El Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) de la Reserva Federal (FED) de los Estados Unidos comenzará mañana su reunión de junio, en coincidencia con la divulgación del dato de inflación de mayo en ese país, donde se espera que defina si, después de casi un año y medio, pone un freno a la suba ininterrumpida implementada en las tasas de interés.
El consenso del mercado es que los funcionarios harán una pausa en su agresiva campaña de ajuste de tasas, para tener más tiempo para indagar en cómo está afectando a la economía la política que llevó adelante en los últimos dieciséis meses para frenar la inflación.
La incertidumbre sobre cuánto se ajustarán las condiciones crediticias ha reforzado el argumento de una pausa, según la Encuesta de Expectativas del Consumidor que la FED de Nueva York realiza mensualmente.
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En ese sentido, las expectativas de inflación a corto plazo de los consumidores estadounidenses cayeron el mes pasado a su nivel más bajo en dos años luego de que empeoraran sus perspectivas para las finanzas personales y las condiciones crediticias.
De allí que se espere que el Índice de Precios al Consumidor (IPC), que se dará a conocer mañana, muestre que la inflación subyacente -aquella que excluye alimentos y energía- se modere a 5,2% interanual.
Aún así, para el director ejecutivo de Goldman Sachs, David Solomon, la Reserva Federal aún podría elevar las tasas de interés si la inflación no muestra signos de doblegarse.
La inflación está mostrando ser muy persistente, y creo que hay una posibilidad razonable de que las tasas suban, dijo Solomon en una entrevista el lunes con CNBC. Si lo hacen, probablemente hará que el entorno económico sea un poco más difícil.
"La decisión de mantener nuestra tasa de política constante en una próxima reunión no debe interpretarse en el sentido de que hemos alcanzado la tasa máxima para este ciclo", dijo el gobernador de la FED, Philip Jefferson, quien ha sido nominado para ser vicepresidente, en un discurso el 31 de mayo en Washington.
Sin embargo, en esa misma reunión, el presidente de la FED, Jerome Powell, anticipó la conveniencia de hacer una pausa en la suba de tasas, para evaluar su impacto en la economía.
Por estas horas, el consenso del mercado es que el FOMC mantenga las tasas estables (5,00 a 5,25%) en su reunión del 13 al 14 de junio, siempre y cuando se cumplan con la previsión de que la inflación subyacente se mantenga sin cambios en su tasa intermensual, de 0,4%.
Un cambio en esa previsión podría cambiar las previsiones.
En las próximas dos semanas, no solo la FED, sino los principales bancos centrales del mundo deberán definir su política monetaria y si ya fue suficiente luego del ajuste más agresivo de tasas en cuatro décadas para amortiguar las presiones sobre los precios.
Durante las próximas dos semanas, el Banco Central Europeo, el Banco de Inglaterra y el Banco de Japón tendrán reuniones similares.
La semana pasada, el Banco de la Reserva de Australia sorprendió a los inversionistas por segundo mes con otro aumento y advirtió que su deseo de preservar las ganancias de empleo no significa que tolerará presiones prolongadas de precios, mientras que el Banco de Canadá, en pausa desde enero, reanudó el ajuste y dijo que la economía está demasiado caliente para que la inflación vuelva a la meta.
Lo que complica la evaluación de los bancos centrales es que el traspaso de los aumentos de las tasas de interés se está desarrollando de manera diferente esta vez.
Los mercados laborales siguen siendo fuertes a medida que las empresas se aferran a los trabajadores en medio del temor de que no puedan volver a contratarlos cuando sea necesario, y los ahorros acumulados por la pandemia continúan respaldando la demanda de los consumidores.
Con información de Télam