El Tesoro no logró esta semana renovar el vencimiento de 7,1 billones de pesos y tendrá que monetizar depósitos que tenía inmovilizado en el Banco Central por 2,3 billones, en la primera licitación de deuda en la que se notó la resistencia de los inversores institucionales a seguir convalidando tasas de retorno negativas. La Secretaría de Finanzas intentó justificar el fracaso en la licitación en que se está recuperando el crédito del sector privado y por eso hay menos demanda de títulos públicos pero lo cierto es que la demanda de crédito solo financió un rulo para aprovechar el diferencial de tasas entre lo que ofrece el Tesoro y lo que cobran los bancos.
La licitación del día de ayer parece poner de manifiesto esto mismo: el Tesoro enfrentaba vencimientos por 7,1 billones de pesos pero solo recibió ofertas por 5,8 billones, para adjudicar 4,8 billones. De esta manera, el Tesoro alcanzó un rollover de 67%, siendo de los más bajos de los últimos años.
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El presidente Javier Milei y el ministro Luis Caputo esperaban llegar a septiembre con una inflación “que empiece con uno” y el mercado venía aceptando convalidar tasas negativas con esa expectativa, pero frente al fracaso empezó a demandar mayor tasa para seguir renovando la deuda. Por ahora, solo el cepo y el carry trade financiado con intervenciones del BCRA en el mercado del dólar financiero permiten a Milei y Caputo mantener el alto nivel de renovación de los vencimientos de deuda en pesos.
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El Gobierno intentará para octubre generar un nuevo quiebre del piso de 4% de inflación con bajas en precios combustible que dispondría la petrolera de mayoría estatal YPF y con postergación de incrementos de tarifas de servicios públicos, mientras los indicadores de alta frecuencia mantienen todavía un pronóstico de incremento de precios entre 3% y 4% para este mes.
El secretario de Finanzas, Pablo Quirno, intentó presentar como una buena noticia el fracaso en la licitación y aseguró que estaba “previsto”. “El proceso de remonetización en pesos de la economía previsto desde el inicio del programa ya ha comenzado e implica una devolución de recursos del sector público al sector privado en una situación sin precedentes para nuestro país”, dijo.
Explicó Quirno que “se manifiesta en un aumento de los préstamos en pesos al sector privado del 46% y de la base monetaria del 51%, ambos en términos reales desde fines de abril hasta fines de agosto”. “Consecuentemente, los bancos tienen una mayor demanda de liquidez que los lleva a reducir su financiamiento al sector público para sostener la expansión del crédito privado de las familias y las empresas. Anticipando estas situaciones, el Tesoro fue acumulando reservas en pesos en su cuenta en el BCRA”, agregó.
Milei y Caputo repudiaron los puts, el seguro que permite a los bancos vender títulos públicos al Banco Central para garantizar liquidez, y los acusaron de ser parte del problema inflacionario. La falta de esa garantía fue también determinante para que los bancos se hayan corrido de la licitación.
El crecimiento de los créditos al que se refirió Quirno está impulsado por un “rulo” que permite tomar fondos del sistema financiero y colocarlo en bonos del Tesoro para aprovechar el diferencial de tasas. En el último mes y medio las líneas de con tasas menores a las Lecaps, los adelantos se incrementaron en 250 mil millones de pesos y los documentos 2,3 billones.Esas operaciones no están asociadas a mejoras en el nivel de actividad económica sino a especulación financiera, mientras que las líneas de crédito personales, hipotecarias y prendarias, que tienen impacto en el nivel de consumo, son las que además tienen efecto inflacionario en los términos del plan económico. También tendrá efecto inflacionario la monetización de los $ 2,3 billones que no logró renovar de deuda y que a partir del lunes, cuando se liquidan la operación, dejarán de ser depósitos inmovilizados en el Banco Central para convertirse en circulante. “Resulta que la estrategia era remonetizar no dolarizar. En breve verán a Cottani, Arriazu y Kiguel diciendo que la inflación la sostiene el crédito”, evaluó irónico un consultor de mercado.
También en el mercado se está empezando a observar que los bancos salen de las Lecap (Letras Capitalizables) y prefieren colocar fondos en LeFi (Letras de Financiamiento), aún sacrificando tasas pero con la garantía de que el Banco Central está obligado a recomprar estos títulos en caso de necesidad de liquidez de los bancos.
Hubo operaciones de pases activos del BCRA (prestamos a los bancos) y en dos oportunidades se disparó la tasa de cauciones a 60%, mostrando la necesidad transitoria de liquidez.
La opinión del mercado está también dividida entre quienes perciben que la operación del Tesoro fue la primera luz amarilla, que se suma a los temores a un default de la deuda en dólares, y quienes intentan justificar la visión oficial, como el banco de inversión CMF para cuyos analistas “la licitación del día de ayer supuso el comienzo de lo que el equipo económico denominó “punto Anker”. El término hace referencia al proceso de crowding in, que se da en cuanto comienza a repuntar la demanda de pesos y crédito al sector privado”.
Para CMF, “la caída en las ofertas de privados no debería preocupar dado el abultado stock de depósitos que tiene el Tesoro en el BCRA” y en una reinterpretación del efecto del crédito sobre el consumo consideró que “el continuo aumento de la demanda de dinero ayudará a estabilizar los precios en niveles inferiores”.