En el primer cuatrimestre del año el complejo cerealero y oleaginoso ingresó al país 10.602 millones de dólares a través del mercado oficial, según informó este viernes el Banco Central en su informe de balance cambiario. La mejora en los precios internacionales y una buena cosecha para la campaña 2019-2020 aceleraron la liquidación del sector. Sin embargo, un repaso entre lo producido y lo liquidado en concepto de exportaciones revela que todavía lo ingresado al canal formal por el complejo sojero se encuentra en sus mínimos niveles en más de quince años, con excepción de los cuatro de macrismo, cuando pese a la quita de retenciones y con producciones en alza, lo liquidado se desplomó respecto del promedio histórico. Más de 10 por ciento de lo exportado en las distintas campañas desde 2016, equivalente a unos 3500 millones de dólares, no se llega a liquidar en el mercado oficial de cambios.
Las tensiones en el mercado cambiario el año pasado estuvieron atizadas por operaciones denominadas de contado con liquidación, un esquema de compraventa de bonos entre pesos y dólares que muchas empresas utilizan para sortear los controles y topes en el acceso a la divisa. A principio de año se reveló el "rulo" que algunos frigoríficos exportadores realizaban, aprovechando su posición dominante, en el mercado concentrador de Liniers aprovechando la brecha cambiaria para vender con el precio del dólar financiero. Básicamente pagaban más por el precio de la hacienda, dado que tenían asegurada su venta con un dólar más caro. En el caso de la soja, la triangulación de los grandes exportadores de granos es mucho más sofisticada y se perfeccionó en los cuatro años de macrismo. El caso de Vicentin fue la punta del iceberg.
De acuerdo con el balance cambiario del Banco Central, el sector oleaginoso y cerealero registró en abril ingresos netos por 3267 millones de dólares. "En un contexto de elevados precios internacionales de los commodities agrícolas, este nivel constituyó un récord para un mes de abril y más que duplicó los ingresos registrados en el mismo periodo de 2020. Los ingresos por cobros de exportaciones de bienes se ubicaron en niveles superiores a los flujos aduaneros de exportaciones FOB, lo que implicaría un incremento del nivel de endeudamiento comercial del sector", explica el informe del organismo monetario que conduce Miguel Pesce. En enero las ventas del sector sumaron 2045 millones de dólares; en febrero, 2121 millones y en marzo, 3179 millones.
Barcazas con viento de cola
Pese a la aceleración y la mejora en el nivel de liquidación, el volumen ingresado todavía se encuentra por debajo de lo exportado. La diferencia entre las exportaciones y la liquidación de divisas obedece a la cancelación de deuda por anticipos y prefinanciaciones de exportaciones. Con precios en sus máximos en una década, el complejo sojero acelera sus ventas pero retiene los dólares a liquidar.
Si se toma el año comercial de la soja, de abril a marzo, la liquidación de divisas de la última cosecha en el mercado oficial equivalió al 91 por ciento del valor exportado por todo el complejo oleaginoso-cerealero durante el año comercial 2019- 2020, levemente por encima de los dos ciclos previos, pero aún significativamente por debajo de otros años. El ingreso mejoró con la liquidación de noviembre y diciembre, luego de que el Gobierno dispusiera una baja temporal de retenciones. Hasta ese momento la brecha era la más alta desde que se tenía registro.
"Durante gran parte de 2020 el ritmo de liquidación de divisas relativo a las exportaciones efectuadas llegó a ser mucho menor, pero un importante repunte en diciembre y en los tres primeros meses de este año permitió acortar la brecha con relación a años anteriores", explicaron desde el Grupo de Estudios de la Realidad Económica y Social (GERES).
Las exportaciones netas del complejo soja fueron de 15.031 millones de dólares en el año comercial 2019-2020. "Realizando un ejercicio que considera los precios promedio a los que se anotaron hasta el momento las declaraciones juradas de ventas al exterior (DJVE) de esta campaña, y los precios FOB oficiales al 21/5 para la soja (poroto y derivados) que aún resta registrar en función del saldo exportable estimado, las exportaciones netas del complejo soja se elevarían a 19.980 millones en 2021-2022 (abril 2021-marzo 2022), es decir, 4950 millones de dólares por encima del ciclo previo".
Con una producción que fue de 48,9 millones de toneladas, según el Ministerio de Agricultura, el balance de oferta y uso del año comercial (abril de 2020 a marzo de 2021) dejó una variación de stocks positiva estimada en 2,2 millones de toneladas.
A partir de la soja ingresada a molienda, se produjeron 7,5 millones de toneladas de aceite y 27,6 millones de toneladas de pellets. "Al 31 de marzo de 2021, los productores habían vendido 42,1 millones de toneladas de soja perteneciente a la cosecha 2019-2020, volumen equivalente al 86 por ciento de la misma, levemente por encima del 84,4 por ciento (de la producción 2018-2019 registrado en igual fecha de 2020", explica un informe de GERES. No obstante, en comparación con la campaña previa, un porcentaje ligeramente mayor de la soja vendida mantuvo el precio bajo la modalidad "a fijar", lo cual implicaría que aún no había sido entregada). Por consiguiente, la soja vendida con precio firme es de 78 por ciento de la producción.
El Triángulo de las Bermudas
Los peores registros fueron para las campañas 2017-2018, con el 87 por ciento de liquidación respecto de las exportaciones declaradas, y 2018-2019, con el 89 por ciento. Las mejores fueron en 2008-2009, con el 102 por ciento y 2009-2010, con el 103 por ciento. Históricamente el promedio se ubica entre 95 y 98 por ciento. El relajamiento en los plazos de liquidación que aplicó el macrismo explican los tiempos actuales, con los cuales las empresas del sector aprovechan para "aguantar" (presionar) una devaluación que abulte sus amplios márgenes agropecuarios. A esto se suman los granos que no ingresan por el mercado formal y se triangulan por esquemas paralelos.
La Dirección Nacional de Estadística Criminal del Ministerio de Seguridad, durante el periodo enero-marzo, secuestro 2529 toneladas de soja y maíz, a través de diversos operativos de la Gendarmería Nacional, la Prefectura Naval y la Policía Federal. El decomiso respondió a que las cargas carecían de declaración jurada de la operación de producción y comercialización exigida, no contaba con la documentación que impone el código aduanero argentino o directamente por hallarlas escondidas en las orillas de ríos fronterizos, presumiblemente dispuestas para ser exportadas de manera clandestina vía Paraguay, según reconocieron a este medio fuentes oficiales.
El mecanismo de enviar barcazas a través del Paraná y río Paraguay a los puertos fluviales paraguayos, para desde allí salir como producto paraguayo sin pagar retenciones, quedó en evidencia cuando se auditó a Vicentin en el marco de la estafa del pulpo cerealero a proveedores, bancos y el Estado argentino. Según detallaron fuentes oficiales vinculadas al área portuaria, es bastante evidente cuando aumenta el uso de estos canales fluviales, dado que se nota el ingreso de mayor cantidad de camiones provenientes de provincias del norte del país. La bajante de los ríos Paraná y Paraguay son el canal más utilizado, lo que reaviva la discusión sobre el control de la Hidrovia, actualmente en manos privadas.
La característica de la evasión de granos es una alta proporción de comercio entre unidades de la misma firma, lo que permite que una empresa exporte a otra empresa importadora que, o bien está vinculada, o es controlada o controlante de la que le vende, como sucede con Molinos, Cargill, Glencore, Bunge, ADM, Dreyfus y Cofco, entre otras. Las corporaciones agropecuarias amenazan escalar el lockout de carne a los granos, dejando de exportar sus cosechas para poner en un brete al Gobierno, pero la liquidación e ingreso de divisas y las ventas concretas al exterior parecen ir por carriles distintos.