas economías y por la inmediata propagación de toda contingencia en un mundo híper globalizado, esto también nos golpeará. Se trata de los grandes graneros de Europa. Hoy ambos países explican más de un 25% de las ventas de trigo y casi un 14% para el maíz.
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Desde ya que otro de sus pilares productivos se basa en la producción y exportación de hidrocarburos. La economía rusa se erige como la segunda en producción de gas natural y abastece a buena parte de Europa a través de su red de gasoductos.
Por eso el primer efecto de la escalada bélica fue un aumento considerable en el precio de todos los commodities, que ya registraban una dinámica ascendente desde 2021, producto de las tensiones previas al conflicto, la mayor demanda por la reactivación post pandemia y el recorte de previsión de cosecha latinoamericana.
Al comienzo de la jornada del miércoles, el mercado de gas europeo escaló 55% hasta los US$ 65 por millón de BTU. Si bien a lo largo de la rueda recortó esa progresión, el precio quedó resentido y no hay una baja en el horizonte cercano. El GNL puede llegar a importarse a casi cinco veces el valor del año pasado. “Va a ser un problemón”, fue lo primero que vaticinó una especialista del mercado.
Argentina no tiene gas natural licuado, sino que lo importa todos los inviernos a precio de mercado por licitación. “Creo que una hipótesis conservadora es que ese precio se mantenga”, proyectó Sergio Chouza, director de la consultora Sarandí.
“Si tenés un invierno similar al anterior en términos de consumo interno, necesitarías importar un 20% más en cantidad. Esto porque Bolivia está abasteciendo menos porque producen menos y exportan más a Brasil”, planteó a El Destape. Esto se le suma al bajo caudal de agua en el río Paraná, lo que complica la generación de energía hidroeléctrica.
Esto redundará en una necesidad de divisas adicional a la habitual para pasar el invierno próximo en un contexto en el que no sobran y que el gobierno pule los últimos detalles técnicos con el FMI para devolverle los US$ 45.000 millones que le dieron a Mauricio Macri. “Las estimaciones hoy gravitan entre US$ 1.500 y US$ 2.000 millones de dólares extra en total para este año”, calculó el economista.
IEASA iba a hacer la compra justo cuando los precios del GNL saltaron en el mercado europeo. El año pasado la licitación cerró con la compra de 52 cargamentos: 23 a BP (ex British Petroleum); 11 buques a la holandesa Gunvor; 7 a la francesa Total; 4 a la también holandesa Vitol; 2 de la suiza Trafigura y 2 de su connacional Glencore; y una cada una a la española Naturgy, la angloholandesa Shell y la estadounidense Cheniere.
"Lo ideal es empezar a construir ya plantas de GNL en la Argentina”, recomendó Moisés Solorza, secretario de Energía de Tierra del Fuego. “Una buena propuesta es hacer en Bahía blanca o Tierra del Fuego plantas que nos aseguren esos suministros por la conexión bioceánica fueguina y el potencial gasífero de la cuenca Austral. No somos Europa, tenemos recursos y esto es una gran oportunidad", comentó con entusiasmo.
“Tierra del Fuego abarataría y colaboraría con la nación en el autoabastecimiento, generación de empleo, desarrollo y agregado de valor y empleo al gas que principalmente tiene la provincia y costa afuera”, detalló en diálogo con El Destape. El funcionario planteó que esto serviría para generar divisas al exportar al mercado asiático por el Océano Pacífico.
Otro experto en el rubro energético calificó como “todo un desafío” no afectar a los grandes consumidores argentinos. Esto porque parte del peligro, en cualquier escenario, no sería el precio que habrá que asumir igual, sino la disponibilidad para comprar y de barcos para transportarlo. Europa va a buscar comprometer a los grandes jugadores para bajar la dependencia de Rusia, similar a la guerra de las vacunas al comienzo de la pandemia que hizo pasar al Viejo Continente por batallas comerciales por abastecerse de todas las que pudo.
Al mismo tiempo, este especialista planteó la idea de analizar un "escenario de guerra" para que el Ejecutivo tome medidas extraordinarias. Esto puede incluir buscar precios y transporte y ver las alternativas si Rusia cuenta con disponibilidad y no Estados Unidos.
Si bien el panorama se avecina complejo, el resto de las materias primas que también elevan su precio por el conflicto armado constituyen una ventaja. “Todo esto debería estar compensado por el segmento agrícola. El saldo de la ‘balanza bélica’ debería dar positivo para la economía Argentina”, pronosticó Chouza.
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Se dispararon los precios de los hidrocarburos
Con un aumento del 7,5%, el precio del petróleo Brent superó el miércoles los US$ 113 por barril por primera vez desde el 30 de junio de 2014. Los contratos del crudo de la marca WTI también subieron 7,5% por arriba de los US$ 111 por barril.
La alianza de la Organización de Países Exportadores de Petróleo y productores independientes (OPEP+), tras reunirse este miércoles, decidió continuar con el aumento previsto de la producción de petroleo en 400.000 barriles diarios en abril.
El GNL escaló 55% en las primeras operaciones para tocar los US$ 65 el millón de BTU. Todo esto a pesar de que Rusia no sólo no redujo sino que aumentó los envíos de gas a Europa a pedido de sus clientes, generadoras de energía eléctrica. Sin embargo, el mercado actúa contagiado por la incertidumbre de lo que pueda ocurrir en las próximas semanas.
La construcción del gasoducto Néstor Kirchner
La empresa Integración Energética Argentina (IEASA) inició el proceso para la construcción de la primera etapa del Programa Transport.Ar. Este incluye el tramo del nuevo gasoducto troncal Néstor Kirchner desde la localidad neuquina de Tratayén en cercanías de la formación de Vaca Muerta, y la de Saliqueló, al oeste de Buenos Aires.
Tras comenzar la licitación, el secretario de Energía, Darío Martínez, expresó que "se inicia así el proceso de construcción de la obra de Transporte de Gas más importante en nuestro país de las últimas cuatro décadas". "Tal es su magnitud -agregó el funcionario- que permitirá transportar hasta 44 millones de m3 diarios de nuevo gas, producido con trabajo de argentinos y por empresas argentinas, que llegará a más hogares, industrias y centrales térmicas, sustituyendo GNL y gas oil importado, y ahorrando miles de millones de dólares al país".
A mediados de febrero, el gobierno constituyó el Fondo de Desarrollo Gasífero Argentino (Fondesgas), para la realización de este programa de obras y declaró al gasoducto "de Interés Público Nacional". Con aquella publicación se allanó el camino para el inicio de los procesos licitatorios de las obras, tarea delegada en la empresa IEASA, a la que se le otorgó una concesión de 35 años.
El Fondesgas se constituirá principalmente con los recursos provenientes del Aporte Solidario y Extraordinario, en lo que hace a los bienes situados en el exterior (artículo 5 de la ley 27.605) y otros fondos de operaciones de crédito, renta o que se asignen anualmente en el Presupuesto Nacional, entre otros. La obra representará un ahorro al Estado de unos US$ 1.000 millones por la sustitución de importaciones, con un efecto neto sobre la balanza comercial energética de alrededor de US$ 2.500 millones por año, "considerando la merma en la importación y el incremento en los volúmenes exportados".
También sube el trigo
El trigo en Chicago alcanzó su cotización más alta en 14 años el miércoles. Cerró a más de US$ 368 la tonelada como consecuencia de los ataques de Rusia en Ucrania.
El bloque de Rusia y Ucrania es el principal proveedor mundial de trigo ya que en forma conjunta representan el 28,5% del comercio total del grano fino. De este dependen en gran medida los países del norte de África y los del Sudeste Asiático. En la actualidad, el comercio desde los puertos de ambos países está paralizado y sin señales de volver a reactivarse en el corto plazo.
Según un cálculo de la consultora rusa SovEcon, al inicio de las acciones bélicas a Ucrania le quedaban alrededor de 6 millones de toneladas de trigo para exportar correspondientes a la campaña 2021/2022, mientras que Rusia contaría con entre 7 y 7,5 millones para sus ventas.
Las proyecciones del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés), en tanto, sostienen que las exportaciones de trigo desde Rusia y desde Ucrania en la actual campaña se prevén en 35 y en 24 millones de toneladas, respectivamente.
Si los enfrentamientos se prolongan comenzarán a poner en riesgo las siembras de trigo de la primavera europea, que en general representan cerca del 30% de la producción total en ambos países.