Bolsillos ajustados: por aumentos y recorte de subsidios, se duplicó el peso del gasto de transporte en el salario en AMBA

El fuerte incremento tarifario agrava la ya deteriorada situación del poder adquisitivo: la canasta básica de servicios representó este mes el 13% de un salario promedio y el peso proporcional del gasto en transporte alcanzó el 40%.

28 de septiembre, 2024 | 00.05

En septiembre los trenes que circulan por el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) aumentaron 40% (el pasaje mínimo pasó a $280 con sube registrada) esto se sumó al último incremento del 35% en los colectivos en agosto (boleto mínimo en $371) y se agrega ahora el incremento del 16,5% anunciado desde octubre en el subte (boleto mínimo en 757%). Esto en un marco donde el gobierno nacional aplicó, siguiendo el fuerte ajuste fiscal de su programa económico, recortes a los subsidios de servicios públicos, incluyendo recientemente aquellos vigentes para líneas que funcionan dentro de la misma región, desconectándolos de la RED SUBE y sus beneficios. Como resultado, el gasto en transporte público aumentó su peso en las economías domésticas y pasó de representar en solo dos meses del 7% al 14% de un salario mínimo. Esto golpea con más dureza a quienes dependen de trabajos informales o más precarizados.

El impacto se tradujo además en una significativa caída de la cantidad de pasajeros que viajan en subte y en colectivo. Según datos sectoriales en los primeros ocho meses del año la cantidad de usuarios transportados acumulada se redujo 11% en el caso del subte y 6,6% en los colectivos contra el mismo período de 2023. “Es cierto que Argentina tenía un subsidio comparativamente alto, pero el cambio es muy abrupto y los salarios no llegan a compensar, como quizás sí ocurre en otros países. En el caso del transporte, se trata de subas muy por encima de la inflación”, señaló Fernando Bercovich, sociólogo especializado en transporte, quien indicó que el peso local de este gasto en un salario mínimo está "por arriba de casi cualquier capital de la región y del mundo”. 

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A la situación del AMBA hay que sumar también lo que ocurre a nivel de las diferentes jurisdicciones del país donde la eliminación por parte del gobierno nacional del Fondo de Compensación al Transporte Público del Interior en febrero pasado implicó una mayor presión para los presupuestos municipales, así como incrementos de la tarifa de transporte con boletos mínimos en torno a los $900 y $1000 en más de una decena de distritos. 

El impacto en el boleto/bolsillo

Mediante la Resolución 33/2024 la Secretaría de Transporte nacional modificó, desde el pasado 16 de septiembre, el cuadro tarifario para el transporte ferroviario metropolitano de pasajeros. El aumento fue del 40%, llevando el boleto mínimo de $200 a $280, siendo la cuarta suba en el año que ya acumula un aumento del 741% para las líneas Mitre, Sarmiento, San Martín y el Tren de la costa, y un 989% para las líneas Belgrano Sur, Belgrano Norte, Urquiza y Roca respecto de diciembre de 2023, según datos del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP) de UBA-Conicet desde donde indicaron que “con estos aumentos, la tarifa en es similar a la observada a fines del año 2019”. 

“En principio la decisión de la quita de subsidios al transporte es importante analizarla de forma diferente a lo que puede ser la quita de subsidios en energía, por ejemplo. En el caso del transporte, la mayoría de la población que lo utiliza -teniendo en cuenta datos de las encuestas de movilidad- es justamente para movilizarse hasta su trabajo o hasta lugares de estudio o ambos. Entonces el subsidio al transporte público está muy direccionado en la población trabajadora y dentro de la población trabajadora en la población de menores salarios, por los tipos de trabajo”, explicó el especialista Fernando Bercovich. Asimismo agregó que “otro factor tiene que ver con las distancias” ya que “a medida que uno se aleja de la Ciudad de Buenos Aires, la tierra es más barata por lo cual ahí es donde vive la gente de menores ingresos, entonces cuando se subsidias al transporte esto impacta, sobre todo, en la gente de menores ingresos. Todo ello, no invalida la discusión sobre cuánto es necesario subsidiar, entre otros aspectos”.

En septiembre un hogar promedio del AMBA, sin subsidios, gasta $141.534 pesos en cubrir sus necesidades energéticas, de transporte y de agua potable en el hogar. Con respecto a fines del año pasado, el costo de la canasta total se incrementó 370% a partir de las actualizaciones de tarifas de transporte (enero, febrero y agosto), energía eléctrica (febrero, junio, agosto y septiembre), gas natural (abril, junio, agosto y septiembre) y agua (abril, julio, agosto y septiembre). Los consumos de gas natural y energía eléctrica están ajustados por estacionalidad del consumo. Tales datos del IIEP muestran que dicha canasta representa el 13,2% del salario promedio registrado estimado del mes, a la vez que el peso proporcional del gasto en transporte alcanza el 40% y es “significativamente más elevado respecto de los restantes servicios”. 

Consultado por el impacto en general de la decisión nacional de avanzar en la quita de subsidios y los recortes en Red SUBE, Bercovich indicó que “en el AMBA el peso del transporte pasó de estar en torno al 5% el año pasado, al 7,6% en julio de este año y escaló a 13,4% en septiembre, lo que implica un aumento muy acelerado en muy poco tiempo y además está por arriba de otras ciudades como México, San Pablo, Santiago de Chile y otras latinoamericanas y ni que hablar de las ciudades europeas donde el peso es mucho menor sobre todo porque los salarios son más altos, por lo general pesa de 5% a 8%”. 

En la misma línea, el sociólogo especializado en transporte explicó que “los subsidios al transporte son subsidios al capital, no al trabajador. Es decir, son subsidios indirectos a las empresas que, de lo contrario, de alguna forma tendrían que pagar ese dinero que le demanda al trabajador movilizarse hasta su puesto de trabajo. De hecho hay ciudades donde directamente ese gasto aparece en el recibo de sueldo como un aporte más”. 

A su vez, sumó como otros aspecto clave la necesidad de analizar el deterioro general del transporte público. “Si se deja de subsidiar y esa quita no se compensa con la suba del boleto, cosa que a veces sucede, también lo que puede pasar es que haya menos frecuencias o que el transporte baje de calidad. Entonces eso nuevamente es un desincentivo para tomar el transporte público y la población puede terminar optando por otros tipos de transporte que son más inseguros o ineficientes como el auto particular o más contaminantes, y la consecuencia es que es una peor calidad de vida”.

El ajuste en la Red SUBE 

La Red SUBE  funciona en algunos medios de transporte del AMBA e implica un descuento si combinan varios transportes en un plazo de dos horas. A partir de septiembre, el Gobierno nacional dejó de financiar el beneficio (descuento del 50% en el segundo viaje y del 75% a partir del tercer viaje) para los transportes que circulan dentro de CABA y el Conurbano bonaerense, sin cruzar jurisdicciones. 

“En el caso particular de la RED SUBE hay un problema que, nuevamente, tiene que ver con mirar la cuentita, es decir, de cuánto se gasta en subsidios desde el Estado y no mirar la sustentabilidad del sistema en su conjunto, porque este sistema lo que haces también es beneficiar a la gente que se toma dos o tres medios de transporte y suele ser la de menores ingresos. A su vez, también está premiando el uso del transporte público porque a la planificación de la ciudad y a las dinámicas de movilidad le conviene tanto de forma económica como social y ambiental que la gente se tome transporte público, porque es mucho más eficiente en cantidad de pasajeros que puede mover”, analizó el entrevistado.

A nivel de las provincias la eliminación por parte del gobierno de Javier Milei del Fondo de Compensación al Transporte Público del Interior implicó una mayor presión para los presupuestos municipales y aumentos en las tarifas. Entre las principales ciudades del país, se observan tarifas por encima de los $1.000, como es el caso de Bariloche ($1.275), Formosa ($1.050) y Rawson ($1.031). Luego sigue Corrientes ($990), San Miguel de Tucumán ($950), Paraná, Rosario, Santa Fe, General Pueyrredón (Mar de Plata) y Córdoba ($940), Tandil ($913), Neuquén ($859) y Posadas ($850). Por su parte, las tarifas más bajas del país se encuentran en Mendoza ($650), San Luis ($600), San Juan ($560) y La Rioja ($300). Tomando un promedio ponderado de las tarifas de transporte del interior, su valor medio se ubica en $854, mientras que el boleto mínimo del AMBA se ubica en $371.

Alerta SUBTE

La cantidad de pasajeros transportados por el Subte se redujo considerablemente tras el fuerte aumento tarifario: el valor del pasaje pasó de $125 a $574 en mayo y a $650 a fines de ese mismo mes, y desde octubre será de $757 (el doble que el de colectivo).

En este escenario un informe del Centro de Estudios Metropolitanos (CEM-UMET) indicó que el subte es el transporte público que menos pasajeros recuperó desde la pandemia: en junio transportó apenas 59% de los pasajeros que en el mismo mes de 2019, mientras que “ofrece una calidad muy baja con demoras e interrupciones constantes”. Sobre esto analizaron que “pese a que el argumento del Gobierno de la Ciudad es que no realiza obras nuevas para mejorar la red existente. Las líneas B y D, las más usadas, presentan demoras e interrupciones recurrentes que también desalientan su uso”.

Finalmente, según las estimaciones oficiales, en 2024 cerca del 63% de los viajes con origen o destino en CABA se realizó exclusivamente en colectivo, mientras que los viajes en subte representaron apenas un 13% del total. Esto marca “un retroceso del uso del subte con respecto a 2022 y uno todavía más fuerte respecto de 2019 (pre-pandemia) cuando los viajes en subte –exceptuando los que se estiman combinados entre subte y colectivo, o entre subte y tren– habían representado un 15,4% del total”. De esta manera, “se observa una caída del 15% en el uso de la red de subtes, mientras que los viajes en colectivo pasaron del 56,8% del total de viajes en transporte público en 2019 al 62,7% en 2023 del total”.