Crisis de consumo e inversión: los números que alertan en 2024 y confirman la crisis del mercado interno para lo que viene

El presente signado por la recesión se combina con lo que serían caídas de dos dígitos para el cierre del año en industria, construcción y comercio, inconsistencias en los números macro proyectados para 2025 y un consumo privado -representa el 74% del PIB- creciendo por debajo de la actividad, tres años seguidos.

23 de septiembre, 2024 | 00.05

El gobierno nacional focaliza su programa económico en lograr el equilibrio fiscal que le permita, sobre todo, hacer frente a los pagos de deuda, pero a costa de una economía real que sigue mostrando caídas significativas y con parálisis productiva en sectores clave. En relación, se espera que esta semana se conozcan los datos oficiales de actividad, consumo y salarios del inicio del segundo semestre del año, al tiempo que las proyecciones del Presupuesto 2025 ya generan dudas sobre su cumplimiento: caída del 3,8% del PIB en 2024, con eje en la recuperación del agro, pero con una industria cerrando 13% abajo, similar a la actividad comercial, mientras que la inflación se ubicaría en torno al 104% interanual, muy por detrás de las proyecciones del mercado. Para los próximos años si bien se plantea un crecimiento sería con el consumo privado mejorando por debajo del Producto Bruto, tres años consecutivos.

En la misma línea, los datos del segundo trimestre de este año muestran una caída del PIB del 1,7%, debido a que la inversión se contrajo en dos dígitos (-29,4% interanual), el consumo privado bajó 9,8% -explicación central de la caída de la actividad- el consumo público descendió 6%, y las expectativas de las empresas siguen siendo poco favorables para lo que viene: solo el 2,5% proyecta un aumento del personal en los próximos meses mientras que en lo que va del gobierno ya se registró un aumento 450 mil desocupados. 

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Aún con estos números sobre la mesa, el gobierno proyecta una recuperación 2025: se espera un crecimiento del PIB del 5%, pero con un mercado interno recuperándose por debajo de ese guarismo, lo que pondría las expectativas en la actividad primeria y de base extractiva (sector agropecuario, gas natural y petróleo no convencional, minería, energía). El optimismo de una fuerte reactivación por mayor inversión y apreciación cambiaria, se enfrenta a una recesión que al momento no da tregua. Tal es así que, si se excluye al sector agropecuario, la actividad económica se contrajo en junio 9% interanual, siendo más alta de la era Milei con la excepción de la de marzo (-9,7%), según estimó el centro CIFRA-CTA.

A su vez, alertaron que los próximos meses La Libertad Avanza enfrentará, además, un problema para nada menor: la fragilidad del sector externo. “Pese a las apariencias vinculadas al actual ‘veranito financiero’, en el bienio junio-julio se constató el inicio del déficit de la cuenta corriente del balance cambiario (-220 y -1.670 millones de dólares) en el marco de una evidente apreciación cambiaria y de la tendencia a la caída de las reservas internacionales. Si bien los ingresos por el blanqueo de capitales pueden disimular en el corto plazo esta tendencia, la perspectiva es a que se profundice”.

Consumo deprimido y actividad a la baja

Los datos oficiales de actividad económica para el segundo semestre del año muestran una caída del PIB del 1,7% interanual y del 3,4% en el primer semestre meses del gobierno de Javier Milei. De acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), el sector de la construcción sufrió la mayor contracción entre los sectores (-22,2%) seguido por la industria manufacturera (-17,4%) y el comercio (-15,7%), bajas parcialmente compensadas por la agricultura, que registró un aumento interanual del 81,2%, dada la sequía del 2023 que implica una base de comparación baja en ese año. En relación, los datos del periodo son resultado de una fuerte caída en la Formación bruta de capital fijo (inversiones) en torno al 29,4%, así como del consumo privado (-9,8%) y el consumo público (-6%).

En ese esquema, los números continúan siendo poco prometedores para la industria. De acuerdo con el texto del Presupuesto 2025 presentado por La Libertad Avanza, para la actividad industrial se proyecta una contracción del 13,3% en 2024. Al respecto, según en julio la actividad industrial registró una caída interanual (-5,4%) aunque una suba mensual desde los bajos niveles de junio (+6,9%), acumulando una baja de -14,6% en lo que va del año, según el Índice de producción industrial manufacturero (IPI-INDEC), al tiempo que el informe de actividad de la Unión Industrial Argentina (UIA) anticipó para agosto un nuevo descenso interanual y una baja en la comparación mensual, revirtiendo la mejora de julio. En el octavo mes del año volvió a acelerar la caída interanual en los despachos de Cemento (-26,5% i.a.), así como también en el sector Automotor (-18,6% i.a.), y energía eléctrica de Grandes Usuarios Industriales (-9,4% i.a.), con un comportamiento mayoritariamente a la baja al interior del rubro.

Así, “el sector industrial sigue enfrentando un panorama desafiante”, indicaron desde la central industrial y agregaron que de acuerdo a la III Encuesta UIA del año, para el 69% de las empresas de la actividad la utilización de la capacidad instalada fue menor a la considerada como óptima y la mayoría (56%) esper recuperar niveles adecuados recién a partir de la segunda mitad del 2025. Según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) la actividad manufacturera de las pymes descendió 8,7% interanual en agosto y acumula una retracción de 16,9% en los primeros ocho meses del año. “Las industrias pymes aún no muestran señales firmes como para afirmar la existencia de un cambio de tendencia o de reactivación, más que algunos focos los cuales van siendo aleatorios mes a mes”, valoraron.

Asimismo, dada la magnitud de la crisis de la industria manufacturera, nueve de cada diez empresas dedicadas a la fundición esperan una caída de la rentabilidad en 2024 y más de la mitad proyecta un menor nivel de empleo. Así lo indicó el primer informe elaborado por la Cámara de Industriales Fundidores de la República Argentina que agrupa a firmas dedicadas a la fabricación de piezas fundamentales para diversas industrias estratégicas del país, principalmente la automotriz, la siderúrgica y la de maquinaria agrícola. Según los datos, el 43% espera una “baja sustancial” de la demanda en el año y un 37% proyecta una menor inversión.

La situación no es más alentadora en el caso de la construcción. Según el Indicador sintético de la actividad de la construcción (ISAC-INDEC) si bien en julio registró una suba mensual (serie desestacionalizada) del 8%, aún continúa a la baja (-20,4%) respecto a igual mes de 2023 y el acumulado de los siete meses de 2024 se contrajo 30,9%. Según relevamientos del Instituto de Estadística y Registro de la Industria de la Construcción (IERIC) en el séptimo mes del año se evidenció una baja del 10,1% en el número de empleadores en actividad en tanto que el número de empresas activas sigue en su nivel más bajo desde el año 2006, con excepción de los registros correspondientes al año de la pandemia del COVID-19 (2020). A nivel de ocupación en la “se daría en un escenario marcado por la pérdida de casi 100.000 puestos de trabajo en los últimos diez meses”. 

Por su lado, la situación de la actividad comercial no es tan diferente. El gobierno proyecta una caída para el cierre del 2024 del 10,3%, y si bien esta semana se conocerán los datos oficiales de ventas para el mes de julio, la consultora Scentia ya anticipó que en agosto se registró la mayor caída del año en ventas de supermercados y autoservicios (-17,2% interanual). En detalle, los supermercados mostraron una disminución del 17,9% y los autoservicios del 16,5%. 

Esto coincide con la preocupante situación que enfrentan los hogares argentinos ya que el 59% indicó que en algunos de los últimos meses se quedó sin dinero y no pudo “llegar a fin de mes”. Así lo señaló una encuesta realizada entre julio y agosto por la consultora Moiguer donde se detalla que la mitad de los encuestados nota que su capacidad de consumo está “peor” o “mucho peor” que el año pasado, al punto de tener que recortar algunos gastos: 91% redujo la posibilidad de tomar un taxi, el 86% dejó de comprar chocolates y productos similares, el 85% dejó de realizar salidas en familia, y el 83% recortó compras de primeras marcas de alimentos, mientras que el 80% ya no hace asados para su familia y el 75% dejó de lado actividades deportivas. Como la otra cara de la moneda, se resaltó que el 52% está endeudado para tratar de afrontar gastos cotidianos, el 55% usó ahorros para cubrir gastos diarios y el 45% sumó horas de trabajo para generar más ingresos.

El sostenimiento del proceso recesivo no puede desvincularse de la profunda caída del consumo privado y la inversión en el marco del ajuste económico que desplegó el gobierno de Milei. El consumo privado, que representa el 74% del PIB, experimentó una caída de 9,2% entre el tercer trimestre de 2023 y el segundo de 2024. Cabe señalar que en el segundo trimestre de 2024 la caída trimestral (-4,1%) fue superior a la del primero trimestre (-3,1%), por lo que se profundizó la caída”, indicaron los investigadores Pablo Manzanelli y Leandro Amoretti, del centro CIFRA-CTA. Esto no se puede disociar de la fuerte caída salarial. “Entre noviembre de 2023 y junio de 2024 el salario real promedio de los trabajadores registrados cayó 9,8%” y ello, a su vez, “se monta sobre un proceso que lleva poco menos de 10 años de reducción del salario real: si se contrasta con el nivel de noviembre de 2015 la caída trepa al 31,8% (-20,5% durante la gestión de Macri y -4,9% en la de Alberto Fernández)”. 

En ese marco, indican que la inversión se derrumbó hasta alcanzar una reducción fue del 30,3% entre el tercer trimestre de 2023 y el segundo de 2024. “Esto anticipa las dificultades que tiene el proceso de reactivación.  El único componente de la demanda que se expande en el marco de la recesión es el de las exportaciones, pero lo hace en un escenario internacional en el que los precios internacionales tienden a reducirse”.

Inconsistencias de cara a 2025

El Gobierno proyectó que la economía crecerá al 5% anual el año que viene y los dos años siguientes, tras la contracción del 3,8% prevista para 2024 (caería -6,3% en el Consumo Privado, -4,8% el Consumo público y 22,2% en la Inversión). No obstante, de cara al 2025 el crecimiento se plasmaría en que “el Consumo Privado crece 4,5% y la Inversión, 9,9%” y “se proyecta que el Consumo Privado siga creciendo en 2026-2027 (4,3% y 4,7%). También se proyecta un crecimiento sostenido de la Inversión (9,6% en 2026 y 10,2% en 2027)”, indica el texto del proyecto de ley que ahora deberá tratar el Congreso. 

Al margen de que es un escenario demasiado optimista, se observa que es incompatible con el saldo comercial proyectado. Tomando como válidas las proyecciones, implica que en 2025 Argentina tendría un PBI y un tipo de cambio oficial muy similares a los de 2017. En ese año, el país presentó un déficit comercial (USD 15.143 millones). Para 2025, sin embargo, se proyecta un superávit comercial (USD 20.748). Esta diferencia de más de USD 35.000 millones se alcanzaría por un nivel de importaciones un 6,8% menor que ese año y un valor exportado un 40,3% superior. No hay ningún motivo para mostrar tanto optimismo respecto del volumen exportado: si bien es cierto que los precios se encuentran en un valor superior que en 2017 (+22%), el volumen proyectado para 2025 es incluso superior al de 2022, cuando los precios de las commodities se dispararon por la guerra en Ucrania”, analizaron desde el Centro de Investigación de Economía Nacional. 

A su vez, entre los principales números del Presupuesto para diciembre de 2024 se estimó un índice de Precios al Consumidor (IPC) de 104,4% interanual, esto implicaría una inflación mensual del 1,4% para los meses que restan del año, luego de que en agosto volviera a posicionarse en torno al 4% y que, a diferencia del optimismo del gobierno, las proyecciones del mercado la ubican en torno al 3,5% mensual. Al tiempo que para diciembre de 2025 se estima una suba punta a punta en torno al 18,3%.“Estas previsiones están por debajo de las expresadas en el Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM- BCRA) que tiene un aumento del IPC de 122,9% en diciembre (+18,5 puntos respecto a la proyección de presupuesto) y del 38,4% en diciembre del próximo año (+20,1 p.p. respecto a la proyección de presupuesto)”, señaló un informe de la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP). De igual manera, según las proyecciones de EPyCA Consultores, para que se cumplan los guarismos oficiales en 2025, “la inflación debería bajar a 0,8% mensual a fines del año que viene”.

En relación, el nivel del tipo de cambio nominal se estima en $1.019,9 por dólar para el cierre de este año y de $1.207 para cerrar el 2025. Por su parte, el REM refleja un tipo de cambio de $1.025,4 por dólar para diciembre y de $1.514,6 para fines del año próximo (+47,7% interanual). "Esta proyección sugiere que el Gobierno no planea avanzar en la liberación de los controles cambiarios, dado que implicaría un tipo de cambio oficial en diciembre de 2025 menor en términos nominales al dólar MEP actual” agregaron desde el Centro de Investigación de Economía Nacional.

En relación, mientras el objetivo central de la política económica se limita a la desaceleración del proceso inflacionario vía la fuerte contracción de la oferta monetaria local y la relativa estabilización del dólar oficial, hay un factor no menor que puede comprometer el plan del gobierno: “a partir de julio se advierte el agotamiento del proceso de recuperación de las reservas internacionales que habían aumentado entre noviembre y junio con un papel central de la generación de nueva deuda con los importadores. En cambio, a partir de julio se perdieron 1.558 millones de dólares de las reservas brutas y 4.626 millones de dólares de las líquidas porque se empezó a regularizar el pago de importaciones, hubieron importantes vencimientos de deuda y se empezaron a utilizar reservas para intervenir en los dólares paralelos para frenar la ampliación de la brecha cambiaria”, advirtieron desde el centro CIFRA-CTA.